Política

Cataluña

Duran avisa a Mas: «No jugaré a la independencia de izquierdas»

El líder de UDC telefoneó a su socio y le dijo que que marcará distancias si no cambia su política. En Unió creen que el acuerdo con ERC es de «mínimos» ante la presión de la ANC y Òmnium

La tradicional unión entre UDC y CDC tiene las elecciones municipales como fecha clave. Duran ha prometido a Mas su apoyo hasta entonces. Después, «ya se verá»
La tradicional unión entre UDC y CDC tiene las elecciones municipales como fecha clave. Duran ha prometido a Mas su apoyo hasta entonces. Después, «ya se verá»larazon

Es un partido con dos caras: una de lealtad y colaboración hasta las municipales. Después de mayo, el escenario cambiará en función del programa electoral de Artur Mas para las elecciones del 27 de septiembre. Así definen en Unió Democràtica la actual situación con Convergència, una vez suscrito el acuerdo con Esquerra Republicana. Dirigentes democristianos admiten que ahora mismo es muy difícil abandonar la federación nacionalista, dado que la militancia está pendiente de las candidaturas regionales y no lo entendería. Pero después no tienen dudas. Según estas fuentes, en su última conversación telefónica Josep Antoni Duran Lleida se lo dejó claro al presidente de la Generalitat: «No jugaré a un discurso independentista escorado hacia la izquierda». Es lo que temen que hará Oriol Junqueras, alarmado por la irrupción de Podemos y la dialéctica derecha-izquierda en Cataluña.

En Unió opinan que el acuerdo entre Mas y Junqueras «es de mínimos y muy forzado», ante las presiones soberanistas de la ANC, Òmnium Cultural y la Asamblea de Municipios Independentistas de sacar la gente a la calle. «Mas lo tenía muy complicado y por ello tira un balón hacia adelante», aseguran. Coloca a Junqueras en su propia trampa, pues, obstinado en un adelanto electoral, cede ante la fecha. «Mejor en septiembre que nada», dijo el líder de ERC, resignado ante la propuesta de Mas. Éste, por su parte, gana tiempo, consigue el aval de Duran Lleida hasta las municipales de mayo, prepara una refundación de Convergència y la llamada «lista de país» con personas de la sociedad civil catalana. Todo ello encaminado a solapar el escándalo Pujol y los casos de corrupción bajo las siglas de la formación convergente.

Pero la jugada es complicada. «Junqueras tampoco es tonto y quiere sacar tajada», dicen en Unió. Así, plantea sus exigencias para votar los presupuestos catalanes, que pasan por una Seguridad Social y una Hacienda propias, junto a partidas individualizadas para las llamadas «estructuras de Estado» previas a la independencia. Al tiempo, ERC quiere intensificar su discurso de izquierdas para frenar el auge de Podemos y atraer el voto ya cansado del secesionismo. Ello pone en una complicada coyuntura a Artur Mas y tensa sus relaciones con Unió. Duran ya lo ha advertido: «Es hora de gobernar y no de pleitear», con el objetivo de solucionar los problemas de Cataluña, dar estabilidad a su Gobierno y dejarse de debates estériles.

Comicios de septiembre

Según dirigentes de Unió, «Mas ha firmado una letra en dos tiempos que no podrá pagar». Es la misma tesis de los partidos constitucionalistas, el PSC, el PP y Ciudadanos, sabedores de que la independencia es inviable y de que el debate soberanista «ha entrado en fase de frialdad», en palabras del primer secretario socialista, Miguel Iceta. Ello demuestra la última advertencia del presidente de la Generalitat, que condiciona el proceso a una mayoría absoluta en los comicios de septiembre. Algo muy difícil, por no decir imposible, en opinión de todos los sectores políticos y económicos de Cataluña. Sin olvidar el horizonte judicial de Mas, pendiente de las querellas ya admitidas por el TSJC y cuya evolución positiva le impediría encabezar una candidatura. Por eso, la refundación de CDC «se la empiezan a hacer desde fuera», dicen en el propio partido, ahora en manos del núcleo duro formado por Josep Rull, Josep Lluis Corominas y Jordi Turull.

Duran ha jugado limpio y nunca ha engañado a Artur Mas. Hace tiempo que se lo venía anunciando: si la política de CiU daba un giro radical y pivotaba sobre la independencia, él marcaría distancias. Se lo ha reiterado en su última conversación telefónica, en la que el presidente le informó del acuerdo con Esquerra Republicana. Aunque el líder de Unió era partidario de agotar la legislatura, le garantizó su apoyo hasta las municipales. «Después ya se verá», insisten una y otra vez los democristianos. Duran sigue volcado en la plataforma de centro político Construim, de cara a todos los sectores sociales desencantados, alejados de un radicalismo separatista. Y lo está haciendo también con una densa agenda internacional, en cancillerías europeas y americanas, donde goza de entrada y prestigio por su cargo de presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso.

Ello se puso de relieve en su último viaje a Chile, donde Duran es muy conocido. En Santiago inauguró el Encuentro Internacional Oswaldo Payá, organizado por la Fundación democristiana Konrad Adenauer y se entrevistó con personalidades americanas de distinto signo. En su discurso apostó claramente por un centro político basado en el humanismo cristiano y la economía social de mercado. Su idea futura está clara: más sociedad y menos despachos, plataformas que den respuesta a los problemas ciudadanos y a la profunda crisis que, a su juicio, atenaza al actual sistema de partidos. En su opinión, la independencia no es una palabra mágica que todo lo arregla. Para él, todavía hay proyecto, protagonistas y votantes.

En este sentido trabajan sus hombres de confianza, en especial Jordi Casas y Josep Sánchez-Llibre, ambos con mucha experiencia y relaciones influyentes. El primero, ex delegado en Madrid de la Generalitat, acaba de entrar en la nueva cúpula de la CEOE, bajo la presidencia de Joan Rosell, en representación del sector textil. El veterano Sánchez-Llibre ha viajado a Washington como portavoz de la Comisión de Economía del Congreso, invitado por el Fondo Monetario Internacional, y ha mantenido importantes encuentros con empresarios norteamericanos. Otras dos personas gozan ahora de gran protagonismo en Unió y en Construim, con un perfil centrista: Ramón Espadaler, conseller de Interior y secretario general de CiU, y la diputada gerundense Monserrat Surroca, nombrada portavoz del partido y muy activa en trabajos parlamentarios de la Cámara Baja.

Tras las municipales de mayo, el revulsivo catalán está servido. Queda por ver el resultado que CiU sacará y si el desafío soberanista de Artur Mas les ha sido rentable o son fagocitados por ERC. De momento, todos contemplan este acuerdo «con hilos» entre Mas y Junqueras, en un pulso que enrarece y fragmenta a la sociedad catalana. Duran sigue apostando por el diálogo, critica el inmovilismo de Mariano Rajoy y lamenta que el Gobierno español crea que los problemas se resuelven en los tribunales. Para él sigue vigente la famosa frase del presidente Kennedy: «No preguntes qué esperas tú de tu país, sino que estás dispuesto tú a dar por tu país».