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El imán de Ripoll intentó captar jóvenes belgas en Vilvoorde

«Era un hombre con grandes frustraciones», relata un imán belga sobre Abdelbaki Es Satty

Varios fieles rezan en la mezquita de Bab Taza, cabeza de la comarca de Tinghaya
Varios fieles rezan en la mezquita de Bab Taza, cabeza de la comarca de Tinghayalarazon

«Era un hombre con grandes frustraciones», relata un imán belga sobre Abdelbaki Es Satty

El imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, considerado el «cerebro» de los atentados en Barcelona y Cambrils, estableció una fuerte conexión con Bélgica. Estuvo residiendo en la localidad de Vilvoorde durante tres meses en 2016. En concreto, desde enero hasta marzo de este año. Pero no se trató de un viaje puntual y fortunito. Es Satty se alojó en ese tiempo en la casa de un primo suyo, según publicó ayer el periódico belga «La Dernière Heure», cuya identidad, no obstante, no ha sido todavía revelada. Cada vez que el imán de Ripoll viajó a Bélgica se alojó con sus familiares. Como muestra de la frecuencia de las estancias de Abdelbaki Es Satty en Bélgica; después de regresar a España en 2016, el imán viajó en al menos tres ocasiones más entre los meses de mayo y junio, según queda reflejado en el registro de pasajeros.

En Vilvoorde, Es Satty estuvo predicando en la mezquita Youssef de Diegem, en la provincia flamenca de Brabant. No consiguió acreditarse como imán al no poder demostrar que no arrastraba antecendentes penales –en 2010 fue condenado a cuatro años de cárcel por tratar de introducir 121 kilos de hachís a través de Ceuta–, pero sí pudo guiar en algunas ocasiones el rezo. La radicalidad de su discurso llamó pronto la atención. Así lo recuerda Mimoun Aquichouch, imán de Vilvoorde y sobrino del presidente de la mezquita de Diegem frecuentada por EsSatty, a la cadena de radio y televisión belga VRT. «Desde luego predicó varias veces» admite Aquichouch porque –razona– «un imán no se puede encontrar un imán en cada esquina, y debe ser competente para conocer el Corán». No obstante reconoce que enseguida percibió una anomalía. «Mi impresión era que algo estaba mal, no era como debería ser, su discurso no era bueno». «Parecía un hombre con un montón de frustaciones. Yo no confiaba en él». En este punto, el presidente de la mezquita Youssef en Diegem le comunicó que «no había futuro para él en la mezquita». «Quizá mi tío haya evitado un ataque en Bélgica», reflexionó Aquichouch.

Las autoridades belgas también sospechan de que el imán de Ripoll se dedicó a labores de captación de jóvenes para la Yihad e investigan si lo hizo con éxito. Vilvoorde, una pequeña localidad de Bélgica de 40.000 habitantes, ha sufrido el zarpazo del terror islamista. Entre 2011 y 2014, 28 vecinos se alistaron en la organización criminal Estado Islámico y viajaron a Siria para combatir en la Guerra Santa. Vilvoorde se convirtió en el primer pueblo europeo en la exportación de yihadistas o combatientes extranjeros. Conscientes del problema mayúsculo de seguridad nacional, esta pequeña localidad empezó a trabajar a favor de la desradicalización de parte de su población. El alcalde de la ciudad de Vilvoorde, Hans Bonte, admitió en una entrevista en el periódico belga «Die Redactie» su inquietud por la penetración del salafismo en la comunidad musulmana pero que desde 2014 se tomó el control y se puso en marca «mecanismos de antirradicalización que ahora se han mostrado efectivos». Pero tras los atentado de Barcelona, Vilvoorde vuelve al mapa de la Yihad.