Papel
Pantallas y banderas en un ambiente de final de Liga
En la sede del PP la animación la puso Nuevas Generaciones. Lleno y «mucho ánimo» en Ferraz. Poco más de un centenar de seguidores en C’s y Podemos, en cuyo centro social se rió algún tropiezo de Pablo Iglesias
Si no fuera por lo que estaba en juego, podría decirse que el ambiente de las sedes de los partidos antes y durante el debate «decisivo» –el adjetivo se utilizó anoche, y mucho– era el propio de las peñas de fútbol que se juegan, pongamos, una final de Liga de Campeones. Y la parafernalia y el colorido no eran para menos. Desde las grandes banderas –que enarbolaban especialmente los entusiastas seguidores de PSOE y Podemos–, las pancartas de Ciudadanos o el azul de las camisetas que uniformaban a los populares, la cosa se animaba además con las consabidas consignas y gritos de ánimo por parte de todos, militantes y simpatizantes, que contaban además con una nutrida representación en el propio plató, no menos entusiasta, sino todo lo contrario, testigo como era de un combate dialéctico histórico, el primero de la democracia a cuatro bandas.
En la sede de los populares en la calle Génova eran muy conscientes de que se trataba de un duelo de «tres contra el PP, contra Soraya Sáenz de Santamaría», como apuntó Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación. Fuentes del partido trasladaron además que el vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez-Maillo, estaba siguiendo el debate «tranquilo y confiado en la seguridad que transmite quien tiene que tomar decisiones difíciles», en referencia a la experiencia de la vicepresidenta del Gobierno, que fue jaleada y aplaudida por entusiastas miembros de Nuevas Generaciones.
En Ferraz, los seguidores del PSOE mostraban «mucho ánimo» ante el desafío que abordaba su líder, Pedro Sánchez, que afrontaba un especial cara a cara con un rival del PP, aunque no fuera Mariano Rajoy y, precisamente por este motivo, esgrimían su mantra desde el minuto uno como conjura ante una eventual derrota: la pugna ya la había perdido Génova desde un principio por haber enviado a Sáenz de Santamaría en lugar del presidente del Gobierno. Lo dijo la diputada María González en los momentos previos –incluso en Twitter hicieron circular la etiqueta #DóndeEstáRajoy–, pero ya lo había advertido el propio Sánchez, que se pasó por el cuartel general una vez terminada la cita televisiva, como hizo cuando zanjó el envite a tres de hace una semana y ayer esperaban sus acólitos, que no se vieron defraudados. Se instalaron grandes pantallas para no perder detalle de cuanto ocurría, con lleno en las instalaciones de la sede federal del PSOE. Entre los presentes, Antonio Hernando, portavoz en el Congreso, la candidata Meritxell Batet y miembros del comité electoral del partido.
Por su parte, el equipo de Albert Rivera puso a disposición de sus seguidores su nueva sede de la calle de Alcalá para no perder detalle del evento, con una enorme pantalla acorde con el acontecimiento. «Te esperamos a partir de las 21:00. ¡No te lo pierdas!», animaba la formación naranja desde Twitter. Unos 120 asistentes hubo finalmente que, ya metidos en faena, arrancaron en aplausos ante algunas intervenciones del líder naranja, aunque predominó el silencio para no perder detalle. Rivera también les recompensó con su presencia una vez liberado de los focos.
La «morada» podemita
En el caso de Podemos, el evento se siguió desde la primera sede social –«morada», como denominan a estos espacios– que abrieron los podemitas, ubicada en el madrileño barrio de Embajadores. Estaban presentes candidatos como la ex de IU Tania Sánchez, Pablo Bustinduy, Rafa Mayoral o José Manuel López; diputados autonómicos como Pablo Padilla y Miguel Ardanuy o la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, además de la plana mayor del partido emergente, excepto Irene Montero e Íñigo Errejón, que acompañaron a Pablo Iglesias a los estudios de Atresmedia. El habitual «Sí se puede» pudo escucharse en repetidas ocasiones en el centro social, que cuenta con bar, tienda, aula de formación y espacio de reuniones. Ayer, poco más de un centenar de simpatizantes seguían el debate, pendientes también de las redes sociales a través de los teléfonos móviles. Una de las anécdotas la protagonizó el momento en que Pablo Iglesias se embarullaba al pronunciar el nombre de la consultora PricewaterhouseCoopers. No fue el único tropiezo del podemita, festejado con buen humor por los suyos.
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