Cádiz
El cielo español también se protege desde el mar
La Operación “Eagle Eye” pone a prueba la integración de la Armada y el Ejército de Tierra en la defensa del espacio aéreo. Más de 2.500 efectivos garantizan su seguridad las 24 horas
La Operación “Eagle Eye” pone a prueba la integración de la Armada y el Ejército de Tierra en la defensa del espacio aéreo. Más de 2.500 efectivos garantizan su seguridad las 24 horas
La fragata “Blas de Lezo” navega despacio por el Golfo de Cádiz. Desde su Centro de Información para el Combate (CIC), sus efectivos analizan con paciencia todas las señales que muestran sus radares. Observan puntos, trazas se llaman, e indican no sólo buques que se encuentran cerca, sino también aviones. Sí, porque este moderno buque de la Armada es una de las piezas clave en la protección del espacio aéreo español, una de las barreras para frenar cualquier amenaza que pudiera llegar desde el aire. Su comandante, capitán de fragata Juan María Ibáñez, así lo reconoce: “La Blas de Lezo es el sensor avanzado y una importante plataforma de armas para esta misión”. Pero, ¿cómo protege un buque el cielo? Gracias a sus potentes radares y misiles. Y no son los únicos que dan seguridad a un medio que no es el suyo, pues el Ejército de Tierra también lo hace. No sólo los clásicos cazas que despegan en 15 minutos se encargan de la defensa del espacio aéreo, por lo que durante la pasada semana, las Fuerzas Armadas han demostrado que para garantizar su inviolabilidad y seguridad es necesaria una perfecta coordinación entre los dos Ejércitos y la Armada. Y lo han hecho con la operación “Eagle Eye”, con la que se busca mejorar aún más esta integración. Todos, coordinados por el Mando de Defensa y Operaciones Aéreas (MDOA).
El pilar básico de la defensa del cielo español siguen siendo los radares de los Escuadrones de Vigilancia Aérea (EVA) que hay repartidos por toda España y que, ante cualquier posible amenaza, avisan a las Alas del Ejército del Aire que cuentan con cazas de combate listos para despegar. Pero la protección del espacio aéreo es como una cebolla y cada Ejército aporta sus medios y se encarga de vigilar y defender su capa asignada. Así que para escenificar esa perfecta coordinación, en este ejercicio, que se repite cuatro veces al año en distintos cuadrantes de España, han participado seis aviones Eurofighter del Ala 11 (Morón de la Frontera), una Unidad de Defensa Antiaérea del Mando de Artillería Antiaérea y la fragata. El centro neurálgico desde donde se controla todo se encuentra en Torrejón de Ardoz (Madrid), donde el teniente general Eugenio Ferrer, comandante del MDOA, deja claro que “todo lo que vuela, está identificado”. Y al día detectan más de 10.000 aeronaves que cruzan España...
Uno de las primeras barreras es la “Blas de Lezo” y, más concretamente, su moderno y potente radar “Spy 1-D”, capaz de detectar cualquier aeronave en un radio de unos 500 kilómetros. “Es un barco muy antiaéreo pero tiene mucha versatilidad”, afirma su comandante, quien intenta explicar la potencia de su radar con un ejemplo: “Si ahora desde Cádiz, detectamos un avión enemigo a la altura de Toledo, cuando llegue a Sevilla ya lo tendremos enfrentado y derribado”. Para ello cuentan con un importante sistema de armas que incluye misiles, torpedos y un cañón, los cuales podrían utilizar si se produjese una situación como la que practican en el Golfo de Cádiz: el ataque por parte de dos cazas que pone a prueba a sus 200 efectivos.
No muy lejos del mar, pero ya en tierra firme, la base de Rota (Cádiz), alberga otra de las capas de esta cebolla, la que afecta al Ejército de Tierra, que en esta ocasión contribuye a proteger el cielo con una Unidad de Defensa Antiaérea. Se trata de un sistema compuesto por un radar y baterías de cañones y misiles en el que 430 efectivos del Regimiento de Artillería Antiaérea 74 trabajan analizando “nuestra zona de acción, que es la capa más superficial del terreno”, explica el capitán Javier Gómez Pérez.
Todos estos elementos coordinados implican que el espacio aéreo español está vigilado y protegido por tierra mar y aire las 24 horas al día, los 365 días del año por más de 2.500 efectivos. “Queremos transmitir a todo el mundo que estamos aquí. Estamos aquí todos los días para cuidar del espacio aéreo y de su seguridad”, sentencia el general de brigada Ignacio Bengoechea, jefe del Centro de Operaciones Aéreas.
Un ejemplo ante la OTAN
La vigilancia del espacio aéreo español es una de las misiones permanentes de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, como miembro de la OTAN, España también contribuye a suplir las carencias de aquellos países aliados sin capacidad de defensa aérea. Es el caso de la recién finalizada misión de Policía Aérea del Báltico, en la que el Ejército del Aire ha participado por tercera vez con cuatro cazas Eurofighter basados en la localidad de Siauliai (Lituania). O la de la Agrupación Naval Permanente nº1 de la Alianza (SNMG-1) en el norte de Europa, liderada por nuestro país. Un ejemplo, el de solidaridad, que España quiere poner sobre la mesa en la próxima cumbre de la OTAN de Varsovia, en la que junto a Portugal, Francia e Italia pedirán más atención al sur.
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