Política
Andrés Herzog: «No descarto fundar un despacho y retomar las acciones contra Bankia»»
Ha pasado en un mes de aspirar a La Moncloa a apuntarse al paro. «No sé si me reconocieron en el INEM, no me dijeron nada», asegura
Acude a la entrevista informal, en vaqueros y con una cazadora. Antes de posar para la cámara, sentado en un banco, bromea: «Seguro que queréis que simule dar de comer a las palomas, en plan acabado». Andrés Herzog, líder de UPyD durante la campaña, sorprendió el pasado lunes anunciando en su cuenta de Facebook que se apuntaba al paro. «A mí lo que me sorprende es que la gente se sorprenda de que un político vaya al INEM», dice antes de que se active la grabadora, mientras pide una coca- cola en un restaurante cercano a su casa de Pozuelo. «Creo que estamos demasiado acostumbrados a que los políticos utilicen las puertas giratorias».
–¿Por qué se ha dado de «baja» en el partido? ¿Asume parte de la responsabilidad de que UPyD no haya conseguido ni un escaño en el Parlamento?
–No, realmente. Estoy muy contento con la campaña que hemos hecho, teniendo en cuenta las dificultades que hemos sufrido, como las mediáticas, con una vulneración sistemática del pluralismo político, algo a lo que no se le ha dado la suficiente importancia, y todo sumado a las dificultades económicas. Ha sido un año muy duro para UPyD. No he tomado la decisión de salir del partido, sigo afiliado. Lo que he hecho ha sido dimitir como portavoz.
–¿Ha recibido alguna presión para que deje de serlo?
–No, la verdad es que nunca. Ha sido una decisión completamente personal, y al revés, tengo que agradecer el apoyo de mi partido: No sólo de la dirección, sino de todos los compañeros.
–¿Dónde se torció UPyD?
–UPyD ha ido recorrido un sendero enorme, y yo lo tengo clarísimo: fue el día que renunciamos a los repartos institucionales. Dijimos no al reparto de la Justicia, de las cajas de ahorros, de las televisiones, de los privilegios políticos... Y la puntilla fue cuando nos querellamos contra gente muy poderosa en al Audiencia Nacional. Entonces decidió que nosotros no podíamos estar dentro.
–Ha pasado de optar a La Moncloa a inscribirse en el paro en un mes. ¿Con qué intención lo publicó en su cuenta de Facebook?
–Fue una anécdota, nunca pensé que iba a tener esta trascendencia, me parecía que tenía su parte graciosa.
–Como curiosidad, ¿qué puso en la casilla de última ocupación?
–Asistente del Congreso de los diputados. Sin más.
–¿Le reconocieron?
–(Se ríe) Pues no lo sé, la verdad es que no me dijeron nada. En la calle me para gente: «No os he votado, pero sois los mejores». Al final dices, pues entonces ¿cómo queréis que sigamos? Las cosas no se hacen solas.
–Mucha gente ha optado por el voto útil.
–Eso es cierto, pero se fomenta por determinados poderes. A nosotros nos sacaron de las encuestas, lo que me parece gravísimo porque provoca que la intención de voto baje radicalmente, y a su vez que nadie te financie, y es un círculo vicioso.
–¿Es el precio que hay que pagar por liderar la cruzada contra Bankia, o el caso de las tarjetas «black»?
– Sólo le digo que desde UPyD intentamos pedir una comisión de investigación para emprender acciones judiciales contra Bankia, y no encontramos ningún sólo grupo que quisiera apoyar esa comisión de investigación. En España la corrupción es abrumadora.
–Trabajó durante 10 años en el prestigioso despacho de Garrigues, llegó a ser asociado antes de saltar a la política. ¿Tiene pensado fundar su propio bufete?
–Es posible. Fundarlo con algunos socios que sean más mi perfil.
–¿Ser su perfil supone apoyarlo para retomar las acciones judiciales contra Bankia?
–(Sonríe) No lo descarto. Me gustaría seguir aplicando todo en lo que llevamos trabajando desde hace tres años para ayudar a los afectados. Estoy poniendo en marcha una página web en la que responder dudas de muchos afectados. Quiero ordenar todo eso y responder uno a uno para ayudarlos. Me gustaría estar en el juicio, aunque es pronto para decirlo.
–¿Hay alguna posibilidad de que vuelva a la política de la mano de Ciudadanos, como hicieron algunos compañeros suyos?
–No. Los he conocido muy bien:son un partido oportunista. No me da confianza ni Albert Rivera ni ninguno de los fundadores de Ciudadanos. No me interesan ni lo más mínimo. Estoy harto, me han preguntado hasta la náusea por C’s. Es un partido sin principios y está patrocinado por los mismos poderes que en su día sacaron a UPyD del tablero político.
–Ya fuera de la política, como un votante más... ¿Quién debe gobernar ahora?
–Quién sea el presidente me parece lo de menos. Lo importante es que haya un Gobierno. Y, sobre todo, que tenga un programa que llevar adelante. Creo que la solución menos mala sería un pacto de gran coalición entre PP y PSOE, y repetir eleccciones en un año. Un gobierno provisional que cometa una reforma importante del entramado institucional español. El problema es que en España se anteponen los intereses partidistas y personales, como vemos en el PSOE, en el que está el interés del propio partido y luego el de determinada persona. Lo dramático es que nadie está pensando en los españoles, sólo en sus sillones.
–Dígame qué es lo que más le ha decepcionado de su paso por la política.
–He lamentado bastante el espectáculo en el que se ha convertido. Un «show» mediático en el que se valoran muy poco las ideas, y lo que prima son las monerías de hoy voy a jugar al «ping pong», mañana a tal programa... Ha bajado la calidad de la política a unos niveles ínfimos. Y me han decepcionado muchas personas: la política te enseña la condición humana en estado crudo, para lo bueno y para lo malo. La parte mejor es haber conocido a grandes personas, abnegadas, que trabajan gratis, que venden folletos a las entrada del metro a las ocho de la mañana en campaña electoral... Luego están los traidores, los tránsfugas... Eso lo hemos sufrido nosotros. Pero la política es muy atractiva, una montaña rusa de emociones.
–Ahora tendrá tiempo para volver a su otra emoción, el judo...
–(Se ríe) Estoy aprovechando para hacer nada excepcional, típicas gestiones, tan anodinas como llevar el coche al taller, pasar la ITV, ir a Ikea... Hasta me he dado de alta en la biblioteca municipal. Pero enseguida estaré deseando volver al trabajo.
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