El caso Carromero

Carromero: «¿Hay colchones?»

El dirigente popular mostró su sorpresa por las buenas condiciones de la cárcel tras estar más de cien días en una prisión cubana

Esperanza Aguirre, tras visitar al dirigente de Nuevas Generaciones del partido en Madrid Ángel Carromero
Esperanza Aguirre, tras visitar al dirigente de Nuevas Generaciones del partido en Madrid Ángel Carromerolarazon

Después de pasar casi seis meses en «100 y Aldabó», una de las prisiones más temidas de La Habana (Cuba), cualquier pequeña «comodidad» tenía que ser acogida de buen grado por Ángel Carromero. Es lo que le ha ocurrido al dirigente de Nuevas Generaciones del PP, que nada más llegar a la prisión segoviana de Perogordo preguntó a los funcionarios de prisiones sobre las condiciones de las camas en las celdas. La respuesta que obtuvo, se puede decir, casi le sorprendió y agradó a partes iguales. Porque Carromero para nada esperaba que las camas de las celdas del módulo de ingreso en el que permanece desde el pasado 29 de diciembre tuvieran colchones en los que poder descansar, lo que parece evidenciar las insalubres condiciones que tuvo que pasar en el centro penitenciario de La Habana.

A su llegada a la cárcel segoviana, en la que cumplirá el resto de su condena, Carromero expresó a los funcionarios de prisiones lo que su familia y amigos han hecho en el exterior del recinto, en concreto, que «estaba muy contento, porque no se consideraba un delincuente». Y mientras continúa a la espera de poder recibir una recalificación de su grado –algo que podría producirse en menos de diez días–, el dirigente popular ha recuperado en los últimos días el apetito perdido durante su estancia en la cárcel en Cuba, donde, según desveló ayer a la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se tuvo que mantener sujeto a una vía hasta el pasado 14 de noviembre.

Incluso, su llegada ha sido vista con buenos ojos por los internos del centro, con los que ha entablado una relación cordial, en concreto, con los reclusos del módulo de ingreso en el que se encuentra, hasta el punto de llegar a tomar café con ellos en el economato. Unos internos que además le han informado de que en el sistema incomunicado se les permite salir dos horas una vez al día. Muy diferente de las condiciones que tuvo que soportar en la prisión cubana de «100 y Aldabó», en la que sólo le permitían salir de la celda una vez cada 15 días.

La visita de Aguirre fue ayer la novedad más importante en cuanto a visitas se refiere. Porque, al contrario que el domingo, que pudo reunirse con su madre Isabel Barrios, así como su hermana y su abogado, José María Viñals, el último día del año Ángel Carromero no recibió ninguna visita de familiares.

Más allá de eso, su rutina diaria es la de cualquier preso en su misma situación. Desayuno entre las 8:30 y 9:00 horas, al que le sigue una hora de paseo antes de la comida, que se produce a eso de las 13:00 horas. Ya por la tarde, entre las 19:30 y las 20:00 horas, se sirve la cena, que el pasado lunes gozó de una categoría especial por ser la última noche del año, tal y como establece el reglamento penitenciario. Eso sí, no ha trascendido el contenido de ese menú especial, que, en otras ocasiones, ha incluido langostinos, cordero, embutidos y otros platos habituales de las celebraciones navideñas, además de los tradicionales turrones y dulces.