Investidura

ERC desempolva las exigencias de la Mesa de Diálogo de 2012

Busca apuntarse un tanto en la negociación con la exigencia de transferencias pendientes

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà, ayer
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà, ayerToni AlbirAgencia EFE

Los partidos independentistas están metidos de lleno en la negociación del tema estrella: la amnistía. La exposición de motivos se está convirtiendo en el nudo Gordiano de la negociación y las diferencias entre ERC y Junts no son de matiz. Y menos con la contraparte, Sumar y PSOE. Junts tiene su propio calvario con la presión de los sectores más radicales del Consell de la República que han forzado una votación para impedir cualquier pacto con el Estado y han lanzado un ataque directo contra Toni Comín, número dos de Puigdemont, sobre cuestiones económicas que poco, más bien nada, tienen que ver con la independencia pero si con los deseos de la mano derecha del líder de situarse en la pole position si Puigdemont no se presenta a las elecciones catalanas. «Comín quiere ser el candidato, porque Puigdemont no quiere liderar la lista de Junts a la Generalitat porque es el presidente de la independencia. Presentarse sería tanto como limitarse a ser el presidente de una autonomía», argumentan desde su entorno.

En el fragor de esta batalla nadie se acuerda de la letra pequeña, de las cosas del comer. Aquellas que quedaron empantanadas en la Mesa de Diálogo y en la denostada Comisión Bilateral allá por 2012. Tampoco parece que nadie se acuerde de lo que se consideran incumplimientos del Estado, por parte del Govern, que impiden desarrollar con normalidad los presupuestos de la Generalitat. Incumplimientos en traspasos y en partidas comprometidas por el respaldo de ERC a los Presupuestos Generales del Estado. Junts no se siente aludido por esta negociación fallida. ERC sí porque el Govern es su gobierno y necesita conseguir triunfos en la negociación. «No vamos bien en la carpeta de las cosas del día a día, y esta es una carpeta importante para nosotros», apuntan fuentes republicanas que al punto señalan «de todas formas vamos a ser discretos».

Los temas pendientes no tienen gran relumbrón más allá del traspaso de Rodalies y el debate sobre financiación, pero para el Govern es un tema mollar. Su mensaje se repite desde la paralización de las conversaciones en 2022 «cualquier avance en poder gestionar más ámbitos y mejorar los recursos de la Generalitat para los catalanes es siempre un objetivo de este Govern».

Sobre la mesa la gestión del Ingreso Mínimo Vital, las becas

–traspaso paralizado en el último momento desde 1998 bajo mandato de Aznar– o el traspaso de algunas carreteras como la B-23 o la B-30, arterias vitales de la circunvalación de Barcelona, sin olvidar otras reivindicaciones como el traspaso del Centro Meteorológico del Turó de l’Home en el Montseny o el canal Xerta-Sènia de riego en la zona del Ebro, la participación de la Generalitat en Tourespaña o la concreción de diferentes transferencias e infraestructuras como nuevos accesos en la AP-2. No son reivindicaciones nuevas, ni mucho menos, pero quedaron en el cajón tras el parón de la Mesa de Diálogo que paralizó el epicentro donde se discuten estas cuestiones «técnicas»: la Comisión Bilateral, siempre denostada por el independentismo que la considera un lugar de negociación menor. Ahora, sin embargo, la desempolva ERC porque necesita conseguir sus propios triunfos en la investidura de Pedro Sánchez.

El martes la Generalitat afinó el tiro antes de la reunión de seguimiento del cumplimiento de los presupuestos con el PSC. Lo que no se ha hecho es «por culpa de España», según el Govern para justificar su inanición sobre la ronda del Vallès o la ampliación del aeropuerto que ha dejado en tierra de nadie una inversión de 1.700 millones de euros. Según el Palau de la Generalitat de las 281 medidas pactadas con los de Salvador Illa 224 están en marcha, 44 finalizadas y 13 pendientes de arrancar. ERC lo tiene claro: lo incumplido es achacable al Gobierno, que debe «mover ficha» con nueva financiación para el Corredor Mediterráneo o los accesos al puerto de Tarragona. La reunión, según los socialistas, no fue bien. «Este no es el camino», apuntaron en un comunicado.

La lista es larga e interminable y ERC la ha desempolvado para marcar sus cartas ante el desinterés de Junts per Catalunya que al margen de declaraciones altisonantes se ha desatendido de la letra pequeña, importante para un Govern aislado en el Parlament y que depende de socialistas y comunes para mantenerse.