Cádiz
Cómo ser el Rey de los mileuristas
Don Felipe tiene que devolver la confianza a los españoles en una etapa crucial por la crisis y el creciente desapego hacia las instituciones
Dos momentos diferentes. 39 años por medio. 1977. La democracia llama a la puerta. No es fácil. Don Juan Carlos consigue, junto con otros actores políticos, el tan ansiado consenso, que representa el camino hacia la democracia. 2014. Se cuestiona la monarquía. El futuro Felipe VI tiene como principal cometido hacer que los españoles recuperen la confianza en la institución y conseguir la recuperación económica. ¿Lo conseguirá el todavía Príncipe de Asturias? Los expertos consultados por LA RAZÓN no tienen dudas. Y es que Don Felipe es la persona más preparada para llevar a cabo una nueva transición. Su padre deja en sus manos la construcción de una nueva España. Felipe VI manejará el timón hacia el crecimiento, porque le toca lidiar con más de un 50% de jóvenes desempleados que poco a poco están dejando de creer en el sistema.
Llevar a cabo la democratización de un país que estaba sumido en una profunda crisis económica, como fue la de 1973, y de una España que había vivido casi 40 años de dictadura no era una tarea fácil. «La España que se encontró el Rey era una sociedad que caminaba en el mismo sentido: hacia la libertad. Todos los partidos políticos, pese a no creer en la monarquía, aceptaron que él era quien debía liderar el cambio del país», explicó José Luis Orella, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad CEU San Pablo. En el mismo sentido, Javier Cervera, profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad Francisco de Vitoria, sostiene que el Rey se encontró «una España que políticamente estaba muy poco desarrollada. Don Juan Carlos fue plenamente consciente de que no podíamos ser el cuerpo extraño de Europa e hizo todo lo que estaba en su mano por caminar hacia la democracia».
En el momento en que Mariano Rajoy anunció ayer que Don Juan Carlos abdicaba para dejar las riendas del país en manos de una nueva generación; su hijo, el Príncipe Felipe, la figura de Adolfo Suárez planeó sobre la cabeza de muchos. Suárez, quien falleciera el pasado mes de marzo, lideró la transición española junto al Rey. «Aunque no podemos olvidarnos tampoco de la figura de todos los líderes políticos de la transición, como Carrero Blanco, quien tuvo una actuación admirable. Además, la transición española también le debe mucho a Doña Sofía», comentó Luis Miguel Enciso Recio, catedrático emérito de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid.
Las diferencias entre la España que lideró el Rey y a la que se enfrentará ahora el futuro Felipe VI son bien distintas. «La España de hoy es más moderna, pero está sumida en una crisis institucional extraordinariamente importante. Hace 40 años se dio la posibilidad de construir España desde cero. Hoy hay muchas fuerzas que quieren deconstruir España y éste es el principal problema al que se enfrenta el Príncipe de Asturias», señaló Juan Carlos Jiménez, profesor titular de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales de la Universidad CEU San Pablo.
«La transición española no se entiende sin la presencia de la monarquía. Además, nuestra historia sería muy diferente sin la figura del Rey. Don Juan Carlos estuvo dotado de tres condiciones que llevaron a España hacia la democracia: un amplio sentido de la historia y del respeto a la monarquía, una educación en pro de la democracia que le acompañó en todo momento, y una intuición política singular que le hizo desempeñar su papel de Rey desde una perfectiva de consenso», indicó Enciso.
Para Orella, el Príncipe se enfrenta a un momento más complicado que el Rey, puesto que «su padre tuvo que hacer frente a un momento delicado, pero siempre estuvo arropado por la sociedad; El Príncipe tiene el apoyo de todas las instituciones, pero está ante una sociedad que se subleva más contra esas instituciones. Su reto principal es, sin duda, devolver la confianza a los españoles». En este mismo punto se encuentra Jiménez, ya que «siempre es más sencillo construir que impedir una deconstrucción». Sin embargo, Cervera considera que el Rey vivió una peor situación, puesto que «no es tarea fácil democratizar un país». En ello coincide Enciso. «Su padre lo tuvo extraordinariamente difícil y lo hizo fácil, el Príncipe no está libre de dificultades pero está ante una situación más favorable y es la persona más preparada para acometer esta nueva transición, porque él cree en España, en la democracia y en la libertad», subrayó.
Al mismo tiempo, Orella añadió que «la sociedad quiere más trabajo, más estabilidad y mayores medidas sociales. El futuro Felipe VI no puede quedarse callado ante los problemas que preocupan a los españoles. En sus últimos discursos se ha mostrado sensible ante estas situaciones. Él debe decirle a esa juventud que emigra o que con una amplia formación cobra 500 euros al mes: yo soy vuestro Rey y os voy a ayudar. Tiene que recuperar la formación de su padre y convertir la monarquía en social». Y es que Felipe VI tiene la responsabilidad de devolver la confianza a los españoles, porque España merece la pena.
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