El saqueo sindical
El PSOE arropa a Méndez en pleno escándalo por los casos de corrupción
Le animan a mantenerse fuerte frente a una «campaña de acoso y derribo»
No estuvo Alfredo Pérez Rubalcaba y tampoco Elena Valenciano, pero sí el secretario de Organización y número tres del partido, Óscar López. Hablamos del homenaje que cada año el PSOE y su sindicato hermano, la UGT, rinden a Pablo Iglesias con motivo del aniversario de su fallecimiento ante la tumba del fundador de ambas organizaciones. Cándido Méndez estuvo arropado por López, pero también por el secretario general del PSM, Tomás Gómez, en un momento especialmente delicado para el secretario general de la Unión General de Trabajadores como consecuencia de las irregularidades detectadas en el dinero público de los cursos de formación y otros escándalos. Así que si el día sirvió para recordar a Pablo Iglesias, también para escenificar el apoyo de los socialistas a Cándido Méndez, de quien ya se cuestiona su continuidad al frente del sindicato.
Y es que en la calle Ferraz nadie pone en duda la honestidad del líder de la UGT, si bien en la dirección federal admiten que la gestión de los escándalos aparecidos no ha sido la más adecuada. Más allá de esto, los socialistas están convencidos de que hay una campaña de «acoso y derribo» contra los sindicatos, una ofensiva de descrédito al papel de las organizaciones sindicales en general. Y de ahí que Óscar López instara al secretario general de la UGT a mantenerse «firme» y «fuerte» frente a la «mentira y la injusticia», ante una auténtica campaña «de acoso y derribo» de la derecha para «deslegitimar» la acción de los sindicatos que los socialistas «no vamos a consentir».
En la misma línea se manifestó el díscolo con la dirección federal, Tomás Gómez, que se sumó a quienes sólo ven una campaña de «desprestigio» articulada, por lo que llamó a «pasar a la ofensiva» para parar estas agresiones y lograr una «democracia de calidad». Convencido de que «quieren acabar con el movimiento sindical y con la libertad», el número uno de los socialistas madrileños se despidió de los presentes con un «salud, fuerzas y a ganar la batalla a los poderes económicos». Y en esta línea, tanto el PSOE como la UGT reivindicaron la lucha centenaria en defensa de la clase trabajadora y del bienestar y los resultados conseguidos justo en un momento en el que el Gobierno del PP se dedica, en su opinión, a desmantelar el Estado social y democrático.
Todos se sumaron al coro de críticas al Gobierno del PP y acusaron a Mariano Rajoy de querer «acabar con con el Estado social» para hacer «negocio» y de «desprestigiar» a las organizaciones sindicales para intentar dejarles sin protección. Y todo esto en el momento en el que cada día se publican nuevos casos de supuesta corrupción que afectan a la UGT, una organización que, en palabras de Cándido Méndez, «tiene las raíces muy sanas». Su diagnóstico: «Habrá cosas que se habrán hecho mal y que habrá que corregir, pero no se puede poner en tela de juicio a toda una organización». El secretario general de la UGT admitió, no obstante, que su sindicato atraviesa «tiempos muy duros y muy difíciles», y pronosticó que la situación seguirá igual «durante bastantes meses». De ahí que apelara a los afiliados y dirigentes para preservar los valores, las creencias y los compromisos del sindicato y de su «proyecto vital».
EL RELEVO DEL LÍDER DE UGT, EN MARCHA
La figura de Cándido Méndez está en entredicho y ya suenan nombres para un hipotético relevo. El líder ugetista está muy debilitado por su inacción ante los últimos escándalos. Los líderes de Madrid, Valencia y Cataluña encabezan el movimiento por la renovación de un puesto que Méndez ostenta desde hace 19 años. El llamado «eje sindical de poder» está encarnado por José Ricardo Martínez, líder de Madrid; José Álvarez, en Cataluña, y el valenciano Toni Ferrer, auténtico número dos de la organización que se perfila como alternativa. El madrileño es polémico; sobre el catalán se cierne una nube de sospechosas finanzas, y sólo el valenciano podría aspirar al liderazgo de UGT, con el beneplácito del partido hermano. Sin olvidar que la Comunidad Valenciana es hoy para el PSOE una prioridad.
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