Lenguaje
Al detalle
Los gestos que hablan de un hombre de Estado
Estrecha las manos. Las dos. Un gesto que refleja la impronta de Don Juan Carlos en su día a día, en los actos oficiales, pero también de puertas para adentro. El Rey es cercanía. Para sus saludos, emplea el llamado «apretón de manos reforzado» colocando la mano izquierda a diferentes alturas del brazo de su interlocutor. Esta forma de saludar es muy próxima, puesto que cuanta mayor altura alcance la mano izquierda, más confianza tiene con la persona que saluda. Además, tiende a situarse en el «espacio íntimo» de su interlocutor, lo que produce de forma sutil una sensación muy agradable de aceptación y cordialidad.
Don Juan Carlos posee además lo que se conoce como «una estatua firme», con los hombros levemente encorvados hacia delante. Esta fisionomía refleja el peso que siente sobre ellos, por la responsabilidad de ser el jefe del Estado de España. De hecho, su tronco tiende a inclinarse hacia delante lo que nos revela su visión hacia el futuro, su proactividad.
Su paso es firme, deja entrever que detrás hay un hombre de carácter. Anteriormente a las operaciones de cadera, su ritmo de zancada era rápido lo que nos habla de impaciencia, no le agrada la pereza.
Las puntas de sus pies están proyectadas hacia fuera, lo que nos habla de apertura al mundo, adaptación a las diferentes situaciones, capacidad de escucha y ánimo de tener en cuenta las ideas de los demás. El andar con el tacón indican fuerza, energía y buena autoestima.
Su cabeza suele estar inclinada a la derecha lo que nos indica control. Le gusta dominar las situaciones, preverlas; no le agradan las sorpresas o los cambios de última hora. Su mirada cálida genera cercanía, lo mismo que su eterna sonrisa y buen carácter. Pero a la vez es directa, refleja franqueza: no le gustan las dobleces o las situaciones y personas poco claras.
Conoce perfectamente todas las herramientas del lenguaje no verbal para hablar en público y las domina. De hecho, controla sus manos con maestría apoyándose en ellas para dar fuerza a su discurso. Tiende a enseñar las palmas cuando habla lo que provoca una sensación de cordialidad, y sitúa sus muñecas en paralelo lo que demuestra implicación con el discurso. La colocación de sus muñecas en paralelo dirigidas hacia él indica coherencia y congruencia con su discurso, que se unifica con su mensaje. Suele mostrar el lado izquierdo en sus intervenciones, lo que produce una sensación de cercanía, calidez y sencillez, porque expone su parte emocional al mundo.
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