Barcelona

Alfonso Ussía: «Don Juan renunció a todo por España»

Alfonso Ussía: «Don Juan renunció a todo por España»
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El escritor y columnista de LA RAZÓN Alfonso Ussía subrayó ayer que Don Juan de Borbón fue «un patriota» que renunció a todo «por vivir España», en una conferencia sobre su figura enmarcada en la Universidad de Verano de la Universidad Católica de Ávila (UCAV), organizada en colaboración con este periódico. «Es uno de los españoles peor tratados en el siglo XX y que más quiso a España, pero no como una cosa folclórica... No he conocido a nadie que la haya querido de una manera tan profunda», aseveró. Durante su intervención, Ussía recordó que el padre del Rey Don Juan Carlos nació en la Granja de San Ildefonso y que, debido a la salud de sus hermanos mayores, se dio cuenta «muy pronto» de que su educación era «infinitamente más dura» que la de ellos, aunque no tenía «ni sus privilegios ni sus derechos». Según relató, Don Juan «estaba destinado a ser ingeniero pero su gran vocación era la mar y le costó convencer a su padre –Alfonso XII–, pero al fin se casó con la mar, que era su gran amante, su mujer». En plena República contrajo matrimonio con su mujer de carne y hueso, con su prima Doña María Mercedes. De acuerdo con el escritor, fue «elegida por él pero también por su padre» y, de esta forma, el conde de Barcelona «cumplió con su deber».

Cuando su padre estaba muriendo, Don Juan se convirtió en Príncipe de Asturias «de hecho» y, al estar en el exilio reunió «con dificultad» un grupo «suficientemente compacto y leal» para mantener la Casa Real. Sus posturas chocaban con las de Franco en aspectos como la guerra, ya que él estaba con los aliados y el caudillo era «germanófilo». Según Ussía, «Juanismo y Franquismo era irreconciliables» porque Don Juan propugnaba el «abrazo entre todos los españoles», algo que se logró posteriormente y ahora está «perdido», en su opinión.

A lo largo de su conferencia, el columnista de LA RAZÓN también deleitó a los asistentes con un buen número de anécdotas sobre el padre del Rey Don Juan Carlos. Así, recordó que después de que le negasen varias de las fórmulas que propuso para renunciar, el escritor le dijo: «Señor, tenga cuidado que al paso que lleva le van a hacer renunciar en un salón privado de Jockey». «Espero que no, porque estos cabrones son capaces de hacerme pagar la factura», respondió Don Juan. Al final, según narró Ussía, renunció en un acto «raro» celebrado en presencia del ministro de Justicia y gente del franquismo.

Ussía también contó que, como no quería «dar la lata», Don Juan deseaba «ser echado a la mar, en la salida de Cartagena y la pérdida de las aguas territoriales españolas», al morir. Pero el catalán Tarradellas –político de ERC que también estuvo exiliado– tenía «gran respeto» por el conde de Barcelona y, ya muerto Franco, le recibió de rodillas en su despacho en el Palacio de la Generalidad, y le convenció para ser enterrado en el lugar en el que se enterraba a los condes de Barcelona. Al final, no fue ni una ni otra opción y, como subrayó Ussía, fue enterrado en El Escorial. «Con el cáncer enroscado en la garganta», le llamó para ir allí a ver la tumba de Don Juan de Austria. En realidad, estaba «mirando su último destino», reconoció el columnista. Eso sí, antes decidió morir en Pamplona porque ahí tenía «unos grandes médicos», pero también porque presentía que Navarra se estaba «contaminando» del separatismo vasco.

Ussía arrancó aplausos con historias sobre «la monumental peseta» que Don Juan hizo un día desde su barco a la bandera de Reino Unido que ondeaba en Gibraltar o sobre el día en el que el Conde de Barcelona, que no estaba acompañado más que por un guardia civil, había quedado con Mario Conde y, al ver aparecer «una manifestación» que, en realidad, era la seguridad del banquero, dijo: «La verdad es que somos una familia que ha ido a menos». Por último, resaltó que «de los 15 países más desarrollados, 9 son monarquías parlamentarias», por lo que este sistema «es viable». Por ello, incidió en que España es «una nación anímicamente enfrentada» que necesita a la monarquía para mantener la estabilidad.