Castilla y León
Juan Vicente Herrera: «No hemos estado muy ágiles al explicar las medidas»
Juan Vicente Herrera. Presidente de Castilla y León
Es el único barón del PP que lograría la mayoría absoluta en la España autonómica, según la encuesta de intención de voto realizada por el CIS, de cara a los comicios del 24 de mayo. Algo de lo que el presidente de Castilla y León no quiere ni oír hablar. Le parece «la mejor manera de perder el crédito». «No ahoguemos la esperanza con la euforia», advierte Herrera, una vez y otra. Por lo tanto, insiste: «Humildad, respeto». La esperanza que se necesita –puntualiza este burgalés de 59 años–, «sólo se puede regar con seriedad, con realismo, con trabajo, con llaneza y buen hacer».
–¿Cómo ve el presidente de Castilla y León la política nacional, a dos semanas de las elecciones municipales y autonómicas?
–Mi predecesor decía aquello de que España no se acababa en el Paseo en la Castellana. Siguen renovándose los gobiernos de la Nación y, en muchos casos, no precisamente nutridos por gentes que hayan hecho el municipalismo o el autonomismo útil que nosotros hacemos. Algunos siguen considerando que el debate político se sustenta entre la Plaza de la Cibeles y la Puerta del Sol. Lo cual no deja de ser una calamidad. Lo estamos viendo en temas donde lo que recibimos es experiencia y conocimiento y, por el contrario, lo que observamos es falta de sensibilidad de quien ni conoce ni padece, como es de la minería.
––Madrid, Madrid, pedazo de la España en que nací... Un bonito chotis.
–No me tire de la lengua. Hay muchos imbéciles en Madrid que cuando han diseñado planes de racionalización del régimen local de los ayuntamientos decían que había que eliminarlos. Todavía hay algún partido que sostiene que hay que hacer la fusión fría de los municipios. Esto sí que es una desgracia.
–Para desgracia, señor Herrera, la corrupción.
–Como presidente de partido y de gobierno eres un hacedor de equipos. Yo he procurado rodearme de personas de ese perfil y me siento orgulloso de la inmensa mayoría. Pero acabamos de tener un episodio enojoso con el tema de las eólicas. Es la constatación, después de catorce años, de que nadie está libre de equivocarse. La corrupción desgasta, hace daño. Pero creo sinceramente que la política en Castilla y León es, en general, un ejercicio limpio de servicio.
– La despoblación y el paro...
–Hay un cansancio justificable de las personas, de las familias, de los parados, de los empleados públicos; la crisis ha sido muy dura y la recuperación –cierta en muchos casos– no es percibida todavía por miles y miles de familias. Pero algo estaremos haciendo bien, cuando estos días precisamente, hemos visto reducir en 25.000 el número de parados en Castilla y León, concretamente. Y lo que es más importante, se han creado 22.000 puestos de trabajo. Pero sí, es verdad, todavía hay más de 200.000 desempleados. Así que nada de complacencias. Lo que tenemos es mucho trabajo por delante. Sin olvidar nunca que el mérito de esta recuperación se encuentra en esas personas anónimas que han asumido sacrificios.
––Y, de la despoblación, ¿qué me dice?
–Hoy, desgraciadamente, la pérdida de población es un problemón. Un drama asociado a la crisis económica que sufre toda España. Desde hace tres años, como consecuencia de la crisis, los saldos migratorios son negativos. Y, desde el punto de vista vegetativo, son muchas las regiones europeas en las que son más las personas que se mueren a las que nacen. No se trata de lanzar balones fuera, pero estamos ante un problema con una dimensión que nos excede. Llevo tiempo insistiendo, sin que parezca que tenga mucho éxito, que estamos ante un problema de Estado que merecería respuestas de Estado y una estrategia europea en condiciones. La mejor política de población, no nos engañemos, es un dinamismo económico que determine que, a través de muchos años continuados, seamos capaces de crear puestos de trabajo. Porque la vida está donde está la vida y el empleo es la clave de las decisiones familiares, de cualquier proyecto personal.
––Dice usted que parece que no lo han hecho tan mal. No piensan así todos los españoles.
–Los paisanos son sabios y saben las circunstancias y lo que hemos hecho. Saben que, mientras unos no existían políticamente –que son los que ahora nos corrigen– y otros huyeron para no tomar decisiones, como los socialistas, que no aprobaron un presupuesto y dejaron un papelón a Mariano Rajoy, otros hemos tenido que tomar decisiones. Reconozco que las medidas que se han tomado han sido duras, impopulares –hasta contradictorias–, y que nos pueden pasar factura. Pero es que alguien las tenían que tomar. Sinceramente creo que no lo hemos hecho tan mal, pese al escenario de dificultades.
–¿No será que son ustedes un poco torpes a la hora de explicar las cosas? No sé, parecería...
–Algo de eso tal vez haya. Pero no sé ensañe. Es verdad que no hemos estado muy ágiles a la hora de explicar esas medidas en tiempo y forma y, sobre todo, a la hora de contar con pelos y señales la repercusión que tuvo la decisión de Mariano Rajoy de eludir el rescate. Un rescate que le pedían los directores de los bancos y la oposición, que se lo había dejado preparado como una bomba de relojería. Un rescate tiene unas repercusiones. Las podemos ver en nuestros hermanos portugueses. En cómo están sus pensiones, su Sanidad. En lo que tienen que pagar para una simple atención, o cómo se encuentran sus autovías, convertidas todas en autopistas de pago.
––Podemos, Ciudadanos, un entorno social distinto...
–Y muy complicado. Un entorno político en el que esas marcas nuevas que han surgido –que quieren ser salvadoras–, y que, bienvenidas sean, nos plantean unas elecciones mucho más difíciles, mucho más ajustada, donde se habla de la muerte del bipartidismo, de la ruptura de las mayorías absolutas, de posibles pactos a los que no hay que tenerles miedo. Nosotros, que hemos tenido que administrar desde el año 1991 mayoría absolutas, porque los ciudadanos lo han querido, lo hemos hecho desde el Diálogo Social, desde el entendimiento, desde la concordia. Llegan unas elecciones donde todo es más complicado, todo más difícil, pero todo más apasionante.
–A propósito de esto, señor presidente: 14.000 candidatos del PP sólo en Castilla y León. Cientos de miles en toda España...
–Los que figuramos más, los que salimos en la prensa somos unos petulantes. Son esos candidatos anónimos en los que nos tenemos que mirar. Servidores los 365 días del año, las 24 horas, en pueblos y ciudades. Alcaldes y concejales con sentido de lo público, que trabajan hasta la extenuación, que son útiles. Es a ellos a los que hay que agradecer –y no sólo a los del PP, sino a los de todos los partidos– que estén ahí por nada en ayuntamientos de pequeño tamaño, para asegurar los servicios sociales, para que nada falte a las familias, a los jóvenes, a las personas mayores.
–Dice usted que esta tiene que ser la campaña más explicativa y argumentativa de nunca...
–Veo que toman ustedes buena nota de todo lo que digo. Hacen bien, hacen bien. Pues sí nuestra campaña va a sera más explicativa y más argumentativa que nunca. El proyecto del PP, nunca se podrá construir desde la negatividad. Por supuesto que tenemos debilidades y problemas que resolver, es evidente. Están ahí y los conocemos. Pero también contamos con unas fortalezas y unas oportunidades tremendas. Por ejemplo, en el tema municipal, frente a los que lo diseñan con esa frialdad y esa frivolidad, frente a los que pretenden la supresión, la fusión fría de los municipios, frente a todo eso, nosotros queremos cuatro años de un proyecto nuevo de financiación y de ordenación; de participación. Y no vamos a dejar pasar una en esto. Alzaremos la voz cuantas veces sean necesario. Una de mis obligaciones es ser reivindicativo con el Gobierno de España en temas de financiación autonómica, en el cumplimiento de nuestras obligaciones, en la bajada de impuestos.
–No va a gustar. Volverá usted a tener problemas.
–Mi primera obligación es defender los intereses de quienes me han votado. Alcé la voz y no le gustó al ministro Montoro, cuando se busco una fórmula de que sólo se ayudará a las comunidades que acudieron al FLA ¡Qué pasa que los que lo hicimos bien no somos hijos del mismo Reino! Parecía lógico y sigo reivindicándolo. Y voy a seguir erre que erre. Es el principal favor que nos pueden hacer, junto con la reforma urgente del modelo de financiación, cuando finalice la excusa que ha impedido no abordar esa reforma: la existencia de la crisis.
A la cabeza de España
Lo dicen las últimas encuestas: Juan Vicente Herrera es el barón del PP mejor valorado y más respetado de la España autonómica. Las razones hay que buscarlas en sus catorce años de gobierno al frente de Castilla y León. En su firmeza frente al Gobierno de la Nación, sea el que sea, en defensa de su gente. ¿Por qué los ciudadanos de los pueblos van a ser de segunda?, se pregunta Herrera. Y advierte para que nadie se lleve a engaño: «El día que yo tenga que renunciar a disponer de escuelas donde seamos capaces de juntar a cuatro niños, o de un centro de salud allí donde hace falta, o prescindir de las residencias de mayores que están en el medio rural, por el hecho contundente de que allí la población está más envejecida, ese día yo iré a Madrid y depositaré las llaves. No tendría ningún sentido el seguir. Si algo he aprendido en estos años es la lección de aguante y fortaleza, la aportación de tantas mujeres y hombres».
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