Política
Imprescindibles en el cementerio
Nadie cuestiona la formación cultural y académica de Cayetana Álvarez de Toledo, así como su brillantez literaria y expresiva en la defensa de sus ideas, pero un portavoz parlamentario es, por definición, «el que da voz» a un grupo de muchos diputados, con diferentes sensibilidades, y a los que hay que saber dirigir en la complicada actividad del día a día del Congreso.
Cualquiera que la conociera –y quien la nombró tenía motivos sobrados para ello–, debía saber que es una mujer que aporta cualidades muy dignas de ser aprovechadas en el proyecto del PP, pero en absoluto adecuadas a la función que se le encomendó. Su nombramiento fue un error, y no ha sido menor la forma de corregirlo. Ciertamente, se ha despedido con poca elegancia, mordiendo la mano que la había nombrado para la portavocía y para la cabecera de la candidatura al Congreso por Barcelona; lo cual, con unas elecciones en el horizonte, introduce en el partido en Cataluña un efecto contagio poco oportuno.
Por lo demás, revelar detalladamente el contenido de una conversación privada, densa, larga y sensible como la mantenida con Casado, es una deslealtad que la cuestiona para el futuro. Y conste que formula alguna denuncia muy fundamentada. El presidente del partido en Cataluña ha reiterado que Cayetana es «una voz imprescindible, libre y culta». No cuestiono que sea libre y culta, pero «de imprescindibles, amigo Alejandro, están los cementerios poblados» –que diría Sancho.
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