Al fondo hay sitio

Ciertamente en las primeras filas de los colegios, del cine o en los estadios deportivos uno tiene una mejor vista al detalle de lo que ocurre, ya sea una fórmula matemática en una pizarra o un disparo a puerta de Cristiano Ronaldo. En el Congreso podría ocurrir lo mismo, pero quiza no tanto. Los fotógrafos, con sus potentes teleobjetivos cada vez mas luminosos, pueden llegar a captar interesantes gestos e imágenes. Las cámaras de televisión, que se controlan de forma remota como señal institucional, también acceden a todos los rincones del hemiciclo, con las restricciones que suele limitar el presidente del Congreso. Lógicamente, las tomas angulares siempre benefician a los bancos azules y los más proximos a ellos. Sin embargo, cualquier cosa que ocurra en las zonas que parecen más escondidas –tribunas de público, de Prensa o grupos parlamentarios– será registrada.

Las fotografias de la Transicion que figuran en los archivos de los medios, en los que por ejemplo los miembros del PCE Pasionaria, Alberti, Carrillo o Camacho se sentaban en las zonas más alejadas, ofrecieron imágenes generalmente en blanco y negro de calidad periodística excepcional a pesar de las limitaciones de las películas de entonces. Recordemos por ejemplo los hechos del 23-F, en los que las cámaras de TV de los palcos más altos dieron buena fe del asalto antes de ser desconectadas.

Hoy, con la tecnología digital, las ampliaciones de detalles son prácticamente infinitas aun en lo que pudieran parecer zonas oscuras del Parlamento. Eso no quirere decir que los diputados de más arriba (excepto los que se coloquen justo detrás de las columnas), sean ignorados con los objetivos. En los planos angulares quedarán más desdibujados pero en los planos muy cortos serán igualmente destacados en las televisiones. La lógica de las retrasmisiones siempre beneficiará en los planos generales y de tiro bajo a los bancos azules del Gobierno. Pero no duden los diputados del ala superior que con los cambios de iluminacion de los últimos tiempos, sus propuestas, protestas y aplausos serán perfectamente inmortalizados.

* Editor gráfico de LA RAZÓN