El desafío independentista
Cuba para Cataluña
Los Comités de Defensa de la República (CDR), antes lo fueron del Referéndum y su ensoñación, según algunos expertos consultados por LA RAZÓN, sería calificarse de la «Revolución», a imagen de lo que ocurre en Cuba, crecen en número en Cataluña sin que nadie parezca saber cómo frenar este movimiento subversivo, que lleva camino de convertirse en un problema endémico de orden público. Los CDR son un buen ejemplo de lo que ha ocurrido en esta Comunidad Autónoma, en la que se ha dejado hacer al separatismo durante muchos años y, cuando se han tomado las medidas para frenarlo, los conflictos se han generado con un desarrollo en el tiempo difícil de predecir pero que no llama al optimismo. Estos grupos se presentan como producto de una actividad asamblearia espontánea en ciudades, barrios y pueblos, para combatir el «fascismo» español que quiere acabar con las señas de identidad de Cataluña. No es así, están perfectamente organizados y, a través de consignas preestablecidas en las pocas reuniones que celebran de coordinación (para no ser detectados por las Fuerzas de Seguridad) y que lanzan mediante mensajes a través de WhatsApp, Twitter o Telegram, cortan carreteras, vías férreas o protagonizan otros actos de violencia e intimidación a la población. Con ser preocupante el asunto del orden público, no lo es menos el control, al estilo cubano, casa por casa, calle por calle, que pretenden ejercer de la ciudadanía. Con ello se permiten «marcar» a los «patriotas» y, sobre todo, a los enemigos «españolistas», con los fines fáciles de adivinar.
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