Ciudadanos
«Conviene que nos veamos a oscuras»
El líder de C’s ha exigido un absoluto secretismo en sus citas con Rajoy y Sánchez
En su papel de mayordomo guardián de la puerta para gobernar, Albert Rivera se ha dejado cortejar por los dos señores de la casa bipartidista. O sea, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. Al presidente del Gobierno le había visto alguna vez de lejos en Barcelona, cuando el joven líder de Ciudadanos pululaba por las filas del PP. Con el secretario general del PSOE no había coincidido nunca. Por ello, fuentes de C’s indican que las dos reuniones mantenidas la pasada semana fueron «las primeras» de su vida política. Con Sánchez mantuvo un largo desayuno en un hotel madrileño y con Rajoy, un almuerzo en Moncloa. Ambas citas fueron acordadas por teléfono desde Moncloa y Ferraz, por iniciativa de los máximos dirigentes del PP y el PSOE. «Rivera se deja querer y no se moja todavía», explican en las sedes de los dos grandes partidos.
Pese a sus continuas llamadas a la transparencia, Albert Rivera ha impuesto un absoluto secretismo a estas reuniones. Incluso le lanzó una advertencia a Pedro Sánchez: «Conviene que nos veamos a oscuras», le dijo según fuentes socialistas. Tal extremo de discreción es compartido por el secretario general del PSOE, también obsesionado por la discreción en todos sus encuentros previos a los pactos post electorales. «Hay un tiempo para las fotos y otro para no hacerlas», opinan en Ferraz. En cuanto a La Moncloa, reiteran que al no tratarse de una audiencia oficial, sino de un almuerzo privado, era lógico que no posaran a las puertas de palacio. En todo caso, en el PP y el PSOE insisten en que Rivera tenía muy claro este halo de secretismo.
En ambos encuentros se habló de la compleja situación política tras el 24-M, con algunos tintes personales. Así, el presidente del Gobierno y Rivera comentaron sus aficiones deportivas, el ciclismo en el caso de Rajoy, natación y baloncesto en el de Rivera. También hablaron sobre la conciliación entre la vida política y la familia. El líder de Ciudadanos tiene una hija, Daniela, nacida de su matrimonio con la psicóloga catalana Mariona Saperas, a la que dedica todo el tiempo que puede. Fuentes del partido señalan que Rivera conversó con el presidente del resultado de las municipales, del panorama futuro y del debate soberanista en Cataluña. En el entorno del presidente matizan que Rajoy no presionó en absoluto a Rivera, pero sí reiteró la necesidad de pactos, gobiernos autonómicos y corporaciones locales estables que no pongan en peligro la recuperación económica. «Algo que le preocupa enormemente», aseguran fuentes de Moncloa. El menú fue ligero: gazpacho y lomo de lubina al horno.
Mucho más largo fue el desayuno de Rivera con Pedro Sánchez, dos horas y media en el reservado de un hotel madrileño. «De incógnito y en un clima de cordialidad», dicen en Ferraz. Pero según Ciudadanos, el líder socialista «apretó» a Rivera, sobre todo en el caso de la Comunidad de Madrid, dónde Sánchez se juega mucho y está forzando la investidura de su protegido Ángel Gabilondo. El PSOE quiere jugar a fondo esta baza y presiona a Rivera para que impidan a Cristina Cifuentes, la auténtica vencedora de las elecciones, ser presidenta. Las últimas imputaciones de Lucía Figar y Salvador Victoria, antes de su dimisión conocida después, «le vinieron como anillo al dedo», reconocen fuentes de C’s. Sánchez conminó a Rivera a no pactar con el PP y enfatizó mucho las medidas de regeneración democrática. Al margen de la política, también hablaron de los últimos triunfos del baloncesto español, deporte del que Pedro fue campeón, y Rivera le preguntó por sus dos hijas, Ainhoa y Carlota, de nueve y siete años. Al parecer, aplicadas y buenas estudiantes. El desayuno fue discreto hasta el extremo, servido por un solo camarero conjurado para no hablar. Tomaron café, zumo de naranja y unas simples galletas dietéticas. El grueso del encuentro fueron los pactos que, a su término, seguían en el aire.
Precisamente esta indefinición y, sobre todo, la actitud de los dos candidatos de C’s en Madrid, Ignacio Aguado y Begoña Villacís, está provocando una rebelión en las bases del partido. La actitud del primero frente a Cristina Cifuentes causa malestar: «Parece un inquisidor dando lecciones de pureza desde el púlpito», critican. Cada día, el candidato exige nuevas «líneas rojas» a Cifuentes y lleva a muchos dirigentes a decir que «Aguado se ha pasado». En cuanto a Villacís y su reunión con la posible alcaldesa Manuela Carmena, opinan que es insustancial: «Ahora descubre que el único problema de Madrid son los niños desnutridos cuando hay un elevado índice de obesidad infantil». Además, entre los cuadros de C’s hay preocupación. «Cierto es que la corrupción ensombrece a los populares en Madrid, pero tampoco muchos de nuestros votantes procedentes del PP entenderán que le demos el gobierno a la izquierda y, mucho menos, a Podemos», advierten.
El dilema para Albert Rivera se complica, mucho más ante la dimisión de Salvador Victoria y Lucía Figar, que él difunde como un triunfo de su formación. Pero el tiempo apremia y las generales están a la vuelta de la esquina. Este fin de semana estará encerrado en Barcelona con su núcleo duro, previo al Comité Ejecutivo de C’s del domingo. A tenor del espectáculo ofrecido en Madrid, Rivera y sus «halcones» quieren controlar la decisión de los candidatos regionales, sobre todo la de Ignacio Aguado, que «se está pasando». Según fuentes del partido, la dirección aprobará un documento de «estructura piramidal», teniendo siempre la última palabra el Comité de Pactos en Barcelona. Ello suscita recelos en las organizaciones locales, pero Rivera no quiere arriesgarse ni cometer errores. La sombra de las elecciones catalanas el 27 de septiembre y, sobre todo, las generales de noviembre golpean como una maza. «Tan tóxico es aparecer como marca blanca del PP que como pasarela de Podemos», reconocen los hombres de Rivera.
La comodidad de partido bisagra llega a su fin. Firme en sus exigencias al PP y al PSOE, el líder de C’s debe definirse. Sobre todo, cuando el PP sí está dando pasos contra la corrupción. Además, en clave interna, Albert Rivera tiene una cita importante el 22 de junio. Ese día, la Ejecutiva del partido convocará las primarias internas para las elecciones catalanas y generales, y Rivera desvelará si hará doblete en ambos comicios o se centrará sólo en su candidatura a la Presidencia del Gobierno de España. Fuentes de Cs apuntan que Rivera quiere ser candidato a La Moncloa y que la aspirante en Cataluña será una mujer de su total confianza y diputada en el Parlament, Inés Arrimadas. Mientras, antes del día13, fecha de constitución de los nuevos ayuntamientos, tendrá que retratarse. De momento, deshoja la margarita frente a PP y PSOE. Y como bien dice uno de sus dirigentes, «que no nos pase lo de la copla: “Ni contigo ni sin mí tiene mis males remedio”».
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