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Desmantelan la red que vendía la «droga del valor» al Estado Islámico

Detenidos en Gijón y San Sebastián dos miembros del «aparato de propaganda»

Uno de los detenidos en la operación de ayer es conducido por agentes del Cuerpo Nacional de Policía
Uno de los detenidos en la operación de ayer es conducido por agentes del Cuerpo Nacional de Policíalarazon

La Guardia Civil, en colaboración con otras fuerzas de seguridad europeas y del norte de África, ha logrado desmantelar una red que utilizaba el hachís como moneda de cambio para vender armas y la «droga del valor» a yihadistas, entre ellos del Daesh.

La Guardia Civil, en colaboración con otras fuerzas de seguridad europeas y del norte de África, ha logrado desmantelar una red que utilizaba el hachís como moneda de cambio para vender armas y la «droga del valor» a yihadistas, entre ellos del Daesh.

Días pasados, y en relación con este mismo operativo, las autoridades egipcias interceptaron y tuvieron que atacar con cañones un pesquero que transportaba 1.200.000 pastillas de captagón. Se trata de una sustancia, la fenetilina, utilizada por los terroristas (los que cometieron los atentados de París de noviembre del 2015 la habían tomado) que produce un valor artificial, elimina la sensación de cansancio, el hambre, produce euforia y desinhibición.

En la operación, han sido detenidos en total 109 individuos; se han incautado 11.400 armas largas; más de un millón de cartuchos; diez toneladas de explosivos y otras cien de hachís.

El destino de las armas era Libia, donde opera el Daesh en amplias zonas, y otros puntos a donde acudían las bandas terroristas para recoger el material.

Además de España y la Guardia Civil han intervenido unidades de Italia, Francia y Grecia coordinados por Europol, con la colaboración de la DEA norteamericana.

La red criminal gestionaba buques cargados de droga que salían de Turquía con destino a Libia y Egipto. Con el narcotráfico, se financiaba la compra de armas destinadas a grupos yihadistas asentados en países de la cuenca mediterránea oriental.

El teniente coronel Javier Rogero, jefe del grupo de Delincuencia Organizada de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Benemérita, señaló ayer que se han intervenido siete buques, cinco de ellos cargados de droga y dos con armas. A estos hay que sumar el interceptado en Egipto.

Uno de los buques transportaba 5.000 armas largas y 500.000 cartuchos. Otro, con 6.400 armas largas, 570.000 cartuchos y 10 toneladas de nitrato amónico, tenía como destino final la ciudad libia de Misrata, uno de los enclaves que utiliza el Estado Islámico.

Por su parte, la Policía Nacional detuvo ayer a dos presuntos miembros del Daesh en Gijón y San Sebastián. Ambos, de origen marroquí, formaban parte del entramado propagandístico y de captación de la banda yihadista, y desarrollaban «una intensa actividad» en la que incitaban a la comisión de actos terroristas.

Esta labor, a la que a veces no se le da por parte de la opinión pública la importancia que tiene, es fundamental para que la organización criminal pueda difundir su ideología y métodos criminales de una forma efectiva.

Entre los documentos que los yihadistas han hecho públicos recientemente figura uno sobre cómo usar el cuchillo para asesinar y que «no debe ser demasiado grande, ya que sería difícil de ocultar, ni carecer de un fuerte agarre para evitar ser desarmado. Los adecuados son los cuchillos de sierra o parcialmente dentados y se recomienda expresamente no utilizar cuchillos de cocina, ya que su estructura básica no está diseñada para el asesinato y la masacre».

Los detenidos por la Policía estaban plenamente integrados en la estructura de Daesh tras su «adhesión voluntaria, asumida y convenientemente publicitada en las redes sociales», según fuentes de la operación.

«Los contenidos divulgados en las redes sociales por los arrestados –agrega– tenían características perfectamente diferenciadas. Así, unos eran claramente propagandísticos y ensalzaban las virtudes de Daesh, tales como victorias militares, logros sociales y demás supuestos méritos, claramente maquetados para su atractiva difusión masiva. Otros eran extremadamente radicales, de demoledora crudeza, en el marco de la estrategia seguida por la organización criminal para la difusión del terror informativo entre la sociedad occidental».

En ellos se enaltecía claramente la violencia terrorista, además de menospreciar y humillar a las víctimas.

En el «manual» yihadista se dice que «no es necesario separar la cabeza del cuerpo de la víctima, porque se pierde tiempo que se puede emplear en matar a otros infieles; basta con cortar la garganta, al igual que uno podría sacrificar una oveja». La elección de las víctimas debe hacerse como si de «cazar una presa» se tratara. «No se deben elegir reuniones grandes de personas o zonas demasiado llenas, porque supone una dificultad. Deben ser grupos pequeños».