Política
Moderación, tibieza, sumisión
Una muestra de que el Gobierno se ha apropiado de la semiótica del lenguaje y domina el perímetro del debate político es que Sánchez e Iglesias den la credencial de «moderado». Parece que algunos confunden la moderación con la tibieza, las formas con el fondo, y la moderación con la carencia de principios, convicciones y valores sólidos.
Al parecer, llamar a las cosas por su nombre y defender convicciones profundas es alejarse del «centro» político, donde presuntamente se encuentra la victoria electoral. Tres partidos políticos que asumieron el «centrismo» como identidad política –UCD, CDS, y CS– tuvieron un éxito tan efímero que debería mover a la reflexión.
El centro es una posición que se refiere a los extremos y, por tanto, no tiene identidad propia, se define siempre en función de las posiciones de los demás: relativismo en estado puro e incapacidad o renuncia al debate de las ideas, la denominada como «batalla cultural».
En España se ha impuesto la estrategia política consistente en dejar a la izquierda la imposición de sus ideas y a la derecha su gestión –y, además, tildándola solo a ella de «extrema», una muestra más de la sumisión que padece–. El resultado es que la izquierda ha transformado la sociedad, mientras la derecha sanea la economía.
Al final, tenemos una sociedad sin fibra moral para reaccionar cuando el paraíso socialista aparece nítido ante nuestros ojos. Eso sí, todo muy «moderado y centrado».
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