Adelanto electoral
Arranca la campaña de las elecciones en Extremadura: que significa y por qué los partidos pegan carteles a medianoche
Los líderes políticos ya pueden reclamar el voto para sus candidatos en el territorio extremeño tras el inicio del periodo electoral
00:00. Desde esa hora han dado comienzo 15 días de campaña electoral en Extremadura que llegarán a su fin el próximo día 19 de diciembre. Sin contar la jornada de reflexión en la que no se puede reclamar el voto ni realizar actos de campaña electoral, los candidatos de los partidos completarán su agenda con diversos actos en su campaña para convencer a los ciudadanos durante dos semanas en todo el territorio extremeño. Aunque todos los líderes nacionales han acompañado a los miembros provinciales desde la primera semana de noviembre, de manera oficial, la campaña comenzará con la tradicional pega de carteles.
Entre las agendas oficiales, aunque se espera que todos los líderes secunden el inicio de la campaña, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha reservado un espacio en Extremadura para acudir a Almendralejo en la pegada tradicional de carteles con motivo del inicio de la campaña electoral.
Desde las 23:55, aguardará la llegada de la medianoche para poder pegar los primeros carteles con la cara de la líder del PP, María Guardiola, que convocó las elecciones en Extremadura ante la pinza para aprobar las cuentas de la Comunidad Autónoma. Serán los ciudadanos los que depositen su voto para cambiar los números en la Asamblea de Extremadura, ya que no se producirá una mayoría absoluta. Respecto a los sondeos electorales la favorita es la popular, María Guardiola.
Qué significa y por qué los partidos pegan carteles a medianoche ante las elecciones de Extremadura
A raíz de la llegada de las primeras elecciones bajo el régimen democrático en España, los candidatos de los partidos junto con simpatizantes y voluntarios inauguraron el 15 de julio de 1977 la tradición que se ha mantenido invariable. Es cierto, que la participación ha decaído ante la instauración y la normalización de las elecciones, sin embargo, existen diversos fieles que abogan por no perder la tradición con las nuevas herramientas y los carteles para empapelar las calles y las farolas de las ciudades.
Reducido al anacronismo desde hace varios años y sin las brochas utilizadas en las primeras elecciones que elevaron al poder al primer presidente de la Democracia, Adolfo Suarez, el significado se reduce a un aspecto más simbólico que político. Ahora bien, pese a que las personas hayan reducido su participación no deja de ser el pistoletazo de salida para quede una manera oficial se pueda pedir el voto para los candidatos. Desde ese momento pasarán entre 15 y 20 días, dependiendo el proceso electoral y la extensión que tiene en todo el territorio nacional, hasta que los ciudadanos con derecho insertan su voto, o en su defecto optan por la abstención. Con los resultados la obligación de los políticos es formar Gobierno.
La importancia del mensaje y el lugar para los candidatos
"Ya no es lo que era". Tanto para los partidos como para los ciudadanos, la pegada de carteles ha reducido su impacto en España y no se destina una gran cantidad económica. Sin un gran impacto el lugar y el mensaje que se apunta es lo importante. La pegada de carteles se utiliza para multiplicar el espacio en los medios de comunicación con 'performance' que quedan grabadas en la memoria de los ciudadanos.
En las elecciones municipales celebradas el 24 de mayo de 2015, el exlíder de Ciudadanos, Albert Rivera, utilizó un spray adhesivo para comenzar la pegada de carteles junto a la candidata por Barcelona. Misma importancia se la da al lugar para enviar un "mensaje original" antes de comenzar con el primer acto de campaña que suele ser por la tarde. Con el objetivo de ligar su ideario a la población agrícola, en los mismos comicios Podemos se marchó a Zamora, donde residía, al menos en aquel momento el padre del cofundador de la formación.
Con la llegada de las redes sociales, el declive de la pegada ha aumentado. Ahora son cada vez menos los adeptos que acuden para mantener viva la tradición.