Cambiar lo malo por lo bueno

El Cardenal Carlos Amigo dijo una vez que la política es el «noble oficio de trabajar por el bien de la comunidad» y que eso «requiere esfuerzo, generosidad, y desinterés personal».

Yo sé que muchos dirigentes españoles son capaces de dar todo eso. Por ello quiero animarles a que lo hagan, y pedirles, humildemente, que en todas las decisiones que tomen los que tienen responsabilidad política, que tengan muy presentes a los que sufren, a los que no tienen respaldo, a los que necesitan justicia, paz, y defensa.

Creo que lo más hermoso, lo verdaderamente importante del PODER es que quien lo detenta tiene en sus manos la posibilidad real de cambiar lo malo por lo bueno.

En Mensajeros de la Paz estamos diciendo, desde hace más de 50 años, que creemos en Dios y en los Hombres. Y eso incluye también creer en los políticos, en los que luchan cuando los demás están vencidos, en los que hacen de sus responsabilidades un compromiso personal con la sociedad y con el futuro, y en los que usan su fuerza para ayudar a los débiles.

Que los políticos aprovechen ese reto, esa hermosa aventura de hacer del poder el instrumento para conseguir un mundo mejor para todos.

Que Dios les bendiga si así lo hacen, y si no, que Él se lo demande.