Policía Nacional

La Policía desmantela en Toledo la mayor plantación subterránea de marihuana

El zulo, construido por una banda de rumanos, tenía una extensión de 300 metros cuadrados

Aspecto del zulo donde se plantaba la marihuana
Aspecto del zulo donde se plantaba la marihuanajmzto

Agentes de la Policía Nacional han desmantelado la mayor plantación de marihuana hallada bajo tierra hasta la fecha por agentes de este cuerpo. El zulo en el que se ocultaba el cultivo ilegal estaba excavado a cuatro metros de profundidad en una finca propiedad de uno de los detenidos, albergaba un sofisticado laboratorio con 1.022 plantas de cannabis y tenía una extensión aproximada de 300 metros cuadrados.

A principios del mes de septiembre, investigaciones paralelas que se estaban llevando a cabo en las comisarías de Ciudad Real y Alcázar de San Juan revelaban la posible existencia de un nuevo cultivo, de grandes dimensiones, que se había instalado en Toledo en el mes de agosto. Desde entonces, los agentes especializados en la lucha contra el tráfico de estupefacientes de ambas comisarías junto con la Comisaría Provincial de Toledo, llevaron a cabo una estrecha colaboración que permitió confirmar las sospechas sobre el terreno.

Así, en apenas veinte días, los investigadores localizaron el lugar exacto en el que se ocultaba el cultivo ilegal. Se trataba de una finca situada en el paraje del Cerro de los Palos, muy próximo a la capital toledana, en la que residía un clan familiar de origen rumano. Aunque a simple vista no había nada en la finca que hiciera evidente la existencia del cultivo, ni se divisaba construcción alguna que pudiera albergarlo, los agentes detectaron un fuerte y característico olor a marihuana. Además, hallaron indicios claros de que en el terreno se habían llevado a cabo obras en las que se habían realizado considerables movimientos de tierra, lo que les llevó a la convicción de que la plantación se encontraba oculta en una construcción subterránea.

Cuando accedieron a la propiedad para realizar el registro, encontraron un orificio en el terreno, semioculto bajo cartones, palés de madera y cajas, a través del cual se accedía a un “zulo” de aproximadamente 300 metros cuadrados, cuyo uso exclusivo era albergar un completo y sofisticado laboratorio para el cultivo intensivo de cannabis, que obtenía la energía eléctrica para funcionar, a pleno rendimiento, a través de dos conexiones ilegales a la red pública.

La excavación, realizada a cuatro metros bajo tierra, escondía 1.022 plantas de marihuana en diferentes fases de crecimiento, algunas de las cuales estaban ya listas para ser recolectadas. Además, este primer habitáculo estaba conectado con una segunda estancia en la que estaban instalando la infraestructura necesaria para ampliar el laboratorio y que conectaba con otra salida, situada al otro extremo de la finca.

Cuando los policías accedieron al zulo encontraron en el interior a tres varones, que en ese momento se estaban encargando de las labores de mantenimiento de la plantación. El cuarto arrestado llegaba a la finca minutos después, a bordo de una furgoneta, que permitiría relacionarles en otros hechos delictivos.

A raíz del hallazgo se procedió a la detención de cuatro varones, uno de ellos menor de edad, como presuntos autores de los delitos de tráfico de drogas y defraudación de fluido eléctrico. La sofisticada y costosa instalación, las medidas de seguridad adoptadas y la elevada cantidad de sustancia estupefaciente intervenida, indican que la intención de los arrestados era dedicarse a la distribución de marihuana a gran escala. De haber continuado con su actividad ilícita, este laboratorio hubiera reportado a los detenidos una cosecha que podría oscilar entre los 150 y los 200 kilogramos de cogollos de marihuana.