Videos
El cerco al Congreso acaba en batalla entre policías y antisistema
Al menos cuarenta manifestantes fueron detenidos y hubo doce heridos, dos de ellos policías
45 detenidos, 9 de ellos menores, y 40 heridos es el balance de los incidentes registrados ayer en las inmediaciones de Atocha. Cifuentes dice que este grupo de personas es "ajeno"a los manifestantes contra los recortes y resalta el carácter pacífico de las concentraciones
Rememorar el asalto al Congreso de hace 32 años se antojaba ayer complicado. Y más con el dispositivo de seguridad desplegado. No en vano, lo que comenzó y transcurrió como una marcha pacífica terminó en batalla campal. Apenas terminó la concentración convocada por «Marea Ciudadana», los radicales iniciaron su particular protesta. Lo típico: quemaron contenedores, arrancaron papeleras y levantaron barricadas. ¿El resultado? 45 detenidos, entre los que había 9 menores de edad, y 40 heridos según fuentes policiales. Además, los agentes se incautaron de palos, petardos y bengalas, y es que hay que señalar que hubo hasta fuegos artificiales.
La tarde transcurrió tranquila, pese a que la Policía ya tenía constancia de la presencia de varios grupos radicales en la zona. Entre los manifestantes –unos 35.000 según fuentes policiales– había familias con niños y personas mayores que no pararon de corear consignas contra el Gobierno y los recortes en Sanidad o Educación. Llegaron desde diferentes puntos de la capital hasta la plaza de Neptuno, donde les esperaba un amplio dispositivo policial formado por unos 1.400 agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP). O, lo que es lo mismo, 28 grupos, compuestos por 50 policías cada uno.
Pero el Congreso de los Diputados, su principal objetivo, era inaccesible. Es más, los agentes tenían controlados desde primera hora a cuatro grupos de radicales: Izquierda Castellana, Bukaneros, Izquierda Internacional y Corriente Roja, encargados de calentar el ambiente. También había dispositivos especiales de control en la calle Génova y en la Bolsa, por si los antisistema decidían cambiar de objetivo llegado el momento.
Entre cánticos y demás proclamas, un grupo de «Bomberos Quemados» decidió establecer un cordón de seguridad entre las vallas de seguridad y la gente y así evitar males mayores. Y lo consiguieron. Al menos hasta las 20:00 horas, cuando el citado cordón se desvaneció y algunos de los manifestante comenzaron a tirar piedras contra la Policía e intentaron echar abajo las vallas de protección. No fue a más. Sin embargo, lo peor estaba por llegar. Una vez se desalojó Neptuno, comenzó la batalla campal y los destrozos por parte de un grupo de apenas cien radicales –algunos de ellos menores de edad– que decidieron trasladarse hacia Atocha. Al grito de «Hay que cortar las calles», empezaron a cruzar en medio de la carretera vallas, mesas, sillas de bar y lo que encontraban a su paso.
Una vez llegaron al Paseo de las Delicias, comenzaron a quemar contenedores -casi una veintena según la Policía- y a armarse con palos y piedras mientras cundía el pánico entre los viandantes. Eran las 21:00 horas y los furgones policiales no dejaban de ir de un lado a otro. Los antisistema, huyendo de la quema, nunca mejor dicho, y de los antidisturbios corrieron entonces en dirección contraria hacia Atocha. Muchos trataron de esconderse entrando en el Metro, ya que la Policía tenía bloqueadas las entradas de la estación y la gente ajena a la manifestación, asustada, comenzó a correr sin rumbo al ver la cantidad de agentes que llegaba. Esta situación provocó episodios de ansiedad como el sufrido por dos mujeres al ser empujadas. En medio de tanto ajetreo, un joven dijo haber sido golpeado por la Policía en Atocha y, lo que era peor: le habían roto las botellas que llevaba para hacer botellón.
Estos violentos episodios se prolongaron hasta poco después de las 22:00 horas, aunque el dispositivo policial se mantuvo. El balance final: Doce heridos, dos de ellos, policías. Y en el resto de España, cerca de 90.000 personas se manifestaron sin apenas incidentes, salvo las pintadas en la fachada del Tribunal Supremo de Galicia y lo ocurrido en Madrid.
✕
Accede a tu cuenta para comentar