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Iglesias, eufórico, pelea por arrebatar al PSOE la izquierda

Pablo Iglesias durante un acto de campaña electoral
Pablo Iglesias durante un acto de campaña electorallarazon

Pablo Iglesias sabe que la ventana de oportunidad de su proyecto político es estrecha. Dentro de cuatro años –si, como parece, la recuperación económica termina por convertirse en una realidad insoslayable–, la retórica de la indignación de la que se nutre Podemos sonará más a hueco que hoy: esa es la razón de que, desde muchos puntos de vista, la cita de mañana en las urnas constituye una prueba de fuego definitiva para Iglesias y la nueva izquierda que encarna su marca política.

Las estadísticas que se han venido publicando a lo largo de esta campaña electoral apuntan a que Podemos ha sido el partido que mejor ha aprovechado estas dos semanas de campaña. Los estudios de intención de voto suelen ser muy conservadores con el partido de Iglesias, por lo esta tendencia al alza es más significativa.

El propio candidato, que comenzó desplegando toda su artillería pesada contra el PSOE al comienzo de estas dos semanas, frenó en seco esa táctica y se centró en los ataques a Rajoy y al legado del PP. Salvo el vacío de Manuela Carmena, que se ha negado a hacer campaña para Podemos, y el fiasco del mitin en Madrid, en el que no se consiguió llenar la Caja Mágica, el partido de Iglesias ha movilizado con eficacia a sus bases.

Desde hace meses, Podemos ha ido disfrazando su mensaje originario de extrema izquierda para seducir a un electorado más amplio y, una vez fagocitada Izquierda Unida, pasar a cebarse en los votantes tradicionales del PSOE. En esta operación de maquillaje político se ha volcado la maquinaria de comunicación de este joven partido, mucho más refinada y eficaz que las de las fuerzas política del bipartidismo y, de lejos, la que mejor sabe «crear un relato» que, más que explicar propuestas racionalmente, va encaminado a transmitir sensaciones y emociones con las que enganchar al votante indeciso.

Ejemplo claro de esta táctica es una frase pronunciada ayer por Iglesias poco antes del penúltimo mitin de campaña: «El domingo las urnas se va a llenar de sonrisas y de cambio», eslógan de lógica emocional que, no significando nada, viene a significarlo todo en una sociedad en la que el tiempo para la reflexión cada vez más tiende peligrosamente a cero.

El último tramo de la campaña se dedicó a paliar el gran talón de Aquiles de Pablo Iglesias como candidato: todos coinciden en que es un político combativo y un hábil comunicador, pero pocos ven en él a un presidente del Gobierno de España solvente.

Su discurso ayer en Valencia estuvo centrado en este aspecto, en presentar una imagen de solvencia y responsabilidad de Estado. ¿Calará su mensaje? La respuesta, en 24 horas.

La campaña en 5 frases: del «cambio» a la «máquina de amor»

- «Quiero ser presidente del Gobierno no para ser vuestro jefe, sino para ser vuestro empleado»

- «Hay que poner las instituciones y la economía al servicio de la gente»

- «El cambio va a tener tono, estilo y actitud de mujer. Un tono que escuche, que no grite y que tenga al mismo tiempo esa firmeza de las madres cuando defienden a sus hijos»

- «Podemos es una máquina de amor. Es el momento del cambio y de la ternura».

- «Los demas hacen promesas. Nosotros ofrecemos garantías»