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Errejón reaparece y pide limitar las «atribuciones» de Iglesias

Afea el cese de su mano derecha y reconoce «tensiones organizativas» en Podemos

El número dos de Podemos Íñigo Errejón a su llegada a la Junta de Potavoces en el Congreso
El número dos de Podemos Íñigo Errejón a su llegada a la Junta de Potavoces en el Congresolarazon

Íñigo Errejón rompió ayer el silencio en el que se ha mantenido sumido durante trece días tras el cese fulminante de su mano derecha, Sergio Pascual, por parte del líder de Podemos, Pablo Iglesias. El portavoz de la formación en el Congreso compareció en la rueda de prensa posterior a la Junta con una expectación inusitada, que le llevó a posar para todos los flancos de fotógrafos durante más tiempo del que acostumbra y a bromear con nerviosismo por la excesiva exposición mediática. No tardó ni diez minutos en ventilar los temas que se habían tratado en la Cámara Baja, cuando los periodistas comenzaron a formular las preguntas que llevaban dos semanas esperando hacer. Errejón no esquivó el envite y reconoció sin reparos que no comulga con las últimas maniobras de Iglesias. «Es obvio que no comparto todas las decisiones de mi secretario general», dijo en alusión a la destitución del ex secretario del Organización de Podemos, a quien el líder de la formación responsabilizó de los errores de estrategia durante la campaña y las semanas posteriores a las elecciones. De este modo, Errejón reconoció que tras conocer la decisión «un poco antes» de hacerse pública, y tras trasladarle su desacuerdo a Iglesias, decidió tomarse un tiempo de «reposo y silencio» para poder «reflexionar» y «elevar miras», y llegar así a la conclusión de que la «lealtad al proyecto político» estaba por encima de todo eso. A pesar de reiterar en varias ocasiones su desacuerdo con la destitución, Errejón reconoció que la misma se encuadra dentro de las «atribuciones» del secretario general y, por ello, la respeta. «Hay algo que está por encima, que es la lealtad de un proyecto. En ese sentido estamos juntos», reafirmó.

No obstante, Errejón no quiso regodearse en la crispación, y en un llamamiento a la unidad interna reiteró su compromiso de «seguir trabajando juntos en lo fundamental». Sin embargo, la crisis abierta por la destitución de Pascual ha sacado a relucir otros puntos de fricción entre las dos almas y cabezas visibles de la formación en relación al desarrollo que debe experimentar el proyecto de Podemos, desde su creación con un fin puramente electoral hasta su consolidación como partido. En este sentido Errejón reconoció que existen «tensiones organizativas» sobre cómo afrontar el futuro.

A su juicio, «ningún modelo organizativo sirve para todo» y, por ello, es preciso abordar –«cuando se solucione la cuestión de la investidura»– un debate que tenga como objetivo transformar la «máquina de guerra electoral» que hasta ahora ha sido Podemos en un «movimiento popular más sosegado» y arraigado a los diferentes territorios, más propio del «ciclo político más pausado» que llegará cuando finalice la sucesión incesante de citas electorales. «Hemos cumplido una buena parte de nuestras tareas pero ahora la organización se tendrá que adaptar al nuevo ciclo que se abre», reseñó, al tiempo que explicaba la que, a su juicio, es la receta para promover la transformación organizativa: un modelo «federal y descentralizado». Una tesis que comparte con el defenestrado Sergio Pascual.

El foro propicio para introducir este debate es el Consejo Ciudadano Estatal que celebrará Podemos este sábado y que, tal como confirmó Errejón, tratará el nuevo modelo organizativo que debe implantarse en la formación. El máximo órgano de dirección entre Asambleas también deberá confirmar el nombramiento del líder de Aragón, Pablo Echenique, como nuevo secretario de Organización.