Política

Valencia

El PP cierra filas con su líder desde el respeto al ex presidente

La Razón
La RazónLa Razón

El ex presidente del Gobierno José María Aznar defendió en Antena 3 algunos de los planteamientos en materia fiscal que están sosteniendo otros miembros del partido como, por ejemplo, la ex presidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre. Pero su revisión de la política del Gobierno tiene una trascendencia que no consigue alcanzar ningún otro dirigente del PP, por su influencia y poder desestabilizador en clave interna. Hay quienes llegan a sostener incluso que Aznar tiene «grupo parlamentario propio». En cualquier caso, la importancia de sus palabras no está en el debate sobre si vuelve o no a la política, algo que nadie se plantea en estos momentos, sino en las consecuencias a medio y largo plazo de lo que se considera una «amenaza seria», la más importante desde que Aznar abandonó la presidencia del PP, por su fondo político. En las filas populares advertían ayer de que hablar de si Aznar vuelve a la política es, a día de hoy, dar varias volteretas sin red, porque antes hay todo un camino que recorrer en el que va a ser determinante cómo evoluciona la situación política y económica del país. Quienes tienen más experiencia y más olfato político coincidían en señalar que a partir de las palabras del ex presidente, la clave está en ver cuál es su impacto en el Gobierno, en el poder periférico del partido y en otros «cuadros» del mismo. No en caliente, momento en el que la reacción inmediata es el cierre de filas, sino una vez se aleje la polémica de la entrevista en Antena 3 y cada cual vuelva con normalidad a su discurso. ¿Va a mantenerse el mensaje discrepante con el Gobierno que hemos visto en las últimas semanas por parte de presidentes autonómicos, con casos muy sonados como el del extremeño José Antonio Monago? Hoy Rajoy tiene el apoyo del «aparato» y no hay cuestión respecto a si la situación evoluciona a mejor, como pronostica el Gobierno. «Para cualquier otro escenario, Aznar ya se ha posicionado y podrá decir que "os dije que ése no era el camino"», sentencian dentro del partido. Un PP en el que todo el poder está concentrado en el Gobierno y con una dirección formal, pero que en la práctica no tiene en ningún caso ni la influencia en el discurso político ni el poder interno de otras direcciones anteriores. De momento, ayer los principales presidentes autonómicos, los mismos que se han levantado en armas por cuestiones como el déficit asimétrico, cerraron filas con su presidente, pero sin enfrentarse tampoco con Aznar. Salvo excepciones, como la del PP vasco. Desde la salida de María San Gil, Aznar no ha visto con buenos ojos ni al nuevo equipo vasco ni su estrategia ante el nacionalismo. Y entre los más duros con sus declaraciones están, no por casualidad, Iñaki Oyarzábal o Borja Sémper. El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, apoyó a Rajoy alegando que el PP es un partido de lealtad a sus presidentes. «Este partido ha sido leal con el ex presidente Aznar y en consecuencia tiene lealtad inquebrantable con Rajoy», señaló. Y negó credibilidad a la hipótesis de que piense volver a la política. «Ha dado ideas, reflexiones, porque le preocupa España. No significa para nada entrar en ninguna vuelta hacia el pasado». Significativa fue también la valoración del líder de la Comunidad de Madrid, Ignacio González: «Aznar ha sido probablemente el mejor presidente de España y sus opiniones son enormemente interesantes para todos».