El Daesh tenía un centro clandestino de propaganda en Cataluña

La Comisaría General de Información (CGI) del Cuerpo Nacional de Policía desmanteló ayer, en la localidad de Cornellá del Llobregat (Barcelona), una célula del Daesh, el llamado Estado Islámico, integrada por dos ciudadanos marroquíes que se dedicaban a la difusión mediática de contenidos terroristas. Asimismo, según fuentes de Interior, se ocupaban de radicalizar y adoctrinar a nuevos militantes para formar parte de la citada banda criminal.

El Estado Islámico concede gran importancia a su «aparato de propaganda», cuya actividad es previa a la de «captación», ya que resultan fundamentales con el fin de conseguir que nuevos militantes se desplacen a las zonas de combate en Siria e Irak; o formar «células durmientes» para cometer atentados. En todo caso, continuar con las labores de adoctrinamiento.

Junto con la CGI han trabajado agentes de la Brigada Provincial de Información de Barcelona, que, además de investigar las actividades de la célula, la han tenido «monitorizada». Se trataba de controlar sus movimientos y que no pudieran escapar en ningún momento a la vigilancia policial. En este tipo de terroristas, la sorpresa puede saltar en cualquier momento y pasar a la acción sin que sus movimientos hicieran pensar en ello.

La célula, insiste Interior, asentada en España, se dedicaba a la recopilación y la posterior distribución de propaganda de índole terrorista en enaltecimiento y apología del Daesh.

Los objetivos de los integrantes del «comando» eran la propagación del ideario yihadista y la contribución directa al sostenimiento del Daesh, del que obtenían todo el material necesario para sus actividades criminales.

Entre sus objetivos figuraban, asimismo, «la difusión masiva de material propagandístico terrorista entre simpatizantes, adeptos y futuros militantes, facilitando con su actividad el acceso multitudinario a contenidos de índole terrorista, utilizando para ello perfiles de Facebook y mensajería WhatsApp».

Material propio

Los integrantes de la célula habían logrado un cierto grado de especialización y producían su propio material, que distribuían entre sus simpatizantes.

Los contenidos eran de dos tipos: propagandísticos, en los que se ensalzaban las excelencias del Daesh, tales como victorias militares, «logros sociales» y demás supuestas virtudes «claramente maquetadas para su atractiva difusión masiva». O bien «extremadamente radicales, de demoledora crudeza, en el marco de la estrategia seguida por el Daesh para la difusión de terror informativo entre la sociedad occidental».

Los vídeos contienen actos violentos seleccionados, en los que se enaltecen claramente las atrocidades terroristas y además se menosprecia y humilla a las víctimas.

Por lo que respecta a las labores de captación y adoctrinamiento, los dos marroquíes organizaban reuniones privadas, a puerta cerrada y previa adopción de importantes medidas de seguridad. Las convocatorias podían ser en una mezquita fuera de las horas de rezos o en domicilios particulares, con el único objetivo de imbuir personalmente el ideario terrorista a los futuros «muyahidines».

El tipo de actuación de los detenidos responde a la metodología típica del Daesh, según las citadas fuentes.