Susana Díaz
El PSOE cierra filas para «blindar a Pedro y a Susana» ante la debacle
Por un lado, el PSOE cuestiona la «cocina» del CIS y la atribuyen a una estrategia del PP y, por otro, interpretan la necesidad de cerrar filas en torno a Pedro Sánchez, pues consideran que el «ruido interno» en el partido ha marcado los malos resultados registrados en la encuesta.
El varapalo del barómetro del CIS, que apea al PSOE por primera vez de la segunda fuerza ante el imparable ascenso de Podemos tuvo ayer una doble lectura desde Ferraz. Por un lado, los socialistas cuestionan la «cocina» y la atribuyen a una estrategia del Partido Popular y, por otro, la gestionan en positivo e interpretan la necesidad de cerrar filas en torno a Pedro Sánchez, pues consideran que el «ruido interno» surgido durante el trabajo de campo del Centro de Investigaciones Sociológicas ha marcado los malos resultados registrados en la encuesta.
Si la necesidad de escenificar unidad respecto al secretario general ha sido uno de los dogmas de las últimas semanas para el PSOE, tras la publicación del CIS de ayer se ha convertido en una prioridad. El partido cede la segunda plaza en estimación de voto y pierde 1,7 puntos en sólo tres meses, un retroceso que estaría motivado por las cuitas internas que han copado el seno del partido ante la pugna encubierta de poder con Andalucía. La tregua Ferraz-San Telmo que se fraguó con el adelanto electoral andaluz cobra ahora un nuevo sentido: Susana Díaz será la primera en medir su liderazgo en las urnas y el partido debe ser una piña. «En estos momentos todos vamos a cerrar filas con Susana y con Pedro en las municipales y autonómicas», comentan fuentes del PSOE. En el partido reconocen que el factor Andalucía será clave, ya que si ganan volverán a ocupar un lugar de relevancia y si pierden están abocados prácticamente a la desaparición. «La apuesta por Díaz es un tsunami tanto para lo bueno como para lo malo», señalan estas mismas fuentes.
Los barones territoriales, a los que también apremia la cuenta atrás electoral, se suman a este cierre de filas interesado. El alcalde de Toledo y candidato socialista en Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, considera «temerario» disputar el liderazgo a Sánchez, al que considera en un «alto grado de posibilidades» candidato único a las primarias socialistas de julio a La Moncloa. Otro líder regional también se apunta a la autocrítica y e insta a sus compañeros a «corregir este tipo de actitudes». «Espero que hayamos aprendido la lección», criticó.
Pero, mientras unos llaman a la unidad y a cesar en las zancadillas, otros continúan minando el camino del PSOE. Un antiguo dirigente socialista sigue manteniendo en encuentros privados que la cohesión que escenifica el partido es una ilusión y que la situación actual es incluso peor que la que ha trascendido hasta ahora. Este tipo de insinuaciones, sin embargo, no tienen su reflejo en el partido. «Hay algunos que no hacen nada con las manos pero sí con la lengua», criticaba un diputado manchego en alusión a los tejemanejes urdidos por José Bono. «Los saltimbanquis y cantamañanas mejor que se queden callados porque no ayudan en nada», opina otro barón regional, enfadado con la situación.
Por su parte, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, restó importancia a los resultados arrojados por el CIS señalando que el partido no puede estar pendiente de los barómetros. «El PSOE no puede estar preocupado de las encuestas, se tiene que preocupar de los problemas de la gente. Como se entretenga en encuestas, no está en lo que tiene que estar, que es en dar soluciones a los ciudadanos», señaló.
Además de por la crisis interna, el partido achaca su hundimiento en el CIS a una estrategia del PP para «ningunear» a los socialistas porque son la única alternativa de gobierno. «La cocina huele muy mal», señaló el portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando. Los socialistas le otorgan una «relevancia media» a la encuesta y mantienen la certeza de que Podemos no les superará en los comicios de mayo. Fuentes del partido consideran que el partido de Pablo Iglesias es una «burbuja», que no hay que perder de vista y que «igual que se hincha se puede pinchar en cualquier momento». Ahora toca perseverar y seguir pedaleando, sin alterar la cadencia por muy inclinada que se presente la pendiente.
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