París
El fracaso absoluto de los Otegi
En el texto base de marzo de 2012, al que ha tenido acceso LA RAZÓN, se contemplaba la posibilidad de que «si el informe no recibiera el visto bueno de los militantes, se pondría en marcha un nuevo procedimiento, basado en la lectura de las aportaciones recogidas en el debate». Se anunciaba que «el balance y el resultado del debate se les facilitará a todos los militantes a través de una circular». El nuevo texto, que se ha votado hasta ahora, supone, por lo tanto, un fracaso rotundo de los «posibilistas», que se han tenido que plegar a las «aportaciones» de los militantes más radicales (se supone que mayoritarios, dado lo ocurrido). Los «otegi» han tenido que admitir que no han logrado la negociación con los ejecutivos de Madrid y París (estaban demasiado acostumbrados a jugar la baza de la amenaza de ETA) ni conseguido imponer su protagonismo. Se han quedado (los de Batasuna, ahora legalizados en Bildu, Amaiur y Sortu) en meros comparsas y espectadores. Asimismo, se critica que las movilizaciones, que, en teoría, obligarían a los citados gobiernos a pasar por el aro que les marcaba la banda y su entramado, no han servido para nada, ya que los presos siguen en las cárceles; las Fuerzas de Seguridad y Ejércitos, en sus cuarteles del País Vasco y Navarra; y los huidos, escondidos y con el temor de ser detenidos. En definitiva, un balance desastroso para ETA y su mundo, se mire por donde se mire. A la situación actual, además de por la firmeza de España y Francia, se ha llegado por el propio contenido de la ponencia base.
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