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Adiós al activista amable

Pedro Zerolo, junto a Pedro Sánchez
Pedro Zerolo, junto a Pedro Sánchezlarazon

Pedro Zerolo no logró superar un cáncer de páncreas que padecía desde enero de 2014 n Cientos de personas despidieron ayer en la Casa de la Villa al secretario de Movimientos Sociales del PSOE.

A Pedro González Zerolo (Caracas, 1960), el «activista amable», como le conocían algunos de sus adversarios políticos, le ha fallado el tiempo poco antes de iniciar una nueva etapa en su trayectoria política, pues ayer mismo, el día de su muerte, hubiera jurado como diputado de la Asamblea de Madrid, tras haber sido elegido en la lista encabezada por Ángel Gabilondo. Decía el viejo profesor, Tierno Galván, que «en las tragedias griegas, el destino siempre termina venciendo al hombre». También ha ocurrido en el caso de Zerolo, aunque al destino le ha costado mucho trabajo derribarle. Desde que le dieron la fatal noticia de que padecía un cáncer con pronóstico muy negativo, sacó su raza combativa, su espíritu de lucha continua, para pelear y no rendirse ante lo que el destino le había deparado. Y con el dolor clavado en su abdomen, caminaba por la senda de la política con el mismo entusiasmo que el día que entró en ella. Jamás perdió la sonrisa, ni el ánimo, incluso bromeaba sobre su rápido enflaquecimiento y la pérdida de ese cabello abundante y ensortijado. No hace mucho, le llamé por teléfono para interesarme por su estado, y me dijo, con ese dulce acento canario que nunca perdió: «Yo, como en la canción de Mecano: hoy no me puedo levantar... Y aunque el dolor me lo impida, procuro ponerme en pie y salir a trabajar».

Fue en la lista de Trinidad Jiménez a la alcaldía de Madrid en 2003 y obtuvo escaño, repitiendo en todos y cada uno de los comicios posteriores. Doce años como edil en la Casa de la Villa, donde ayer fue velado su cuerpo, fueron suficientes para mostrarse como un luchador que mantenía sus ideas y era capaz de dialogar, discrepar y coincidir dentro de un tono amable y sensato. Esa faceta suya la conocí muy de cerca cuando ambos participamos durante una larga temporada en las tertulias televisivas del Canal 33.

Este abogado de carrera y de vocación, en su pelea por hacer posibles las reivindicaciones sociales, fue presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales; miembro de la ejecutiva del PSOE como responsable de ONG y Movimientos Sociales, y presidente del Partido Socialista de Madrid desde el pasado mes de febrero. Su condición de activista se puso de manifiesto de forma muy especial cuando lideró la lucha por sacar adelante la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo, que finalmente vio la luz del Parlamento en 2005.

Dicen que el entonces presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, se fio de la experiencia y de los consejos de Zerolo para llevar a término una ley muy controvertida, y que permitió al propio Zerolo casarse con el hombre de toda su vida, Jesús Santos, 19 años su pareja, hoy su viudo inconsolable, porque los más allegados ensalzan el gran amor que se profesaban.

Ayer, cientos de personas (entre los que se encontraron los líderes socialistas Pedro Sánchez, Rubalcaba y Zapatero, que coincidieron) quisieron darle un último adiós en el patio de cristales de la Casa de la Villa, antesala del viejo salón de Plenos del Ayuntamiento de la capital, en el que Pedro trabajó dedicado a la política municipal entre 2003 y 2011. El pésame, igual que le pasó en vida, fue más allá de colores políticos.

El día en que debía prometer su nueva responsabilidad como diputado regional, se nos fue Pedro Zerolo, el discrepante amable, el hombre que utilizaba la palabra para convencer y la resistencia moral para no rendirse, la buena persona y el amigo de todos. Como en las tragedias griegas, el destino termina venciendo al hombre. Descansa en paz, amigo Pedro.