Política

El desafío independentista

Alzamiento nacionalista en el PSC

Tres de sus diputados darán hoy apoyo a la petición de organizar referendos y un cuarto deja su escaño. Habrá expulsiones y deserciones de manera inminente

Alzamiento nacionalista en el PSC
Alzamiento nacionalista en el PSClarazon

El PSC implosiona. Un año después de que los socialistas catalanes se dividieran en el Parlament en una votación sobre la declaración de soberanía de Cataluña, la situación no ha hecho más que empeorar.

La fractura interna en el PSC se ha extremado, y las deserciones y expulsiones serán inminentes. El alcalde de Lérida y diputado autonómico, Àngel Ros, precipitó ayer la primera fase de una demolición no controlada anunciando la renuncia a su escaño.

Ros, que lidera la corriente crítica Agrupament Socialista, defendía la abstención en la votación de hoy en el Parlament para aprobar una proposición no de ley destinada a pedir en el Congreso la competencia para organizar referendos. Pero la dirección se negó a ello con un sólido argumento: el consejo nacional del PSC se manifestó en contra de este trámite y lo hizo con una mayoría arrolladora. «Lo acato, pero no lo comparto», concedió el alcalde de Lérida, que se atrincherará en su ciudad para intentar poner a salvo su carrera política como líder municipal. El líder del PSC, Pere Navarro, valoró su gesto. «Le honra, ha antepuesto los intereses del partido a sus intereses personales», dijo desde Madrid.

Agarrados al escaño

Ninguno de los parlamentarios del sector crítico seguirá los pasos de Ros. Todos conservarán su acta de diputado, aunque sus posturas no coinciden. Previsiblemente, Marina Geli (ex consejera), Núria Ventura (ex alcaldesa de Ulldecona, en Tarragona) y Joan Ignasi Elena (líder de la corriente Avancem) votarán sí a la proposición de ley, llevando al extremo el desafío a la dirección. Su voto afirmativo causará, con toda probabilidad, la expulsión del PSC, tal y como les ha avisado en privado la dirección. Las dos primeras –Geli y Ventura– contemplan integrarse en la formación creada por Ernest Maragall, Nova Esquerra Catalana, mientras que Elena podría acabar en ICV.

Por su parte, Xavier Sabaté, que también había defendido la abstención, optará finalmente por someterse a la disciplina de voto y votará no. La más enigmática es Rocío Martínez Sampere, que flirtea con la opción de concurrir a las primarias del PSC para ser alcaldable por Barcelona y que ha evitado aclarar su postura, aunque algunas fuentes aseguraron que acabará alineándose con la dirección para no sufrir las consecuencias de una indisciplina.

Todos ellos compartieron un largo almuerzo en el 7 Portes, uno de los restaurantes con más solera de Barcelona. La cuenta, por cierto, corrió a cargo de Ros.

Después de tres horas de reunión no lograron consensuar una posición conjunta y abandonaron el establecimiento uno a uno. Es posible que también dejen el PSC uno a uno, ya que los socialistas catalanes parecen embarcados en un verdadero viaje al pasado. Es inevitable pensar en la fundación del PSC en 1978, producto de la fusión de dos formaciones de izquierda catalanista (PSC Congrés y PSC Reagrupament) con la federación catalana del PSOE. Los socialistas parecen ahora dirigirse a ese escenario de hace 35 años, cuando cada uno campaba a sus anchos.

Así las cosas, los esfuerzos de Navarro para lograr la unidad interna están resultando inútiles, ya que el sector crítico está de acuerdo con acompañar el proceso soberanista en Cataluña, mientras que la dirección del PSC entiende que el partido no puede vivir de espaldas al PSOE, que rechaza sin matices el derecho a decidir por no ser otra cosa que una máscara del derecho a la autodeterminación.

Al principio de la legislatura, Navarro parecía haber hallado la solución a todos sus quebraderos de cabeza. Anunció que el PSC se abstendría de todas las votaciones relacionadas con el derecho a decidir, pero pronto se dio cuenta de que esa postura era insostenible, ya que no sólo condenaba al PSOE a arrastrar un pesado lastre que comprometía su proyecto a nivel nacional, sino que también le dejaba en un terreno de nadie sin beneficio alguno.

El líder de los socialistas catalanes, no obstante, no quiso desmarcarse por completo del derecho a decidir, ya que el programa electoral del PSC lo defiende siempre y cuando transcurra por cauces legales. De hecho, Navarro propició un hito inédito, que fue ordenar a los diputados del PSC en el Congreso desmarcarse del PSOE en la votación de una moción relacionada con el derecho a decidir. La misma secuencia se produjo meses después, aunque en esa ocasión se evitaron las multas.

Los equilibrios del PSC entre su sector filonacionalista y el PSOE resultan imposibles. Navarro quiso integrar en la ejecutiva y en el grupo parlamentario a todas las sensibilidades, pero su generosidad ha resultado ingenua.