Gobierno

Sánchez a Casado: “No romperé el pacto con ERC”

Cita en Moncloa sin acuerdo. Sánchez confirma a Casado que ninguna oferta le hará romper su pacto con los independentistas. El presidente del Gobierno presionó al líder del PP para forzar la renovación del Poder Judicial

El presidente del gobierno Pedro Sanchez recibe en el Palacio de la Moncloa al lider de la oposicion Pablo Casado.
El presidente del gobierno Pedro Sanchez recibe en el Palacio de la Moncloa al lider de la oposicion Pablo Casado.Jesus G. FeriaLa razon

Moncloa se apresuró ayer a utilizar la entrevista entre Pedro Sánchez y Pablo Casado para alimentar el discurso del «bloqueo» del PP. Éste parece que era el principal objetivo del encuentro, que sirviese de coartada para decir que por ellos no es, que la culpa es del otro, mientras siguen adelante con la negociación con ERC y con la puesta en marcha de la mesa bilateral entre el Gobierno de la Nación y la Generalitat, sin límites en la agenda. Y la agenda del secesionismo incluye la autodeterminación y la amnistía para los líderes del «procés» condenados por sedición por el Tribunal Supremo.

No se había aún presentado ante los medios el líder del PP para valorar el encuentro cuando el argumentario de Moncloa ya circulaba entre los periodistas: «El Gobierno constata que el PP sigue en su estrategia de bloqueo». «Constata» así lo que sabía que iba a ocurrir, como también lo sabían en la dirección nacional del PP, que la entrevista estaba condenada a un fracaso rotundo, sin más sentido que el uso, al servicio de sus intereses, que una y otra parte pudieran hacer de la fotografía sellada en Moncloa

Casado se presentó con una «oferta de pactos y de estabilidad», la misma que realizó antes de la investidura, y que exige que Sánchez rompa sus acuerdos con ERC y se levante de la mesa bilateral que imponen los secesionistas. Lo que supone, en suma, que cambie de socios de gobierno. De ese cambio en la política en Cataluña dependen los demás acuerdos, explicó Casado a Sánchez, como ayer adelantó este periódico. También el de la renovación del Poder Judicial y de las demás vacantes institucionales. Sánchez le confirmó a Casado que ninguna oferta le hará romper su pacto con los independentistas. «No romperé el pacto con ERC», puede ser el resumen de la conversación «cordial», según las dos partes, que presidente del Gobierno y líder de la oposición mantuvieron en La Moncloa.

Por más que Moncloa busque coartadas para poner sordina a su política de alianzas con Podemos, independentistas y nacionalistas no hay trasvase posible en esta Legislatura entre el Gobierno y el principal partido de la oposición. Por los socios de Sánchez. Pero también porque a Casado le restringe el margen de diálogo la posición de Vox a su derecha. Para conseguir su investidura Sánchez ha traspasado líneas rojas que el propio PSOE renunció a cruzar en 2019, lo que llevó a las elecciones de abril. Y sin una rectificación, las vías de diálogo y acuerdo entre Gobierno y Partido Popular están cegadas por completo.

En la renovación del Poder Judicial los populares tienen la sartén por el mango: el acuerdo les hará perder en todo caso cuotas de poder, pero, además, han encontrado en la política en Cataluña el «escudo» perfecto para no moverse porque eso daría más espacio, como ayer confirmó Casado, a las «cesiones del Gobierno» dentro de su pacto con ERC para «desjudicializar el conflicto». La renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) fue uno de los temas que más preocupó y ocupó a Sánchez en la reunión. Según la versión popular, buscó «presionar» para conseguir el control del CGPJ, una vez que ya tiene el de la Fiscalía General del Estado con el nombramiento de Delgado, «pero no vamos a colaborar en ello».

Descortesía en Moncloa: comunicado antes de que hable el líder del PP
Es una norma no escrita pero que, habitualmente, se respeta. Cuando un mandatario político visita La Moncloa, el invitado comparece ante los medios y, a continuación, la Presidencia del Gobierno –bien a través de un comunicado o a través de una comparecencia– informa de lo sucedido. Ayer, con motivo de la cita entre el presidente Sánchez y Pablo Casado, esta norma de cortesía no fue respetada por el equipo de Comunicación del Gobierno. Antes de que Casado compareciese en la sala de Prensa, Moncloa aseguró en un comunicado que la reunión había servido para constatar que «el PP sigue instalado en su estrategia de bloqueo». El Ejecutivo no informó en este escrito de la batería de medidas que Casado trasladó al presidente.
«La reunión ha evidenciado que el PP no ha variado ninguna de sus posiciones, a pesar de su responsabilidad como principal partido de la oposición», aseguraban desde Moncloa. Tras esta circunstancia, fuentes del PP subrayaron que «antes incluso de comenzar la reunión, Sánchez tenía muy claro que quería vender al PP como el partido del bloqueo y la crispación: ya lo dijo ante el Comité Federal del PSOE, donde se dedicó a atacar e insultar al PP. Pero Casado ha acudido a Moncloa con un Compromiso Por España y una serie de acuerdos para solucionar los problemas reales de los españoles». Desde el PP consideran que la estrategia del Gobierno de anticiparse a la comparecencia de Casado choca con la realidad de que el líder popular tendió su mano a Sánchez para negociar los presupuestos si rompe con los independentistas: «Ante este ofrecimiento, Sánchez ha respondido tratando de boicotear la comparecencia de Casado con unas “fuentes” de Moncloa hablando de bloqueo y no recogiendo los planteamientos de Casado».

Casado acudió a Moncloa porque no tenía más remedio como jefe de la oposición. Y Sánchez le convocó, mes y medio después de la investidura, para acompañar con una imagen el eslogan de que mantiene su compromiso de que ésta sea la Legislatura del diálogo. El resultado de la reunión fue la nada en materia de acuerdos, lo que anticipa el erial en el que acabará convertida la Legislatura en el recuento de pactos de Estado o de reformas estructurales de calado que demandan el entendimiento entre el Gobierno y el principal partido de la oposición, como puede ser la financiación autonómica o las pensiones.

Incluso en Cataluña es imposible que cuaje un acuerdo de futuro sin tener en cuenta al líder de la oposición, como experimentó el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero con la reforma del Estatuto catalán de 2006.

La política sobre Cataluña lo condiciona todo. Casado marcó ayer como rectificaciones imprescindibles por parte de Sánchez que renuncie a la mesa de diálogo con la Generalitat, que garantice la inhabilitación de Quim Torra, que no revise los tipos de sedición y de rebelión para beneficiar a Oriol Junqueras y a los demás condenados por el Supremo, y que haga una política económica liberal que baje los impuestos y garantice que se cumplen los objetivos de déficit. Una enmienda a la totalidad de la política y las alianzas del PSOE.

La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, se despachó con duras críticas contra Casado en una rueda de prensa en Moncloa. Y puso el acento en aquello que más preocupa a Sánchez, su «actitud negacionista», que le lleva a no querer negociar la renovación de organismos como el CGPJ.