El Rey abdica
El Rey se recupera como Nadal
«¡Hasta el martes, Su Majestad!». Así se despedía Fernando Serrano, jefe de Rehabilitación del Hospital Sur de Alcorcón, del Rey Don Juan Carlos el pasado viernes. Había concluido su tercera sesión de mantenimiento de la semana. Ya se había pasado por Zarzuela dos días antes: el martes y el miércoles. Son días fijos que ha concertado con el Monarca y con las personas que coordinan su agenda. Eso sí, «si le toca viajar o acudir a algún acto oficial, cambiamos la sesión», afirma desde su consulta a LA RAZÓN. Al igual que al resto de españoles, la noticia le ha pillado por sorpresa: «Esta mañana le he enviado un mensaje cariñoso y, en principio, tengo reservado todo el mes para él». Dos horas, tres días por semana.
Serrano pisó por primera vez el Palacio de la Zarzuela el pasado mes de marzo, cuando Manuel de la Torre, el cirujano que le operó de una hernia discal en el Hospital La Milagrosa de Madrid, llamó a su amigo Fernando para que se hiciera cargo de la rehabilitación de Su Majestad. Desde entonces, ha acompañado a Don Juan Carlos en sus dos siguientes intervenciones, las dos de cadera, en septiembre y en noviembre. «Tras la última, la del doctor Cabanela, hemos tenido que ir con mucha paciencia. Tenía que invitar a su cuerpo a que me diera pistas. Le estuve observando hasta fijar un plan concreto». Existe un dato importante que tanto los medios de comunicación como los ciudadanos hemos pasado por alto: «En sólo tres meses hemos tenido que levantarle dos veces de la cama de hospital, pasarle a la de su habitación en Zarzuela, más tarde a las estancias anexas, para luego llevarle al gimnasio y, por último, a la piscina. Y todo sin grandes problemas», subraya el rehabilitador. De apenas moverse, ha pasado a estar con dos muletas, luego con una y finalmente, a «tener que manejarse con un bastón. Su apoyo para toda la vida». Es capaz de hacer muchas cosas sin este apoyo, sobre todo durante sus sesiones de mantenimiento, pero lo necesita para su día a día.
El doctor tiene claro que «no abdica por su estado de salud», ya que «si la cara es el espejo del alma, el Rey está mucho mejor que hace quince meses». Incluso algunos allegados resaltan que le encuentran con mejor aspecto y en mejores condiciones físicas que hace tres años. «Sólo hay que ver la sonrisa que tenía en el estadio Da Luz de Lisboa, cómo abrazaba a Sergio Ramos o a Casillas» y todo ello teniendo en cuenta la semana de ajetreo que llevaba. El domingo anterior regresaba de un viaje de Arabia Saudí, el martes se pasó por un acto en Vitoria, el miércoles acudió a Barcelona. Su semana la remató con la final de la Copa de Europa. ¿Cómo es capaz de llevar este ritmo a sus 76 años?
La clave está en los ejercicios de mantenimiento que realiza guiado por el doctor Serrano porque «ya no toma ningún tipo de medicamento, no tiene dolores y desde el punto de vista físico y psicológico está mejor que nunca. Está completamente rehabilitado». Como nos explica el fisio, lo que en realidad está haciendo con Su Majestad es «un entrenamiento propio de deportistas veteranos» porque no puede mantenerse el mismo nivel de un chico de 20 años, ni su misma fuerza y resistencia. «Las sesiones que realizamos se asemejan mucho a las que puede hacer Rafael Nadal». El plan que le planteó tras pasar los primeros meses de recuperación se centra en fusionar «varias técnicas ortodoxas de rehabilitación (masoterapia, ultrasonidos, electroterapia y cinesiterapia) combinadas con teorías de entrenamiento. Es la misma filosofía que llevan deportistas de élite como Casillas o Xavi Hernández, con la única connotación de que se ajusta a personas de más edad».
La autonomía que ha logrado el Monarca en sólo unos meses se debe a la insistencia no sólo del que guía sus movimientos, sino del propio Don Juan Carlos, que, a lo largo de su vida, ha tenido que superar 15 operaciones –las últimas nueve las ha concatenado a lo largo de los pasados cinco años–. Serrano sabe que debe prestar más atención a las cuestiones técnicas que a los ejercicios de fuerza y resistencia porque «si no, peta», insiste el rehabilitador. Una sesión con Su Majestad incluiría ejercicios de marcha con y sin bastón y los combinaría con otro tipo de movimientos porque «hay que tener en cuenta que se le luxó dos veces la cadera». De ahí que uno de los ejercicios más importantes es el que hace con conos pequeños repartidos a lo largo del gimnasio de La Zarzuela: «Se los coloco de tal forma que pueda hace slalom, como si esquiara, y así ayudamos a que estire y flexione las piernas». No juega al fútbol o al baloncesto pero sí que practica ejercicios relacionados con estos deportes. «Da botes y me lo lanza para que tenga que impulsarse y dar pequeños pasos. Con la pelota de fútbol también se ejercita». Le obliga a chutarlo y a enviarlo hacia una portería improvisada que también dibuja con conos. «Buscamos que cada vez esté más suelto y a gusto con el esquema de marcha que debe llevar».
La forma de ser del Monarca, su constante actividad y sus ganas de hacer muchas cosas han chocado en alguna ocasión con la tabla de mantenimiento que el doctor Serrano le ha impuesto. «¿Le ha tenido que parar los pies en alguna ocasión?», le preguntamos. No duda en la respuesta: «Cada día, y lo peor de todo es que después de la sesión salgo del Palacio pensando que ése será mi último día», bromea. Le ha tenido que enseñar al Jefe del Estado cómo controlar sus impulsos porque «es un hombre cuya naturaleza le impulsa a seguir adelante, a tirar del carro de su familia y de todos los que le rodean. Puede querer y no deber». Pero su mejoría se ha basado en una técnica gradual: «A lo mejor hoy sólo puedes hacer una cosa, pero si sigues preparándote, de aquí a seis meses puedes hacer el doble y dentro de un año, cuatro veces más». A Serrano le ha costado introducir esta filosofía en Zarzuela: «En ocasiones me ha puesto en un brete porque le tenía que parar y decirle que no, aunque sabía que podía tirarme la muleta en cualquier momento».
Aunque Don Juan Carlos deje sus labores como cabeza del Estado español, lo que seguramente no abandonará serán sus ejercicios: «El paso de los años nos obligan a cierto vasallaje con nuestro cuerpo, a dedicar energía para cuidarnos». Esto es lo que tendrá que seguir sSu Majestad porque «ha descubierto que gracias a este programa está recuperando sensaciones que no tenía desde hace años». Por eso es normal que él quiera seguir con este programa: «Está mejor de salud que antes de las cinco operaciones de cadera y él se ha dado cuenta de ello». Este resultado no es baladí porque, como dice Hipócrates: «Todas aquellas partes del cuerpo que tienen una función, si se usan con moderación y se ejercitan en el trabajo para el que están hechas, se conservan sanas, bien desarrolladas y envejecen lentamente, pero si no se usan y se dejan holgazanear, se convierten en enfermizas, defectuosas en su crecimiento y envejecen antes de hora». Hoy, maestro (Serrano) y dicípulo (Don Juan Carlos) se vuelven a reunir.
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