Ministerio del Interior
Alerta yihadista por Navidad
Interior refuerza para estas fechas centros de ocio y religiosos por la amenaza terrorista. La Policía abortó un atentado el pasado 21 de diciembre en un centro comercial de Barcelona
Interior refuerza para estas fechas centros de ocio y religiosos por la amenaza terrorista. En las dos últimas Navidades, se detectaron amenazas yihadistas concretas: en 2014, el objetivo era Madrid; y, en 2015, una gran superficie de Barcelona donde el ataque iba a producirse el 21 de diciembre.
En las dos últimas Navidades, se detectaron amenazas yihadistas concretas contra España; en 2014, el objetivo se situaba en Madrid; y, al año siguiente, en una gran superficie de Barcelona donde el ataque iba a producirse el 21 de diciembre. En ambos casos, no ocurrió nada. Según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas hasta el momento no se tiene conocimiento de ninguna amenaza concreta contra nuestro país durante las próximas fiestas, pero reconocen que hay que mantener las alertas al máximo nivel porque los islamistas atentan donde pueden y con los medios de que disponen.
La Navidad tiene para los cristianos un profundo sentido religioso y eso es algo que quieren combatir los yihadistas que, en un giro total, de una supuesta «tolerancia» con las otras religiones monoteistas, han pasado a la fanatización más absoluta. Para ellos, Alá es el único Dios verdadero; Mahoma, su profeta; mientras que las otras creencias son absolutamente falsas. Así se recoge en los últimos escritos «teológicos» insertados en publicaciones del Daesh, el Estado Islámico; y las proclamas de sus portavoces. Esta nueva estrategia «moralizante», según las citadas fuentes, hace que los objetivos religiosos del cristianismo estén en el punto de mira de los yihadistas, en especial aquellos que conllevan una gran concentración de personas, como las Cabalgatas de Reyes o las fiestas «paganas», como las relacionadas con la Nochevieja.
Tal y como adelantó este periódico, en el último número de la revista «Rumiyah» («Roma», en árabe, en clara referencia a la conquista de la ciudad que es el centro mundial del catolicismo), se recomendaba el uso de camiones de gran tonelaje para lanzarlos a gran velocidad hacia concentraciones humanas con el fin de causar el mayor número de víctimas. En el atentado de Niza el pasado 14 de julio, perpetrado con un vehículo de este tipo, fueron asesinadas 84 personas, de las que diez eran niños. A lo largo de este año, el Estado Islámico ha difundido una serie de textos para declarar como falsa la Religión católica y atacar de forma constante al Papa Francisco. En el último numero de «Dabiq», la revista de esta banda sanguinaria, se incluían, dentro de la consigna general de «derribar la Cruz de Cristo», varios artículos sobre «Alá, el rey verdadero, el creador, y el único dios, que no tiene ni hijo ni socio, y que no era ni engendrado ni tampoco engendra». Acusaban a judíos y cristianos de «corruptos, pecadores e incrédulos, ya que ni siquiera intentan mantener el Torá y el Evangelio». Agregaban que no hay ninguna prueba de que vayan a entrar en el reino de los cielos, aunque es cierto que tampoco aportaban pruebas de que los musulmanes lo tengan garantizado.
«Nuestra lucha continuará hasta que sean derrotados, sometidos a la regla de su creador o hasta lograr el martirio. Alá nos ha dado la misión de hacer la guerra contra la incredulidad hasta que deje de existir, matar a todos los paganos donde quiera que se encuentren». Por no admitir, no aceptan ni la tolerancia de otras religiones: «Los últimos papas, y en especial Francisco, han tratado de pintar un cuadro de amistad entrañable». Consideran que se trata de un plan para desmilitarizar el islam o, por decirlo más correctamente, para eliminar el deber de librar la yihad contra los paganos hasta que todo el mundo está gobernado por la «Sharía» (la versión más rigorista de la religión musulmana). Con estos precedentes (el atentado en el fue asesinado un sacerdote en la Normandía francesa; el intento de ametrallar a los fieles que salían de dos iglesias en las proximidades de París; y lo asesinatos de curas, monjas y fieles cristianos en países de África y de otras latitudes), la hipótesis de ataques contra las Navidades por su sentido religioso debe ser tenida seriamente en cuenta, según las fuentes consultadas.
Por si faltaba alguien, el nuevo portavoz del Estado Islámico, Abu Hassan al Muhajir, animó, en su primer mensaje a sus «soldados y partidarios de todo el mundo» a que ejecuten «operaciones» en los países donde residen. Sea como sea. «Atacadlos dentro de sus casas, mercados, carreteras y clubes, y quemar la tierra bajo sus pies». Iba en el mismo sentido del su predecesor, Adnani, muerto por un ataque de la Coalición Internacional, que afirmaba el verano pasado: «Renovamos nuestra llamada a los muyahidines en Europa y en cualquier punto de Occidente, para que elijan como blanco a los cruzados en sus propias tierras, donde quiera que se encuentren. Vamos a señalar, antes lo hará Alá, a cualquier musulmán que tenga la oportunidad de derramar la sangre de los cruzados pero no lo haga, teniendo para ello un artefacto explosivo, una bala, un cuchillo, un coche, una piedra o, incluso una bota o un puño».
Mujahir hacía referencia los «clubes». Las discotecas, como paso en París con Bataclan se han convertido en una auténtica obsesión para los yihadistas que las consideran «antros de vicio y perdición». Las fiestas que se celebran durante los días navideños, en especial las que rodean fin de año, son objetivos de estos terroristas que, subrayan las citadas fuentes, pueden escoger cualquier otro tipo de lugar, personas o grupo de personas para perpetrar acciones criminales.
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