Política

Terrorismo yihadista

El Estado Islámico intentó «hackear» una depuradora y envenenar el agua de miles de personas en Inglaterra

Alteró, con un ciberataque, los parámetros de depuración de una instalación en una ciudad cuyo nombre no ha sido desvelado por razones de seguridad

Imagen de una depuradora de agua.
Imagen de una depuradora de agua.larazon

Alteró, con un ciberataque, los parámetros de depuración de una instalación en una ciudad cuyo nombre no ha sido desvelado por razones de seguridad

El Estado Islámico, Daesh, estuvo a punto de lograr, a través de un ciberataque, una catástrofe humanitaria de grandes proporciones en una ciudad inglesa, mediante la alteración del agua de los depósitos de suministro a la población, según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas.

Los hechos, ocurridos en una fecha indeterminada entre 2015 y 2016 (el nombre de la ciudad tampoco ha sido revelado por razones de seguridad) fueron presentado como consecuencia de “hackivismo”. Sin embargo, las citadas fuentes señalan ahora, tras una serie de investigaciones, que se trata de un ataque de los yihadistas dentro de su estrategia de “sabotear infraestructuras críticas para causar daños a la población”.

Es el segundo ciberataque de una cierta entidad del que se tiene conocimiento. Tal y como publicó este periódico, los cabecillas del Daesh hicieron coincidir una acción de este tipo con los atentados perpetrados en París en noviembre de 2015.

Con el fin de que los terroristas se pudieran mover con más facilidad por la capital francesa y dificultar identificaciones, comprobación de matrículas, coordinación de controles, etcétera, lanzaron un ataque contra los ordenadores de las Fuerzas de Seguridad y Servicios de Información galos.

El método era tan “sencillo” como alterar el reloj de cada sistema, adelantando o retrasando unos minutos el de cada unidad, con el fin de que no pudieran comunicarse entre ellos. De esta manera, la información que tenían unos era inaccesible a los otros, con los consiguientes fallos de coordinación durante unas acciones criminales en las que fueron asesinadas más de 130 personas.

En el caso de Inglaterra, se dijo en un principio que un grupo de “hacktivistas” se infiltró en el sistema de seguridad de una planta potabilizadora de agua y cambió los niveles de sustancias químicas que se utilizan para tratar el agua de consumo humano.

Afortunadamente, los responsables de la planta se dieron cuenta de lo que pasaba, que las barreras para frenar este tipo de ataques habían sido superadas, y evitaron sobre la marcha lo que podría haber sido una catástrofe humanitaria de considerables proporciones. De hecho, ninguno de los ciudadanos que podrían haber sido afectados sufrió enfermedades como consecuencia del consumo del agua que los yihadistas trataban de envenenar.

Esta misma semana, en una comparecencia ante la Comisión Mixta de Seguridad Nacional, el coronel del Área Técnica de la Jefatura de Información de la Guardia Civil, Luis Fernando Hernández García, se refirió a este incidente, que fue calificado en principio de “hackivismo” “pero que era ciberterrorismo porque buscaba alterar los parámetros de la planta” depuradora. Subrayo el Gobierno inglés, en un informe que hizo público, reconoció que de no haberse detectado a tiempo podría haber causado graves daños a la población. “Lo que ocurrió va mucho más allá del “hackivismo, fue ciberterrorismo”, agregó.

Este fenómeno delictivo sí existe, aunque de momento se encuentra en un estado incipiente, puntualizó el jefe de la Benemérita. Las acciones del Estado Islámico en este campo se han dedicado, sobre todo a través de Al Hayat Media Center, a la recluta, proselitismo y financiación (en un 95 por 100) pero el otro 5 por 100o restante al terrorismo cibernético.

Las pérdidas territoriales que ha sufrido el grupo yihadista en Siria e Irak han debilitado la potencialidad del “Cibercalifato” aunque se trata de “un riesgo emergente” ya que de forma continua trata de incorporar a expertos para su causa. Incluso, podrían utilizar las redes del cibercrimen que están a disposición del que quiera y pueda pagar por sus servicios.

Que las depuradoras de agua son objetivos del yihadismo quedó demostrado en España, en agosto de 2011, cuando Fernando Grande Marlaska, entonces juez en la Audiencia Nacional y hoy ministro del Interior, mandó a prisión al marroquí Abdellatif Aoulad, de 36 años, detenido en La LInea de la Concepción (Cádiz) por un delito de integración en organización terrorista y otro de conspiración para el asesinato terrorista. Estaba vinculado a Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI).

En el auto dictado por el magistrado, se decía que este individuo era el administrador general y probable propietario de un foro yihadista de contenido radical (”Shabaka Al Haqiqa Al Ikhbaria”) (“Red de la Verdad Informativa”) a través del cual expresó “de manera clara y literal su deseo de llevar a cabo un atentado dirigido contra los ‘infieles’”. Su intención era hacerlo por medio del “envenenamiento de reservas de agua de consumo humano, en particular en aquellos depósitos que suministran cámpings y/o complejos turísticos”.

El detenido tenía una participación muy activa en dos de los foros yihadistas en internet más conocidos: “Al Sumukh” y “Ansar Al Mujahideen”, utilizados para reclutar y captar nuevos miembros, así como para adoctrinar y formar terroristas mediante la difusión de manuales relacionados con la actividad delictiva. Asimismo, se destacaba el hecho de que otros usuarios de esas páginas de internet pusieran a disposición del detenido manuales para fabricación y uso de venenos, tóxicos o explosivos.

La Audiencia Nacional tenía constancia de que el marroquí podría estar planificando un atentado que afectara a un gran número de personas e inició las investigaciones. Abdellatif Aoulad colgó en el foro “Al Shumukh” un extenso manifiesto en el que invitaba y provocaba a otros usuarios para cometer atentados “por cualquier medio contra Europa y Estados Unidos”, agregaba el auto. “Dios mío, concédeme el martirio por tu causa. Que tenga la valentía y la suficiencia. Que mi cuerpo vuele en pedazos, por amor a ti, hasta el punto de no poder reunirlos y enterrarlos en la tumba”, encabezaba el detenido su manifiesto.

Al parecer, el marroquí tenía cierta urgencia por llevar a cabo el atentado y solicitó a través del foro ayuda para el envenenamiento masivo de aguas. En concreto, pidió, según han constatado los investigadores, la fórmula de un veneno mortal, “de alta eficacia, con le fin de introducirlos en los canales y depósitos de agua que suministran a los complejos turísticos y viviendas en tierras de los infieles”.

Tuvo respuesta y un usuario le facilitó un link para que se descargara “La enciclopedia de los venenos”, otro la “receta” para la producción de la toxina de la botulina (”receta de la carne putrefacta”). Le respondió que haría la prueba “con la ayuda de Dios” y que le informaría de los resultados.