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El PSOE se debate entre la lealtad al pacto de 1978 y su alma republicana

Ferraz frenará cualquier cuestionamiento interno de la Corona en la Conferencia Política. Su agenda reformista incluye una Ley que desarrolle la figura del heredero y el artículo 57.5 de la constitución

El PSOE se debate entre la lealtad al pacto de 1978 y su alma republicana
El PSOE se debate entre la lealtad al pacto de 1978 y su alma republicanalarazon

Hay debate, sí, también en el PSOE. La Monarquía no atraviesa por su mejor momento y los socialistas lo saben. Sin embargo, la versión oficial es que el deterioro de la Corona no es sólo consecuencia de errores propios, sino también de la profunda crisis institucional en la que ha derivado la económica.

Hay debate, sí, también en el PSOE. La Monarquía no atraviesa por su mejor momento y los socialistas lo saben. Sin embargo, la versión oficial es que el deterioro de la Corona no es sólo consecuencia de errores propios, sino también de la profunda crisis institucional en la que ha derivado la económica, y que afecta, sin excepción, a todas las instituciones del Estado. Se reconoce que España adolece de un colapso institucional sobrevenido a partir de la recesión y que estamos ante el punto de no retorno y que será más fácil salir de la crisis que recomponer la avería sistémica sin un profundo tratamiento reformista que recomponga el papel de los partidos, el modelo de las autonomías, la honestidad de las instituciones y hasta la credibilidad perdida de la Corona. Pero entre la lealtad al pacto de 1978 y su alma de partido republicano, los socialistas lo tienen claro, se quedan con lo primero porque por encima de todo hay que evitar, defienden, que se caigan los cimientos del marco de convivencia.

Y en eso está la dirección federal del PSOE, imbuida en proceso de revisión de la arquitectura político-jurídica-institucional de nuestro modelo, un trabajo que coordina desde hace meses el veterano Ramón Jáuregui con aportaciones de más de 600 expertos y cuyas conclusiones serán presentadas «en sociedad» el próximo mayo.

Todo mientras un día el PSC pide la abdicación del Rey; al siguiente, las Juventudes Socialistas reclaman la apertura de un proceso constituyente del que surja una República «laica y federal» y al otro, Carmen Chacón dice que la «o la Monarquía se somete a la Ley de Transparencia o no será»... Alfredo Pérez Rubalcaba se ha visto obligado a entrar en un asunto que nunca imaginó estaría en las primeras líneas de la agenda política. Y es que la crisis y el cuestionamiento permanente de nuestra democracia ha abierto todas las espitas, y lo que ayer era sagrado, intocable y se protegía como garante único de la estabilidad democrática, hoy está en el punto de mira como nunca antes. El secretario general del PSOE no ignora el debate interno, pero dice que lo lleva «con galanura» y que si en la gran Conferencia Política que prepara para octubre, los «cachorros» del PSOE presentan una enmienda en contra de la Monarquía, él mismo defenderá otra que renueve el compromiso con la Corona. «Soy republicano por convicciones personales, pero también partidario de mantener el pacto constitucional en lo referente a la Monarquía parlamentaria como forma de Jefatura del Estado», ha declarado sin ambages esta misma semana.

Como él piensan todos los tótem del socialismo contemporáneo, esto es que vivimos en lo que algunos llaman «un momento frikilandia en el que el país tiene la tentación de limpiarlo todo y que si no andamos con cuidado, podemos llegar a ahogar al niño». La traducción en términos institucionales es que existe la convicción de que la Monarquía parlamentaria sigue siendo hoy el mejor modelo para España. Y Ramón Jaúregui lo desarrolla para este diario con una triple línea argumental. La primera, que en el pacto del 78 está la esencia de la reconciliación nacional y que la Corona sigue siendo válida para la vertebración del país. La segunda es que plantear hoy un sistema republicano requiere de un cambio estructural de toda nuestra arquitectura que alteraría todo el sistema y del reparto de poderes, y que no está la política ni los políticos para obtener equilibrios o acuerdos sobre esta materia. Dicho de otro modo: que la Corona ejerce hoy funciones de arbitraje, moderación y representación exterior que hoy sería impensable que pudiera ejercer ningún líder como presidente de una República. El diputado vasco añade un tercer argumento: «Si alteramos la piedra de bóveda, las paredes se nos vienen abajo. Habría que cambiarlo todo, el sistema electoral, el modelo territorial». Y después de todo ello, se pregunta «¿quién dice que es posible un pacto con la derecha para consensuar un nuevo marco de convivencia?». Ciertamente ni el pacto ni está ni se le espera.

Dicho todo ello, el PSOE sí cree que la Corona debe someterse a la Ley de Transparencia e incluso hacer público el patrimonio del Rey y su familia sin más límites que los de la seguridad nacional y las personas. Y en este sentido está a la espera de que el Gobierno, que es quien ha hablado del asunto ya con la Zarzuela, les presente un texto, que tendrá seguro un capítulo específico sobre la Corona. Y más allá de esto, la agenda reformista que preparan los socialistas para octubre incluye también una ley que desarrolle y regule la figura del heredero para casos en los que como en este momento ejerce de jefe de Estado en funciones. Esto ,además de una reforma constitucional que elimine la prevalencia del varón sobre la mujer en la sucesión y el desarrollo por ley orgánica del artículo 57.5 de la Constitución sobre abdicaciones y renuncias.

Que pierdan toda esperanza, pues, los que de forma minoritaria en el PSOE piden la abdicación, cuestionan la Monarquía o claman por la República porque como recuerda Jáuregui, pese a que «el magisterio de la Corona debe cumplir escrupulosamente con el juego democrático –algo que por cierto este Rey ha hecho siempre sin interferencias ni objeciones a ningún Ejecutivo ni tampoco al Parlamento–», la institución no está en cuestión para el socialismo español. Al menos mientras esté Rubalcaba, pero eso nadie sabe hoy hasta cuándo será.