Toni Bolaño

El pacto del agua de borrajas

El presidente del PP lanzó la propuesta para desmarcarse de Vox, que pone en un saco, y de los enemigos de la Constitución y España, que pone en otro por ser los aliados del PSOE

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo (c), y la secretaria general del Partido Popular, Cuca Gamarra (i) durante la clausura de la jornada parlamentaria ‘Garantías del Estado de Derecho
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo (c), y la secretaria general del Partido Popular, Cuca Gamarra (i) durante la clausura de la jornada parlamentaria ‘Garantías del Estado de DerechoFernando SánchezEuropa Press

El lugar estaba bien elegido, la sede donde se promulgó la Constitución de 1812 en Cádiz, ciudad que el PP aspira a recuperar. La propuesta, el estandarte que ha enarbolado Alberto Núñez Feijóo desde que llegó al PP, e incluso antes: que gobierne la lista más votada. Las filtraciones previas señalaban un camino para municipales, autonómicas y locales. Todo indicaba que Feijóo iba a marcar la agenda con un antes y un después.

Antes que el líder bautizará su diatriba, el verso suelto habitual tiró un jarro de agua fría. Isabel Díaz Ayuso lo dejó claro: eso vale para municipales pero no para autonómicas. Y recordó que ella es hoy lo que es porque hizo un pacto de perdedores con Vox y Ciudadanos. Lo mismo que López Miras en Murcia, Mañueco en Castilla y León y Moreno Bonilla en Andalucía. A la presidenta madrileña solo le faltó decir «yo pactaré con quién me dé la gana», poniendo música a la opinión general entre los barones del PP que no quieren vetar ninguna posibilidad. Es decir, no quieren vetar a Vox. Y Feijóo, una vez más rectificó y solo ofreció el Pacto del agua de borrajas que tiene las patas cortas y poco contenido. De hecho, ayer mismo el presidente Mañueco justificó no romper con VOX, no adelantar elecciones en su Comunidad y enseñó la trastienda de su pacto sobre el aborto al reconocer que se debía mejorar la comunicación y que eran medidas pro vida. Ergo, Mañueco reconoce que el PP avaló la propuesta de Vox.

El líder popular limitó su propuesta a las municipales. Pero a 110 días del inicio de la campaña electoral suena a postureo, porque para que sea alcalde quién tenga más votos se necesita modificar la ley orgánica 5/1985 de Régimen Electoral General. El destinatario de la propuesta, el PSOE, no la había recibido, ni ha habido contactos, mal camino si realmente se quiere ir más allá del vocerío mediático.

El antes y el después de Feijóo pasará sin pena ni gloria. Sus propuestas de calidad democrática, con cargas constantes contra Pedro Sánchez, contrastan con el bloqueo del PP al Constitucional, primero, y hoy por hoy al Consejo General del Poder Judicial. Ciertamente, casan poco o nada.

El presidente del PP lanzó la propuesta para desmarcarse de Vox, que pone en un saco, y de los enemigos de la Constitución y España, que pone en otro por ser los aliados del PSOE. En el caso de los independentistas catalanes y vascos la propuesta es ciertamente surrealista y cae en saco roto porque el PP no existe como fuerza local en Cataluña, con la excepción de la Badalona de Xavier García Albiol y el pequeño pueblo de Pontons, y solo tiene dos alcaldes en Euskadi también en pequeñas poblaciones. Feijóo se esmero en poner en cuestión los pactos del PSOE porque Podemos y nacionalistas porque son «enemigos declarados» del Estado, pero evitó decir lo mismo de Vox que se llena la boca de España pero que ataca la Constitución por no aceptar ciertos preceptos como el Estado de las Autonomías o califica al Gobierno de ilegítimo.

Quizá por este motivo, Feijóo se ha abstenido de ser contundente también con respecto a las generales. Además, hoy por hoy, guste o no, nuestro sistema es parlamentario y no presidencialista. O sea, el presidente lo elige el Parlamento sumando el mayor número de diputados. Si realmente se quiere cambiar el sistema de elección, recurrente debate preelectoral que tras los comicios duerme el sueño de los justos, que los partidos presenten sus propuestas tras las generales. Ya les avanzo que no lo harán porque lo de ayer de Feijóo fueron fuegos de artificio concretado en el Pacto del agua de borrajas, algo insípido, sin sustancia y sin importancia. Feijóo trató de lanzarlo controlando la dosis y ha tenido que rebajarla tras el capón de Ayuso, porque ya se sabe que en dosis desmedidas las borrajas llevan a las náuseas.