Ceuta

El líder de la célula desarticulada en Ceuta se radicalizó en la cárcel

Un fuerte dispositivo policial participó en las detenciones de los yihadistas
Un fuerte dispositivo policial participó en las detenciones de los yihadistaslarazon

Distintos informes han llamado la atención sobre el riesgo de que las cárceles se conviertan en viveros para reclutar o radicalizar a musulmanes y convertirles en futuros yihadistas.

Distintos informes han llamado la atención sobre el riesgo de que las cárceles se conviertan en viveros para reclutar o radicalizar a musulmanes y convertirles en futuros yihadistas. De ahí que desde el último trimestre del pasado año se aplique un programa «de intervención con internos islamistas» para evitar que ello pueda suceder. O, mejor, habría que decir, para que se pueda repetir.

Este análisis se ha verificado en el caso en todos sus extremos en el caso de Farid Mohamed Al Lal, «Guerra», considerado el principal dirigente de la última célula yihadista desarticulada en Ceuta el pasado sábado en la conocida como «Operación Chacal». Este islamista de «ideología integrista» y defensor de los «postulados a la yihad global», inició su proceso de radicalización cuando cumplía condena en la cárcel de Topas (Salamanca), cuando coincidió con Mohamed Achraf, quien fue detenido en 2004 y condenado años después por «crear» una célula yihadista en esa prisión.

Nada más salir da la cárcel, en junio del pasado año, Farid Mohamed Al Lal, comenzó a expresar su apoyo decidido al grupo terrorista Estado Islámico, especialmente a través de su perfil en la red social Facebook.

De hecho, según señalaron a LA RAZÓN fuentes de la investigación, en el material audiovisual incautado en esa operación, se le observa dirigiendo en una especie de entrenamiento físico a otros dos yihadistas, a la vez que profería gritos habituales en ese tipo de organizaciones terroristas.

En ese tipo de reuniones, que no se celebraban prácticamente nunca en su domicilio, inculcaba al resto de asistentes la idea de trasladarse a combatir a lo que denominan «zonas de conflicto», es decir, Siria o el norte de Irak, que es donde tiene mayor presencia el Estado Islámico. En ese material incautado también se le ve cómo realiza una férrea defensa de ese grupo terrorista, a cuyos miembros califica de «nuestro ejército», y de cómo justificaba las decapitaciones públicas de sus rehenes.

Su hermano, Mohamed Mohamed Al Lal, era también el hombre de confianza de Farid y asistía también a las reuniones que éste organizaba. También utilizaba las redes sociales para lanzar mensajes en apoyos a favor de la Yihad.

Sin embargo, la mano derecha de Farid era Anuar Ali Amzal, quien según conversaciones telefónicas intervenidas, participaba igualmente en labores de adoctrinamiento radical a otros individuos, siempre bajo la supervisión y control de Farid, según las citadas fuentes.

Este individuo tenía una intensa actividad apologística a través de las redes sociales, y, en especial, de Facebook, hasta que a finales del pasado año cerró su perfil. Mientras lo tuvo «activo» lo utilizaba para lanzar su apoyo a organizaciones terroristas de carácter yihadistas y su coincidencia con la defensa de las mismas.

Reparto de papeles

Por otro lado, esta célula tenía perfectamente definida el papel que tenía que desempeñar cada uno de sus integrantes, donde algunos tenían labores de vigilancia para evitar ser detectados por las Fuerzas de Seguridad en la barriada ceutí donde se llevó a cabo la «operación Chacal». Anur Lia Amzal sería uno de los encargados de este extremo.

Así, entre esas medidas de seguridad estaba el hecho de que el considerado líder, Farid Mohamed Al Lal, siempre utilizaba un teléfono de otro miembro, ya que, para evitar ser localizado, ni siquiera tenía uno propio. Además, se ha constatado que utilizaban un lenguaje que sólo ellos conocían.

Respecto al cuarto detenido, Reduan Ali Amzal, «El Verruga», hermano del anterior y el único que quedó en libertad provisional, las investigaciones han determinado que, supuestamente, tenía como labor dentro de la célula controlar y vigilar a posibles objetivos, bajo las órdenes de Farid. También en las redes sociales expresaba su deseo de convertirse en «mártir», tal como publicó en su perfil de Facebook: «Estoy deseando entrar en el paraíso, si Dios quiere».

Un arsenal para atentar

En el domicilio de los hermanos Farid Mohamed Al Lal y Mohamed Mohamed Al Lal varios agentes de la Comisaría General de Información del Cuerpo Nacional de Policía encontraron múltiples elementos que podrían usarse para atentar en territorio español en nombre del yihadismo:

-2 pistolas (una de ellas con la corredera plateada y otra de metal y de aire comprimido).

-1 hacha.

-1 cuchillo de unos 50 centímetros y cuya hoja tenía grabados caracteres árabes.

-2 machetes (uno de 50 cm. y otro de 40 cm.).

-1 pistola para lanzar arpones.

-2 cajas de munición (cada una de ellas contenía cinco cartuchos del calibre 12 milímetros).

-1 máscara.

-150 pares de guantes de láxtex.

-1 spray de color negro.

-1 grillete.

-10 móviles.

-11 tarjetas SIM.

-18 porta tarjetas.

Además, en la inspección de los agentes del Cuerpo Nacional de Policía a la casa de la otra pareja de hermanos detenidos, Anwar Ali Amzal y Reduan Ali Amzal, se encontraron también multitud de herramientas, que tanto en cantidad como en disposición eran muy similares a las de los hermanos Mohamed Al Lal:

-1 pistola Glock modelo 26 con el número de serie rayado.

-3 cartuchos del calibre 9 milímetros.

-1 sable acompañado de su vaina.

-3 trajes del ejército español.

-1 hacha de madera con hoja de color rojo.

-1 objeto metálico con apariencia de arma medieval con dos hojas cortantes.

-11 pasamontañas.

-4 máscaras.

-1 cuchillo junto a un mortero metálico.

-1 cuchillo de mango marrón.

-1 «cachiporra» de madera con la inscripción «Fuck Police».

-1 bate de béisbol metálico.

-2 placas de matrícula de coche con el número 3617CPD.

-2 botes de spray.

-15 teléfonos móviles.

-18 tarjetas SIM.