El Euroblog

Una celebración agridulce

Una celebración agridulce
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Un año más, el 9 de mayo celebramos el Día de Europa con un aluvión de actos más o menos vistosos. Este año, sin embargo, el aniversario de la Declaración Schuman, germen del proceso de construcción europea, ha pillado a la UE en medio de una crisis de identidad. En plena madurez, Europa es consciente de todos los logros cosechados desde aquella Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA), pero también de sus miserias y sus miedos.

Un año después de aprobar el primer rescate financiero a Grecia, la eurozona se encuentra con un Estado griego ahogado de deudas hasta el cuello que no puede hacer frente a sus compromisos. Y esto ocurre en medio de las discusiones sobre el rescate a Portugal y la oposoción de muchos países de poner más dinero para salvar a los eslabones más débile de la unión monetaria.

¿Quién será el siguiente?, ¿permanecerá Grecia en el euro?, se preguntan muchos, no sólo los enemigos de la moneda común. Los planes de rescate son un buen instrumento para evitar la suspensión de pagos de un país, pero imponen una pesada losa que impide la inversión y la vuelta al crecimiento económico.

El otro frente al que se enfrenta la UE es la revisión de los Acuerdos de Schengen que los grandes países europeos quieren descafeinar para combatir la ola de inmigrantes que llegan del norte de África. Es curioso observar cómo quien recibe el 90% de los "sin papeles"de Europa, Grecia, se opone decididamente a restringir Schengen. En cambio, Dinamarca, que tan lejos está del Mediterráneo, decide unilateralmente restablecer sus controles fronterizos para combatir la delincuencia.

La tentación de reabrir las fronteras interiores no contribuirá, precisamente, a dar respuestas a largo plazo a la inmigración, un problema europeo que requiere una solución europea. ¿Acaso los inmigrantes no pueden trasladarse de un país a otro gracias a la Europa sin fronteras? Entonces, ¿por qué no se pone en marcha una política de inmigración y asilo común que reparte la responsabilidad entre todos los Estados miembros?

Frente a estos retos, se hace mucho más evidente la falta de liderazgo en Europa, especialmente en los cinco "grandes". Merkel quiere una Europa cada vez más alemana. Italia está fuera de juego ante los problemas judiciales de Berlusconi. Reino Unido, que siempre se ha conformado con un gran mercado europeo, está inmerso en sus recortes presupuestarios. A Sarkozy sólo le preocupa la política a corto plazo, es decir lograr su reelección en 2012. España está hipotecada por una grave crisis económica...

Pese a todo lo dicho, quedémonos con lo bueno, que es mucho y merece celebrarse (moneda única, mercado común, ampliación, libre circulación de personas, valores comunes...). La UE es víctima de su propio éxito.