España

Miguel Ángel Revilla: «Es necesario un acuerdo entre el PSOE y el PP. Viene un cataclismo económico»

El presidente cántabro llama a la necesidad de que el PSOE admita “los errores y actuar sin prepotencia”. Cree que “el PP debe arrimar el hombro para hacer frente a esta crisis”

Lo que más destaca de su conversación es hasta qué punto se esfuerza en contenerse para no caer en la crítica en su mensaje político. Prefiere hablar de consensos y dejar la evaluación de la gestión para más tarde. Su referencia es el pacto del 77.

–¿Cómo valora la gestión del Gobierno de la pandemia?

–Esta epidemia era imprevisible, nadie podía imaginar hace dos meses que hoy nos encontraríamos en la situación en la que estamos, por lo que nos cogió a todos desprevenidos. Es evidente que no estábamos preparados para combatir un virus nuevo de estas características. Los primeros días estábamos a falta de todos los medios necesarios y se cometieron errores, como la centralización de todas las compras a través del Ministerio de Sanidad que, desde el traspaso de las competencias a las comunidades autónomas, tiene sus competencias y su capacidad de gestión muy mermadas. Esa decisión se tuvo que rectificar de inmediato, cuando se constató la incapacidad para gestionar la enorme demanda de productos sanitarios que teníamos en todas las comunidades. De todos modos, no soy partidario de las críticas en este momento. Hace falta unidad política para combatir esa pandemia y el virus económico que viene detrás y que va a tener consecuencias tremendas.

–Pero las críticas le llegan al Gobierno de todas partes. También sus socios han endurecido el tono. ERC, hasta el PNV. ¿Por qué cree que la desafección es tan generalizada?

–En una situación dramática como la que vivimos la crítica al Gobierno siempre es fácil y más cuando los problemas se prolongan en el tiempo. Yo no lo haría, no lo estoy haciendo, porque creo que es un error utilizar una crisis como ésta para tratar de obtener réditos políticos. Pero menciona usted partidos que tienen sus propios intereses y que además van a afrontar unas elecciones a corto plazo.

–¿Le parecen desleales?

–Es el juego político. Por desgracia hay gente que acostumbra a ser desleal frente a cualquier cosa que hace el Gobierno y a la que le vale todo para defender la separación de España.

–¿Está fallando la política en esta emergencia nacional?

–No, no puede fallar, al menos no los grandes partidos en el Gobierno y en la oposición. En una crisis de estas dimensiones hace falta una gran responsabilidad para estar a la altura. Yo creo que, hasta ahora, más allá de los errores y las críticas, ha habido una unidad razonable entre la mayoría de las fuerzas políticas y espero que vaya a más y se concrete en el gran pacto que va a ser necesario para afrontar el futuro.

–¿Hace falta otro acuerdo como los Pactos de la Moncloa?

–Necesario no, imprescindible. Lo he dicho desde que comenzó la epidemia, tras la crisis sanitaria vamos a vivir un auténtico cataclismo económico, que no va a ser comparable a nada que hayamos vivido antes en España. Ni siquiera al crack del 29. Tenemos un Gobierno inestable que ya tenía dificultades para salir adelante en condiciones normales. Ahora será imposible que perdure sin un acuerdo con el principal partido de la oposición.

–¿Pero realmente ve posible el consenso con la bronca que cada semana se escenifica en el Congreso?

–Insisto, más que posible, imprescindible. Hay que hacer concesiones para hacer posible lo que es necesario. Y en este momento es necesario un acuerdo entre el PSOE, que debe admitir los errores y actuar con modestia y sin prepotencia, y el PP, que debe demostrar su responsabilidad como partido de Estado y arrimar el hombro para hacer frente a esta coyuntura.

–¿En qué formato sería más fácil avanzar en esos grandes acuerdos? ¿La comisión parlamentaria es un marco razonable?

–A mí el Parlamento me parece un buen lugar para llegar a acuerdos, no sólo entre las fuerzas políticas, sino también con los agentes económicos y sociales.

–Decía que no hay acuerdo si no participan los dos principales partidos. ¿La responsabilidad es compartida?

–Por supuesto, ya lo he apuntado. Yo apelo al gran pacto de 1977, que fue posible en una situación muy complicada. Debe ser la referencia y el modelo a seguir. En España hay que actuar como lo están haciendo también en el resto del mundo, en Alemania, en Estados Unidos, en Portugal. Probablemente quien más tiene que perder es el Partido Popular, pero a la larga será lo más beneficioso para sus propios intereses. Ese acuerdo lo están reclamando también la mayoría de los ciudadanos.

–¿Habla con el presidente del Gobierno?

–Hablar no. Le veo todos los domingos en la Conferencia de Presidentes, que nos reúne durante 5 horas. Esa reunión es una sucesión de monólogos, del presidente y de cada uno de los presidentes autonómicos, en el que casa uno expone su visión y sus problemas, pero sin que haya un diálogo. No sé si se toma nota de lo que planteamos cada uno. Fui de los primeros en plantear la necesidad de relajar el desconfinamiento para los niños, o las mujeres embarazadas, para la práctica de deporte... He pedido voz para las comunidades autónomas en la desescalada, porque nadie conoce mejor el territorio que quienes vivimos en él. España es muy plural y este tipo de decisiones no pueden venir impuestas desde Madrid.

–Veo que se suma a la queja de que el Gobierno impone y no consulta ni debate.

–La declaración del estado de alarma ha devuelto al Gobierno central todas las competencias y esa situación ha dado lugar a errores, como la centralización de todas las compras a la que ya me he referido y que tuvo que ser rectificada a los dos días. Es cierto que ha habido poca consulta y poco diálogo con las comunidades autónomas, a las que se nos reúne una vez a la semana básicamente para darnos cuenta de medidas que ya han sido decididas. Probablemente es necesario más diálogo y más consultas, y, sobre todo, que se nos haga caso.

–¿Cómo debe hacerse la desescalada?

–De forma progresiva y teniendo en cuenta en primer lugar las recomendaciones de los expertos y las peculiaridades de cada territorio. Este proceso no se puede dirigir desde Madrid. Es necesario que las autonomías tengamos voz, porque somos los que mejor conocemos la realidad de nuestra comunidad. No es lo mismo planificar la desescalada en una gran ciudad como Madrid que en una comarca rural como Liébana o los valles pasiegos en Cantabria.

–¿Por qué explica usted que España haya sido uno de los países con más víctimas y más contagiados?

–España es el tercer país más turístico del mundo y tiene además una población altamente envejecida, lo cual ha contribuido sin duda al contagio y a la tasa de mortalidad. Además, aquí se da otra circunstancia, que tiene que ver con nuestra manera de ser y de vivir. Yo estuve una vez en Finlandia y me llamó la atención la contención y la escasa vida social. Aquí somos efusivos, nos gustan las aglomeraciones y el contacto personal, un foco propicio para los contagios.

–¿Sus sanitarios han tenido los medios que necesitaban?

–Ahora sí, pero cuando estalló la crisis no. No estábamos preparados para una pandemia de estas características y sufrimos graves carencias y enormes dificultades para paliarlas. Hubo momentos en los que era casi imposible acceder al material que necesitábamos, no dábamos abasto a atender las necesidades.

–¿Y test?

–Con los test también hemos tenido problemas, que hoy ya están superados y Cantabria es una de las comunidades que más test rápidos y PCR está llevando a cabo. Ya se han realizado más de 22.000. Además, a partir del lunes vamos a llevar a cabo test serológicos de detección de anticuerpos a 2.100 personas de toda la región para estimar la prevalencia de la COVID-19 entre la población, dentro del estudio epidemiológico que se va a desarrollar a nivel nacional para conocer las verdaderas dimensiones de la epidemia y adoptar las medidas de salud pública más apropiadas. Con una muestra de esas dimensiones, en Cantabria y España vamos a tener una imagen muy fidedigna de la situación real.

–¿La crisis sanitaria está reflejando los problemas de la descentralización del Estado autonómico?

–En absoluto. Yo sigo creyendo que las autonomías han traído a España la época de mejor esplendor económico y me parece que en esta crisis también han puesto de manifiesto su capacidad para actuar en defensa de su territorio. Las autonomías han funcionado bien en el ejercicio de sus competencias, los fallos han venido del intento de centralizar la gestión.

–¿Qué coste económico teme usted que tenga la crisis?

–Yo calculo una recesión del 10% para este año y entre el 3 y el 4% para 2021. Si conseguimos una vacuna que permita erradicar el coronavirus antes de un año, creo que estaremos en condiciones de recuperación a partir de 2022.

–¿Y qué política económica haría falta?

–Necesitamos una política económica liderada por la Unión Europea, hay que habilitar recursos para que nadie quede atrás. El Banco Central Europeo debe emitir deuda no imputable a los países y distribuirla en función de la población y la afección de la pandemia en cada Estado.

–¿Puede ser la peor tragedia desde la Guerra Civil?

–Sin ninguna duda. Es la mayor tragedia que hemos vivido desde la guerra, nunca antes habíamos sufrido una caída económica de estas dimensiones, que nos retrotrae de golpe a niveles de hace 10 años, con un crecimiento del paro tremendo. Va a ser una tragedia la caída del turismo, que en España es un factor de desarrollo muy importante. Aunque algunos lo toman a broma, yo sostengo que el dinero es papel y ahora hay que tirar moneda, como está haciendo EE UU. No hay riesgo de devaluación porque todos están haciendo lo mismo.