El Euroblog
La moral de franceses y ucranianos (Javier Aguilar, Estrasburgo)
Mejor dicho, el estado de ánimo. Porque si hablamos de moralidad en Francia, entramos en un vergel con voces contrapuestas y difícil escapatoria. Pues bien, el estado de ánimo de los franceses, no es que esté por los suelos, que no lo está, pero no pasa por sus mejores momentos. Todavía tienen motivos para el optimismo, tras conocer que Francia no ha entrado en recesión en el tercer trimestre del año, a diferencia de la zona euro que lo ha hecho, por primera vez en su historia, y saborea las hieles de los efectos de la crisis.
Dice el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee) que el pesimismo en el Hexágono estaba en 2006 en un nivel de -30 (el nivel lo determina la diferencia entre respuestas positivas y negativas), que el año siguiente el optimismo avanzó 20 puntos y que el pasado mes de octubre ha tocado ¿suelo? hasta casi el -50.
Hay datos que llevan al pesimismo: ha aumentado el paro en el último año (en algunas regiones hasta el 5,5%), con la excepción de cuatro regiones, entre ellas Alsacia. Las empresas siguen cerrando (con una media interanual del 17%) y la construcción sigue en caída controlada, no libre como en España.
Por el contrario el último IPC cayó un 0,1%. Aun así, los compradores (casi siempre madres) empiezan a ir a la compra sin sus hijos para gastar menos (en caprichos, se supone). No lo digo yo, lo han constatado los responsables de las grandes superficies.
No se por qué la gente no acaba de creerse que 1 euro de 2002 vale ahora 1,095. De hecho, a los franceses les preocupa más su poder adquisitivo que su salud.
A 2.000 kilómetros al este de Estrasburgo, en Kiev (Ucrania) deben estar maldiciendo que la crisis financiera no se haya quedado sólo en eso (el FMI les ha concedido un préstamo de 16.400 millones de dólares para afrontar la situación), sobre todo los políticos, que ven cómo la crisis va a provocar el aplazamiento, si no la anulación, de las elecciones legislativas anticipadas, previstas el próximo 14 de diciembre, que ya habían sido aplazadas una semana porque la fecha original era el 7 del último mes del año. Aquí, por lo que se ve, las legislativas sólo duran un año y no los cinco de rigor, ya que los ucranianos acudieron a las urnas anticipadamente en septiembre de 2007, después de los comicios legislativos celebrados en marzo de 2006.
Con lo fácil que sería que aparcaran sus diferencias personales los dos líderes proeuropeos, el presidente Yuschenko, y la primera ministra, Timoshenko. Hace sólo cuatro años tiñeron de naranja la nueva democracia ucraniana y en octubre de 2010 los veremos enfrentarse, previsiblemente, en las presidenciales.
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