Estreno

«El mercader de Venecia»: Shylock vuelve a perder

Autor: W. Shakespeare. Dramaturgia: S. Pinkas. Director: I. Ronen. Escenografía: S. Tur. Vestuario: M Zabar. Reparto: A. Ophir, Y. Sweid, H. Feldman, R. Matatov, Y. Sade... Corral de Comedias. Alcalá de Henares, 12-VI-2013.

«El mercader de Venecia»: Shylock vuelve a perder
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Vencido, arruinado y humillado tras su célebre juicio contra el mercader Antonio, Shylock, el usurero de la Giudecca, arrastra su maleta en silencio por el escenario. Acaso este poético epílogo, un añadido mudo del director Ilan Ronen en la versión de «El mercader de Venecia» que ha inaugurado el Festival Clásicos en Alcalá, junto a una escena en la que los jóvenes venecianos se mofan y golpean al judío al comienzo, sean los únicos aportes verdaderamente originales de esta producción. Con esas dos ráfagas se intuye, fugazmente, una nueva lectura moral de Shylock, en la que sería, al menos, tan víctima como villano. No se podía esperar menos de una producción de Tel Aviv, la de la compañía Habima. De hecho, se podía esperar más, pero la fidelidad a Shakespeare pesa y cuesta diferenciar las interpretaciones posibles en el plano del análisis teórico de las que cabría extraer de otras versiones de la misma tragicomedia.

Con todo, el trabajo de Ronen es hermoso en sus formas y medido y rítmico en sus tiempos: Habima funciona como una agrupación de altura, con danzas y cantos en los que el folclore se da la mano con el verso, y en los que se intuye lo mejor del teatro europeo, con mucho y muy efectivo humor, trazos de la escuela rusa y homenajes al carnaval y a la commedia dell'arte. Entregado con entusiasmo, un reparto joven compone sin pega alguna el «dramatis personae», con una musicalidad alejada del naturalismo en la que brillan las Porcia y Nerissa de Hilan Feldman y Rinat Matatov, respectivamente, y el enorme Shylock, éste sí en un código más realista –curiosamente, no choca con el trabajo del resto–, de Yigal Sade. En su expresión sí que intuimos que hasta Shylock tiene sangre y es fácil comprender su odio.