El Euroblog
Sarkozy suelta lastre
Tras un mes en la picota por sus vacaciones tunecinas, finalmente ayer el presidente de la República francesa, Nicolas Sarkozy, dejó caer a su ministra de Asuntos Exteriores, Michèle Alliot-Marie. MAM, como es conocida en Francia, era un lastre difícil de soportar por un presidente que ve cada día más difícil su reelección en 2012.
Un mes de revelaciones del semanario satírico "Le Canard Enchaîne"han podido con un peso pesado de la derecha francesa desde los tiempos de Chirac. Desde 2002, Alliot-Marie (64 años) ha ocupado las carteras de Defensa, Interior, Justicia y, desde noviembre pasado, Exteriores. A pesar de no haber pertenecido a su círculo, Sarkozy la mantuvo en sus Gobiernos tras hacerse con el Elíseo en 2007 por su trayectoria política y su fama de tecnócrata eficaz.
Precisamente, su dilata experiencia política hace más sorprendente sus errática reacción ante la revuelta tunecina. Primero por ocultar que había viajado al país magrebí junto a su pareja, el ministro de Relaciones con el Parlamento, Patrick Ollier, en un avión privado de Aziz Miled, un empresario cercano al autócrota Ben Ali. Luego por cometer la torpeza de ofrecer el buen hacer francés en materia antidisturbios al agónico régimen. Finalmente, la revelación de que sus padres aprovecharon sus vacaciones tunecinas para invertir en una empresa inmobiliaria de Miled fue la gota que hizo rebosar el vaso de la paciencia del presidente francés.
Sarkozy no ha tenido más remedio que aceptar la dimisión de una ministra cuya cabeza no se cansaban de reclamar la oposición, la Prensa y el 52% de los franceses, y acometer la cuarta remodelación gubernamental de los últimos doce meses. Quien ha salido mejor parado de esta crisis ha sido el "número dos"del Gobierno, Alain Juppé. El hasta ahora ministro de Defensa volverá a ocuparse de la Diplomacia francesa, una tarea que ofrece al político una nada despreciable exhibición mediática. Tras su primer paso por Exteriores, fue nombrado primer ministro por el presidente Jacques Chirac en 1995. ¿Qué le reservará el destino ahora?
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