Estado Islámico
España, otra vez en el punto de mira del Daesh como objetivo para atentar
La actual estrategia de la banda pasa por golpear con la mayor fuerza a Occidente
¡La nueva estrategia que sigue el Daesh –el Estado Islámico por las iniciales de su nombre en árabe (Dawlat al-Islamiya fi al-Iraq wal-Sham)–, que lidera Abu Bakr Al-Baghdadi, afecta de lleno a España, dentro del plan global de expandir su «califato» por distintos territorios de la tierra, entre ellos Al Andalus.
Lo que se han planteado este individuo y sus secuaces es, ante la imposibilidad inmediata de nuevas conquistas territoriales en plan «guerra relámpago», como las que realizaron en Siria e Irak, atraer, por un lado, a otras organizaciones yihadistas hacia el «gran califato» y, por lo que respecta a los países occidentales, infiltrar a militantes que, con el tiempo, puedan cometer grandes atentados. Para ello, cuenta con dinero, con armas y, lo que es de gran importancia en un mundo globalizado, con un «temible aparato de propaganda» que cada día demuestra su peligrosa efectividad.
Todas las acciones que las Fuerzas de Seguridad puedan lanzar contra el Daesh son pocas ante la creciente amenaza que representa esta organización terrorista que en su ideario ha dejado muy claros sus objetivos: «Creación, consolidación y expansión de un Califato Islámico de vocación universal regido por la Sharía como ley fundamental, la reconquista de todas las tierras que alguna vez fueron musulmanas (entre ellas España) y la implantación del Islam como única religión a nivel mundial».
No hay que olvidar que los militantes del Daesh se rigen por la ideologia Takfir, doctrina de los islamistas más radicales basada en la anatemización (excomunión) de todo régimen o individuo (musulmán o no) que no respete la soberanía absoluta de la sharia. Se le tacha de infiel y la lucha contra él se considera lícita.
Bagdadi y su mano derecha, Abu Muhammad Al- Adnani As Shami, junto con los cabecillas que componen los órganos de dirección, saben que las conquistas territoriales que protagonizaron en Siria e Irak son difícilmente repetibles.
El plan alternativo pasa por convencer a otros grupos de que se unan al «califato» a cambio de ayuda operativa y técnica, como la difusión de la propaganda y la captación de nuevos militantes a través de internet y de las redes sociales.
Bagdadi ordena a sus «especialistas» (los mejores con que cuenta el yihadismo, según reconocen los citados expertos, muy superiores a los de Al Qaeda Central (AQC) pese a que éstos llevan muchos años de ventaja) que se desplacen a los paises en los que operan esas bandas. Les organizan los «aparatos» de propaganda y, si precisan de ayuda operativa, incluidas armas o explosivos, se los dan.
La última «adquisición» para el «califato» ha sido la nigeriana Boko Haram, pero se sabe que enviados del Daesh se encuentran en Libia asesorando a los terroristas que actúan en aquel país, donde cometieron un atentado contra el hotel Corintia de Trípoli y, más recientemente, secuestraron a un grupo de extranjeros, entre ellos varios filipinos. Con anterioridad, ya se habían puesto a las órdenes de Bagdadi las milicias de Ojkba Ibn Nafaa, de Tunez; Juand Al Khilafah, de Argelia; y Ansar Beit Al Maqdis, de Egipto.
Algunos de los integrantes de estos grupos proceden de Al Qaeda para el Magreb Islámico (AQMI), organización en la que varios cabecillas están dispuestos a unirse a Bagdadi.
AQMI cuenta desde hace años con una cierta infraestructura en España, que podría ser utilizada por el Estado Islámico. Aunque no se descarta que el Daesh tenga ya medios propios.
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