País Vasco

Otegi pierde el control de las bases de la izquierda abertzale

PP, C’s y UPyD impugnan la lista del batasuno para los comicios vascos

Arnaldo Otegi
Arnaldo Otegilarazon

Arnaldo Otegi ha optado por seguir la «vía» de la desobediencia, de momento, «civil», sin recurrir a movilizaciones o métodos más violentos, para imponer por la fuerza su candidatura a lendakari en las próximas elecciones vascas del 25 de septiembre.

Arnaldo Otegi ha optado por seguir la «vía» de la desobediencia, de momento, «civil», sin recurrir a movilizaciones o métodos más violentos, para imponer por la fuerza su candidatura a lendakari en las próximas elecciones vascas del 25 de septiembre.

Según expertos antiterroristas consultados por LA RAZÓN, el que fuera miembro de ETA se mira en el espejo de lo que ocurre en Cataluña, donde se desobedecen sistemáticamente las sentencias de los tribunales, entre ellas la del Constitucional. Otegi, según las mismas fuentes, actúa a la desesperada por dos razones: una de ellas, de carácter legal, para imponer su presencia en las candidaturas de los citados comicios; y la segunda, de tipo político. Cree que una actitud «insurgente» puede abrir la vía a la recuperación de votos frente a Podemos, que ya le ha propinado sendas derrotas en los últimos procesos electorales. Por eso, dice frases tan altisonantes como la pronunciada hace unos días: «no va a haber Tribunal, ni Estado, ni Guardia Civil ni Ejército español que vayan a impedir» que sea el candidato de EH Bildu a lendakari.

Otegi, al igual que los independentistas catalanes, pone por delante lo que han decidido «EH Bildu y sus bases de manera soberana», como ciudadanos vascos «libres» y «no colonizados por el Estado español». «Vamos a ir hasta el final con esa decisión», aseguró.

El problema del dirigente proetarra es que los resultados de su formación llevan bastante tiempo en caída libre, en una situación muy diferente a la de los independentistas catalanes. A los problemas antes citados, hay que añadir otro que le afecta directamente. En el proceso Abian, de debate interno de la izquierda abertzale y que concluyó con su elección como candidato, no participaron ni el 40% de los militantes de Sortu. El desinterés de los «batasunos» por lo que ocurre en su otrora poderosa formación, cuando ETA estaba plenamente operativa, es manifiesto. La salida de la cárcel de Otegi, como si fuera el nuevo «mesías», no ha producido los efectos que esperaban los que le presentaban como el «Mandela vasco».

Además, Podemos, como partido marxista y por lo tanto centralista, no es una formación que esté dispuesta a tolerar separatismo movimientos secesionistas. Eso no significa que no puedan pactar después de las elecciones vascas, pero será algo muy lejano a los fines que persigue Sortu y el entramado etarra. Por eso, no es de extrañar que en su última comparecencia pública no diera importancia a la inhabilitación especial que pesa sobre él para cargo o empleo público, derivada de su condena por el «caso Bateragune».«Desgraciadamente la izquierda independentista está muy acostumbrada a los vetos y la represión. Para los independentistas, las únicas puertas giratorias que existen son las de las cárceles», subrayó Otegi.

El proceso que empezó en 2012, con el anuncio de un supuesto fin de ETA, hace aguas. El único triunfo, el político del entramado de la banda que logró su legalización y ocupar instituciones que va perdiendo de forma progresiva, se diluye mes a mes. Las armas siguen escondidas, los presos en la cárcel y en medio Otegi como figura de cera que se derrite sin posibilidades de contribuir a la iluminación del acto de exaltación del antiguo secuestrador de empresarios a lendakari de los vascos.

A la caída del líder de EH Bildu se suma la decisión de PP, UPyD y C’sde impugnar la candidatura del dirigente de EH Bildu para las próximas elecciones por considerarlas una burla a las víctimas del terrorismo, informa Efe.