Réquiem político

El reciente debate sobre la cuarta prórroga de la alarma ha puesto de manifiesto algunas novedades, en especial la fractura –veremos si transitoria– de la mayoría del bloque de la moción de censura de hace dos años, prorrogada en la última investidura de Sánchez.

Cambiar ERC por Cs representa, en términos políticos, un giro copernicano de la agenda del Gobierno, hasta ahora centrada en la negociación del «conflicto político» en Cataluña. Junqueras ya lo ha advertido: «O uno u otro».

Ayer ya percibimos un detalle importante de este viraje, en la constitución de la Comisión parlamentaria para la «Reconstrucción social y económica»: En la votación para elegir su presidente, hubo dos candidaturas propuestas por PSOE y PP; pero ni ERC votó a Patxi López, ni Cs a Ana Pastor... La sesión se redondeó con una inédita división del centro derecha, al votar diferente sus tres integrantes, PP, Vox y Cs. Ese claro distanciamiento entre quienes gobiernan conjuntamente en Madrid, Andalucía, Castilla y León, Murcia, etc, no es un buen mensaje para la estabilidad política venidera, conveniente siempre e imprescindible en estos momentos de gravísima recesión. Tras lo visto, sobran comentarios acerca del futuro del «gran Acuerdo nacional» necesario para afrontar la crisis. Las palabras de López a los miembros de la Comisión, instándoles a olvidar rencillas y enfrentamientos, con la vista puesta en el enorme reto a superar, que obliga a unir esfuerzos, sonaban a «música celestial». Pero de réquiem político.