Opinión

Desahogo anual

No hay “ni pizca de autocrítica en esta montaña de irrealidad y egoísmo donde chapotean los partidos a base de mensajes vacíos, consignas y argumentarios refritos”

Tres mujeres caminan frente a la lona que han colgado las juventudes del PP en las inmediaciones de la sede del Partido Socialista, a 29 de diciembre de 2022.
Tres mujeres caminan frente a la lona que han colgado las juventudes del PP en las inmediaciones de la sede del Partido Socialista, a 29 de diciembre de 2022.Eduardo ParraEuropa Press

Todas las generaciones pretenden ser únicas, pasar a la Historia como extravagancias de la voluntad, el tesón y el poder. Nosotros no seremos menos, nos agarramos al destino para llevarlo hasta las aguas de nuestra playa y ahí moldearlo hasta marcarle las iniciales. Esto el Gobierno lo tiene claro y así lo siente cuando los líderes se palpan el pecho tocando sus medallas, saboreando la salina sangre de sus heridas de guerra, guiñando con un ojo al pasado cómplice. Este 2022 que se muere ya en los almanaques, que enterraremos uva tras uva mañana, sirvió para perfilar una nueva manera de hacer política. Ficción constante, gestos a costa de los contribuyentes, parcialidad, y conchabamiento legal para salvar el culo a toda costa. Como en los retablos milagreros hemos vivido suficientes bochornos como para rellenar tres ábsides enteros de una catedral: «Sanchez pactando con los golpistas», «Los feos al Rey del presidente», «Montero reteniendo el dinero de las autonomías», «Yolanda Díaz acorrala a los empresarios», «Irene Montero en su purgatorio», «El adiós de Casado». Ni pizca de autocrítica en esta montaña de irrealidad y egoísmo donde chapotean los partidos a base de mensajes vacíos, consignas y argumentarios refritos. La democracia va de ceder un poco cada cual para que todos podamos tocar el balón sin que nadie pierda el partido, pero nadie parece entenderlo. Ni la oposición del PP y Vox, que no terminan de encontrar su espacio ni quieren entender que la calle lo que pide es vivir mejor y menos gaitas mitineras. En 2023 parece que seremos más pobres, que las bombas continuarán cayendo sobre Ucrania, que la sombra del Covid revoloteará sobre nuestras cabezas, que la IA suplantará a los seres humanos, que llegarán unas elecciones y luego otras, que la vida pública, nauseabunda a veces, no frenará aunque pidamos todos la hora. Feliz 2023.