Elecciones generales
Hombre mayor de 40, el voto decisivo
Los 24,3 millones de españoles de más de 40 años, que tradicionalmente se inclinan por el bipartidismo, serán la clave en estas elecciones
Los 24,3 millones de españoles de más de 40 años, que tradicionalmente se inclinan por el bipartidismo, serán la clave en estas elecciones
Todos los partidos echaron el viernes el cierre a sus campañas con la vista puesta en los pactos. Hoy se celebrarán unas elecciones sin precedente en democracia porque pueden abrir la puerta a un Congreso en el que el partido mayoritario no supere el 30 por ciento de los votos, según han pronosticado las encuestas, y en el que las dos fuerzas mayoritarias hasta ahora compartan equilibrios con dos partidos nuevos, Podemos y Ciudadanos.
Tanto se mira a los pactos que en Moncloa incluso se han preparado para un largo proceso de negociaciones que puede obligar al Gobierno a estar en funciones durante un par de meses. El precedente cercano está en las elecciones de 1996 y en la negociación que entonces el PP tuvo que poner en marcha con los nacionalistas para asegurarse un acuerdo de investidura. José María Aznar ganó aquellas elecciones a Felipe González con 156 escaños, pero lejos de la «mayoría suficiente» que se había fijado. El PSOE se quedó con 141 diputados. Las crónicas de entonces hablaban también el día siguiente de la cita con las urnas de que España entraba en una fase de difícil gobernabilidad. Ahora son cuatro los partidos que se reparten en distinta proporción la tarta de escaños, y al PP, como lista más votada, los sondeos no le han concedido la ventaja por ellos ansiada de llegar al menos a los 130 escaños. Pero serán las urnas las que hoy decidan en unas elecciones a Cortes Generales, las duodécimas de la democracia, que estarán muy marcadas por los votantes mayores de cuarenta años.
Su voto será decisivo porque son 24,3 millones frente a los 12,2 millones de ciudadanos menores de cuarenta. La proporción es prácticamente de 2 a 1 favorable a los mayores de 40. Por franjas de edades, los españoles llamados a votar el 20-D que están en la horquilla de entre 18 y 29 años son 5,6 millones. Entre 30 y 44 años, 10,2 millones. Entre 45 y 64 años son 12,1 millones. Y los que cuentan con 65 y más años representan 8,6 millones, según los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Esta radiografía demográfica de la España llamada a decidir hoy la conformación del nuevo Congreso y Senado revela que a medida que avanza la edad de los electores se incrementa su participación. Así, entre los menores de 30 años se registra la mayor abstención, concretamente del 35 por ciento. Que baja al 25,1 por ciento entre los españoles de 30 a 44 años, y se reduce al 24,5 por ciento entre los que cuentan entre 45 y 64 años. Entre los que tienen 65 y más años la abstención es tan sólo del 22,2 por ciento. En cuanto a la participación, también cabe resaltar que el segmento con una mayor movilización es el de los ciudadanos de 65 años y más, donde la voluntad de acudir a las urnas llega al 77,8 por ciento. Los pensionistas, voto muy peleado por el PP en estas elecciones, están en líneas generales muy movilizados.
Si la medida se hace tomando como parámetro el género de los votantes, entre los seguidores de Ciudadanos y Podemos predominan los hombres frente a las mujeres. En Podemos, el 56,4 por ciento de sus votantes son hombres frente al 43,6 por ciento que son mujeres. Y en Ciudadanos, el porcentaje es de 55,8 por ciento hombres y 44,2 por ciento mujeres. Todo lo contrario sucede entre los votantes del PSOE, en donde la mayoría son mujeres. Concretamente el 55,1 por ciento frente al 44,9 por ciento de hombres. Y en el electorado del PP se equilibran ambos géneros.
En el voto por edad, la foto sociológica de nuestro país queda marcada por el hecho de que entre los menores de 45 años se imponen con mucha diferencia Podemos y Ciudadanos, mientras que entre los mayores de esa edad es más significativo el voto que se decanta en favor de los dos partidos tradicionales. Los menores de 45 años son los más críticos con el bipartidismo. Si se entra al detalle, los menores de 30 años son los que más se abstienen, llegando al 35 por ciento. Pero, al mismo tiempo, son el segmento donde proporcionalmente se vota menos al PP y al PSOE. Los dos partidos tradicionales reciben el 21,2 por ciento del total del censo de 18/29 años, frente al 30 por ciento que suman Podemos y Ciudadanos. En la franja siguiente, la de 30 a 44 años, hay una situación de equilibrio entre ambos bloques. Mientras que PP y PSOE reciben el respaldo del 30,3 por ciento del censo; Ciudadanos y Podemos ostentan el 30,1 por ciento. La situación cambia a favor del bipartidismo en el segmento de 45/64 años, en donde el 41,7 por ciento opta por PP o PSOE y sólo el 18 por ciento por Ciudadanos y Podemos. La brecha se amplía entre los votantes con 65 años o más. Aquí PP y PSOE reciben el apoyo del 55,6 por ciento del censo, frente a únicamente el 10,1 por ciento de Ciudadanos y Podemos.
En la España llamada hoy a votar se observa por primera vez en democracia una importante fractura generacional. Los menores de 45 años, quienes no eran mayores de edad durante la Transición, ni participaron en los procesos electorales de entonces, se muestran beligerantes con el «sistema» y son los que más han interiorizado el crítico diagnóstico sobre la realidad política, institucional y económica realizado por los partidos emergentes. El mensaje del «cambio» ha calado de lleno en ese segmento de la población. Ahí es donde están los votantes que quieren hacer un ajuste completo a los gobiernos de la crisis, tanto al PP como al PSOE. Y ésta es la razón que explica que los sondeos hayan coincidido en pronosticar que el PSOE no se beneficia del coste electoral que paga el PP por la gestión de la recesión económica.
Esta noche la sorpresa sería que el resultado fuese claro y que no hubiera una fragmentación del voto que abriera un largo periodo de negociación de pactos postelectorales. Serán, además, los primeros comicios que se celebran en un nivel de alerta 4, que inevitablemente también afecta al dispositivo electoral de una jornada en la que están llamados a votar 36,5 millones de españoles. La seguridad de los comicios se ha reforzado con 1.700 agentes más que en otras convocatorias. La abstención y los indecisos serán decisivos en el resultado final si las urnas confirman la fragmentación del electorado anunciada por las encuestas.
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