Política

Lérida

La CUP señala a ediles discrepantes

Los radicales promueven una campaña para «señalar» a dirigentes de PSC, PP y Cs por ser contrarios al referéndum

La CUP señala a ediles discrepantes
La CUP señala a ediles discrepanteslarazon

Ángeles Ribes (Cs) a las juventudes de la CUP: “Ni las amenazas ni los ataques continuados harán que dejemos de defender los valores democráticos”.

Carles Puigdemont se encargó personalmente de azuzar las presiones contra los alcaldes catalanes contrarios al referéndum cuando sugirió a los ciudadanos que se dirigieran a ellos con estas palabras: «Mírame a los ojos. Te debes a mí. ¿Me dejarás votar o impedirás que vote?», aconsejó decirles. Este emplazamiento desató la indignación de los dirigentes de PSC, PP y Ciudadanos, que vieron en él un inequívoco mensaje de acoso.

Puigdemont lanzó esta idea apenas 48 horas después de que el Parlament aprobara la ley del referéndum. Desde entonces, la tensión en el mundo municipal ha ido en aumento. El presidente de la Generalitat lo tenía fácil para evitar el problema. Bastaba con dejar fuera de los preparativos del 1-O a los ayuntamientos y asumir desde la Generalitat todo el peso de la organización. Pero no. Prefirió sumar a su ejército a la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), que siempre ha actuado de la mano de las entidades soberanistas, es decir, de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y de Òmnium Cultural.

Esto obligó a los 948 ayuntamientos de Cataluña a posicionarse respecto al referéndum. Los 712 integrados en la AMI –en su mayoría municipios pequeños y medianos– dieron su apoyo entusiasta a la jornada del 1 de octubre, mientras que el resto comenzó a sufrir los estragos de disentir de la línea marcada por la Generalitat.

El PSC, con 122 alcaldes, es quien más ha sufrido el castigo en este sentido. Figuras de gran importancia como la primera edil de L’Hospitalet, Núria Marin, han optado por morderse la lengua en público, pero en privado han expresado su enojo a Puigdemont por azuzar tensiones.

Otros, en cambio, han hecho público su malestar. La última campaña de acoso a los ayuntamientos contrarios al referéndum se produjo ayer en Lérida, una ciudad gobernada por el PSC con el apoyo de Ciudadanos. Las juventudes de la CUP, Arran, difundieron por las redes un cartel con la imagen de los concejales de PSC, Cs y del PP acompañada del siguiente mensaje: «El tripartito de Lérida de PSC, Ciudadanos y PP no nos quieren dejar votar. Desobedezcamos. Señalémoslos», dice el texto.

El vicesecretario de comunicación del PP, Pablo Casado, deploró la iniciativa de los «cachorros de la CUP» y subrayó que es «inadmisible en una democracia». «Nos recuerda a algo que ya vivimos en el País Vasco. Colectivos juveniles que señalaban a los concejales y esos concejales tenían algo más que un percance», dijo.

La líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, por su parte, tachó de «intolerable» este señalamiento. «Puigdemont pide increpar a alcaldes que cumplan la ley y sus socios de la CUP señalan públicamente a los que no comulgan con ellos», criticó.

alcaldes acosados

Lo cierto es que los episodios de acoso comienzan a acumularse. La alcaldesa de Tiana, Ester Pujol, comentó en una entrevista en TV3 que «lo más suave» que le dedican quienes se dirigen contra ella es «rata». El alcalde de Terrasa, Jordi Ballart, publicó este mensaje en su Facebook: «Gracias. Insultos, amenazas, gritos en la calle y en las redes. Espero que mi cuerpo resista todo esto porque estoy al borde de tirar la toalla». Y la alcaldesa de Palau-Solità, Teresa Padrós, halló en la fachada municipal, una pintada en la que se la comparaba con Hitler por negarse a ceder espacios para el referéndum.

Son algunos ejemplos que el conseller de Empresa, Santi Vila, se encargó ayer de minimizar. Vila, una de las voces más moderadas del PDeCAT y antiguo alcalde de Figueres, quitó hierro a todos estos incidentes y pidió que no se caiga en un «excesivo alarmismo». «Esta presión institu- cional y política es perfectamente llevadera», dijo el conseller de Empresa. «Sería una exageración considerar que estos alcaldes no pueden salir a la calle. Hay que llevarlo con deportividad siempre que no traspase la línea del respeto. Un político es fogueado continuamente», añadió.