Política

Desafío soberanista: Defensa de la ley, soluciones políticas y un referéndum

El PP insiste en que «lo que es España lo decidimos entre todos» y el PSOE reclama que haya «diálogo»

Los cuatro candidatos posan antes del debate
Los cuatro candidatos posan antes del debatelarazon

El desafío independentista en Cataluña, como era de esperar, salió a la palestra durante el debate. Soraya Sáenz de Santamaría dejó claro desde un principio que la unidad de España no es negociable, mientras Pedro Sánchez reclamaba «una solución política para una crisis política» y Rivera recordaba a Pablo Iglesias, rebatiendo su defensa de un referéndum soberanista, que «Cataluña no es el Sahara».

Sáenz de Santamaría negó que durante la última legislatura, con el PP en el poder, se haya incrementado el número de independentistas. «No es cierto, se ha visto en los últimos comicios –se defendió–. Si en Cataluña se han pagado los servicios públicos y a los proveedores es porque este Gobierno ha trabajado por Cataluña. Pero este Gobierno no puede negociar con la unidad de España». La vicepresidenta hizo hincapié en que si el Ejecutivo permitiese que se incumpla la Ley en Cataluña «no seríamos una nación».

Albert Rivera abordó la cuestión negando que sea antinacionalista y citando a Camus: «Quiero tanto a mi país que no puedo ser nacionalista». «Yo me presento a presidente del Gobierno de España, pero quiero que Cataluña siga siendo parte de España», añadió.

El líder de C’s quiso dejar claro que «no todas las reivindicaciones que vienen de Cataluña son injustas, muchas son justas, como las de la financiación, pero la solución no es la ruptura con España».

Rivera y Pablo Iglesias tuvieron un rifirrafe a cuenta del referéndum que Podemos defiende que se pueda celebrar en Cataluña. «Cataluña no es el Sahara, Pablo», le espetó Rivera al líder de Podemos. «Esto es absurdo, esto no es un debate jurídico», le contestó Iglesias. «Hay gente que piensa que si nos independizamos tendremos menos paro o menos corrupción. No es cierto», dijo el cabeza de lista de Ciudadanos. «Reformar España también puede beneficiar a los catalanes», añadió Rivera.

Pedro Sánchez comenzó por dejar caer que el independentismo «ha crecido como la espuma» y señaló a dos políticos: «El culpable es Artur Mas, pero el responsable es Mariano Rajoy». La comparación molestó a Santamaría, que negaba con la cabeza y le reprochó la «equidistancia». Sánchez, mientras, predecía que «en cuanto el PP pase a la oposición y quitemos el tapón de Rajoy estoy seguro de que el PP también apoyará la reforma constitucional». Y quiso despejar cualquier duda: «El partido Socialista ha demostrado que cuando está en el Gobierno es garante de la unidad de España». «Soluciones políticas a una crisis política», remachó.

En su peor momento del debate, Iglesias se hizo un lío comparando el derecho a decidir de Cataluña con la Andalucía que, según él, «votó» en 1977 si seguía siendo parte de España. Las marcas de sudor en las axilas parecieron agigantarse mientras repetía a sus oponentes (e incluso a los moderadores): «No se pongan nerviosos».

«¿No te preocupa que tu partido se convierta en una fuerza marginal en el País Vasco y Cataluña?», interpeló Iglesias a Sáenz de Santamaría, quien le insistió en que «lo que es España lo decidimos entre todos, por eso no se pueden hacer consultas de ese tipo».