Fundación Ideas
Amy ya no es Mulas, ahora es Zoe, su ex mujer
La ex esposa del director de la Fundación Ideas ofrece un rocambolesco relato sobre su falsa identidad.
Lean, lean que la historia es propia de una novela. Resulta que ahora Amy no es Amy, sino Zoe, que fue pero ya no es la esposa de Carlos Mulas y que quiso llevar a la vida real la vida de una autora, Adda Weinstein, de la que en un libro escrito por ella no se conocen más que el nombre y las obras, pero no su identidad, que es protegida por su agente literaria. ¿Lo pillan? No es fácil, claro. Pero éste, lo crean o no, es el relato que ayer escribió en un comunicado la ex esposa del fulminantemente destituido Carlos Mulas como director de la Fundación Ideas del PSOE.
Recapitulemos: Mulas era director de la factoría ideológica de los socialistas, la mano derecha del vicepresidente ejecutivo, Jesús Caldera. Y según desveló «El Mundo» utilizó el pseudónimo de Amy Martin para sacarse un sobresueldo de 50.000 euros en dos años. Descubierto el «pastel», el «ideólogo» del PSOE, que estuvo además en la oficina económica de Moncloa con Zapatero, sostuvo, ante la dirección federal del PSOE, que Amy existía y que era un amiga del matrimonio Mulas. La versión resultó tan poco creíble como el «agracedimiento» de Caldera a los periodistas que le abrieron los ojos ante semejante «chapuza». No es cierto que el ex ministro de Trabajo supiera por primera vez esta semana de la fórmula utilizada por Mulas, ya que, en noviembre de 2011, el diario «Abc» desveló la existencia de una empresa paralela usada por el director de Ideas para facturar algunos trabajos a la Fundación. Y, en aquel momento no destituyó a su mano derecha, con quien «ha viajado a cuerpo de rey» por medio mundo con cargo a la Fundación, según relatan trabajadores de Ideas.
Caldera dice sentirse engañado, como lo dirá en unos días, no lo duden, Carlos Mulas, después del surrealista comunicado que redactó ayer su ex mujer, que exculpa de todo al ex director de Ideas y promete devolver los honorarios si así se lo piden. El nombre completo de la rocambolesca protagonista de esta crónica es Irene Zoe Alameda, y bajo esta firma remitió ayer un comunicado en el que confiesa que la columnista, de nombre Amy Martin, es un pseudónimo que ella ha usado desde 2009 y que su marido «no tuvo conocimiento» de ello «hasta ayer, 23 de enero», cuando fue destituido.
«La responsabilidad absoluta del embrollo Amy Martin es mía. Públicamente pido perdón por haber inventado y hecho trabajar a Amy Martin» añade la compungida ex esposa que también pide perdón a Mulas porque «en absoluto merece la reprobación de la que está siendo objeto». Según Alameda, en 2004 comenzó a escribir «Warla Alkman», novela de «inminente publicación», en la que se narra «la existencia de una autora de la cual sólo se conocen el nombre y las obras, pero de la que no hay rastro, protegida su identidad por su agente literaria». «Así es como creé a una autora ficticia cuya identidad se fue forjando a golpe de publicaciones reales», apunta pero sin detallar que cobraba 3.000 euros por artículo.
Así, cuenta que en 2009, cuando ya se encontraba «separada sentimental y físicamente de Carlos Mulas», vio que la Fundación Ideas buscaba «colaboradores que publicaran artículos multidisciplinares y originales tanto en inglés como en español», por lo que se hizo «pasar por Amy Martin», nombre que escogió por «una conocida» de sus años de estudios en Nueva York la cual era «muy activa en las plataformas progresistas y a la que fortuitamente había vuelto a encontrar en una de las reuniones de la Clinton Global Iniciative, en la que participaban miembros de la Fundación Ideas».
No se pierda que la historia sigue porque Alameda añade que fue «enviando artículos que gustaron» y que así Amy Martin «recibió un contrato» en el que la Fundación fijó las tarifas. «A lo largo de los más de dos años en los que colaboré con Ideas incluso mantuve conversaciones telefónicas con miembros de la fundación en las que encarné a Amy Martin y llegué a dotarle de rostro para ilustrar un libro», añade. Su objetivo: «Mantener una doble», con la idea de «comparar, al cabo de las décadas, los rastros dejados por una autora real y una ficticia».
Zoe Alameda atendió por teléfono el miércoles por la mañana al PSOE, siempre haciéndose pasar por Amy Martin, y ante las peticiones de la dirección federal para que ofreciera «pruebas concluyentes identitarias», fue cuando dice que comprendió «la gravedad de la situación» y decidió confesar, si bien «incluso ahora, si lo analizo fríamente, sigo pensando que el uso de un pseudónimo no es nada malo, sino algo bastante habitual, y los trabajos realizados por Amy Martin para la Fundación Ideas existen», insiste.
Borrando todas las huellas
Irene Zoe Alameda, Amy Martin, Galatha... la mujer de los mil nombres y, visto lo visto de las mil caras, intentó ayer por todos los medios borrar de internet todas aquellas imágenes, vídeos y enlaces en los que aparecieran reflejados datos de su vida. A la vista está que no lo consiguió. Y es que «la implicada en un supuesto fraude a la Fundación Ideas», así la define Wikipedia, que poco ha tardado en actualizar su biografía, lo mismo hace un corto, que publica un disco, que escribe un libro que dirige el Instituto Cervantes en Estocolmo. Cargo, este último, en el que permaneció tan sólo un año, ya que la despidieron o no la renovaron, según se mire.
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